DÍA DE LA CONSTITUCIÓN
Cuando Fernando VII fulminó a 'La Pepa' en El Puerto
El borbón puso fin al Trienio Liberal junto a los Cien Mil Hijos de San Luis en una casa palacio en la Calle Larga
Hoy, 6 de diciembre de 2024, cumple 46 años la ratificación de la primera Constitución plenamente democrática de la historia de España. Una Constitución que ha tenido muchos antecesores, muchas luchas han precedido su existencia y varios litros de sangre han sido derramados previos a la tinta que las firma.
El Puerto de Santa María es parte de esa historia tan española que coge forma por primera vez en los primeros años del S. XIX. La Ciudad de los Cien Palacios toma protagonismo en el año 1823, 15 años después de que la agresión napoleónica y la consecuente Guerra de Independencia propiciaran un acto inédito e insólito que permitió la convocatoria en Cádiz de una auténtica asamblea nacional constituyente. Esto sería la semilla de la primera Constitución de nuestra historia, la más gaditana, la primera, la celebérrima La Pepa.
Cuando la Guerra de Independencia se puso peliaguda para los galos, Napoleón puso tierra de por medio y dejó vía libre a Fernando VII para regresar a España y recuperar su trono. El 24 de marzo de 1814 el rey llegó a Gerona para iniciar su viaje de vuelta hacia Madrid, una travesía en la que volvió a la capital aclamado como el victorioso rey legítimo que tanto anhelaba el pueblo español. Pero el cuarto día del mes de mayo, decretó la nulidad de la Constitución y de toda la labor legislativa de Cádiz «como si no hubieran pasado jamás tales actos».
Pero los liberales se negaron en rotundo y no claudicaron. Tanto para los que se quedaron en España como para los que se exiliaron, pensaban que poner fin al absolutismo era la única manera de hacer avanzar a España, y para ello necesitaban de la Constitución de 1812. Por ello, tras poco más de un lustro de absolutismo fernandino, el 1 de enero de 1820 tuvo lugar el Pronunciamiento de Riego en el acuartelamiento de Las Cabezas de San Juan, a lo que siguió la restitución de la Constitución de Cádiz en marzo de ese año y el establecimiento del Trienio Liberal Español. Fernando VII acabó por ceder de mala gana. Debido a que estaba obligado a ser un simple rey constitucional con la recuperación de la ley fundamental de 1812, se sintió prisionero del nuevo orden, y conspiró desde el día uno del régimen liberal para derrocarlo, pidiendo ayuda a sus homólogos europeos.
Dos años después, la situación no vio mejoría alguna por ningún lado, la situación económica del país se había deteriorado aún más y la presión absolutista exterior se estaba empezando a hacer insostenible. La inestabilidad del régimen liberal llegó a un punto de no retorno cuando Fernando VII instigó la sublevación de la Guardia Real en Madrid en Julio de ese año.
Es en ese momento de la historia, en el que las grandes potencias europeas que habían derrotado a Napoleón y decidieron en el Congreso de Verona patrocinar una fuerza militar que ayudara a derrocar el régimen liberal español y restituir en el absolutismo a Fernando VII. Ahí nacen Los Cien Mil Hijos de San Luis. Liderados por Luis Antonio de Borbón y Saboya, Duque de Angulema, nieto de Luis XVI y sobrino de Luis XVIII; cruzaron la frontera por el Bidasoa, y avanzaron con rapidez hacia Madrid.
Aquí El Puerto de Santa María toma protagonismo, y es que, tras la rendición del conjunto absolutista, el 1 de octubre de 1823, Fernando VII desembarca en la ciudad (escena representada en el famoso cuadro de José Aparicio). Es en ese momento en el que se reúne con el Duque de Angulema en el 74 de la calle Larga. Tras un almuerzo distendido en aquella gran casa-palacio, el rey proclamó el decreto de derogación de la Constitución y declaró nulo el Trienio.
Según los Archivos del Palacio Real, más concretamente en los Papeles Secretos de Fernando VII, podemos leer la crónica que se escribió del momento: «Llegó el día deseado, y por el que suspiraban los buenos, y los malos temblaron [...] Llegó al Puerto de Santa María, y allí es estrechado entre los brazos de un príncipe extranjero de su misma sangre: que en nombre y por disposición de los Soberanos de Europa había llegado hasta este punto con un poderoso ejército para rescatarlo; las ciudades y lugares comarcanos se despliegan; oye los vivas y aclamaciones y mira las lágrimas que el gozo hace venir a los ojos infinitos del concurso inmenso que le acompaña; lágrimas y sollozos que el alma compasiva y misericordiosa del Soberano parece que le querían decir: «Señor; perdona esos vuestros enemigos que no saben lo que han hecho»». Además, podemos hallar su opinión acerca de El Puerto de Santa María: «Esta ciudad en su todo hace honor a España y lo haría a cualquier reino».
La casa palacio
La casa en la que se firmó ya es parte del pasado, la Casa de Gutiérrez Martel a día de hoy no existe, tan solo queda en la ciudad gran parte de su fachada, presidida por los restos de un neón que salió ardiendo. Situada junto a la Delegación de Hacienda, ha sido reconvertida en edificio comercial. Con pocos negocios tan solo es una estela fantasmagórica de la gran esplendor que debió tener en la época del gran comercio con América y que a día de hoy parece estar maldita desde que se puso fin al Trienio Liberal.
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