Sucesos

La exhumación de los los marineros del pesquero de El Puerto 'Domenech de Varo' será este jueves

El barco se hundió frente a las costas de Canarias hace 51 años; sólo dos tripulantes sobrevivieron, tres cadáveres fueron identificados pero otros cinco se enterraron sin lápida. Otros dos nunca aparecieron

Sus familias supieron solo hace algo más de un año que sus seres queridos podrían estar enterrados en Arrecife y desde entonces luchan por poder recuperarlos

Los nichos sin nombre del 'Domenech de Varo', el barco gaditano que naufragó en Canarias 

José Manuel Pose, hijo de Julio Pose, patrón de pesca fallecido en el naufragio del Domenech de Varo, que fue a pique en 1973. Antonio Vázquez
María Almagro

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Hay cinco números que dentro de poco podrán tener nombre. Se trata del 70, 72, 73, 75 y 76. Los números que ahora mismo son lo único que permanece escrito en unos nichos del cementerio de Arrecife (Las Palmas). En estas tumbas se supone que están los cuerpos de cinco marineros gaditanos que en 1973 naufragaron frente a las costas de Canarias. En aquella tragedia solo dos tripulantes sobrevivieron, los cuerpos de otros tres llegaron días posteriores a la orilla, dos nunca aparecieron y cinco cadáveres fueron recuperados y enterrados aunque sin identificar. Nunca se supo dónde estaban, no se les llegó a informar, hasta que hace un año un trabajo de investigación sobre aquel suceso alertó a sus familiares de que sus padres, hermanos, abuelos o tíos podrían estar enterrados allí, a tantos kilómetros de casa. Sin saberlo.

Desde entonces y bajo una asociación de familiares de las víctimas del 'Domenech de Varo' -como así se llamaba este arrastrero- han estado luchando para poder recuperar de algún modo a sus familiares. Aunque sea medio siglo después. Una forma de cerrar un duelo que nunca pudieron tener. Son siete familias las que están pendientes de este último paso. Cinco podrán encontrar en alguno de estos nichos los restos de su ser querido, mientras que otras dos sabrán ya definitivamente que se los llevó el mar.

Pero para llegar hasta este momento tuvieron que reescribir esa historia. Un negro relato que comenzó con esta última singladura en la que embarcaron estos doce marineros gaditanos, originarios de Cádiz capital, Barbate, El Puerto y Sanlúcar. Cuando se dirigían hacia el caladero, aquel 6 de febrero de 1973 en la costa del arrecife canario de Mala un fallo de motor y un temporal de viento les llevó a pique. Encallaban en la costa de Mala en torno a la una de la madrugada.

El patrón Vicente Pérez (uno de los supervivientes) pudo arrojar la lancha salvavidas pero lo alcanzó una ola que lo tiró junto a la balsa y limpió por completo la cubierta arrojando a su paso a los pescadores. No pudo llegar hasta ellos. Sobrevivió junto a José Manga, uno de los peones que pudo llegar a la costa a nado.

A partir del día siguiente se encontraron algunos de los cadáveres, otros fueron arrastrados hasta la orilla. Y poco más. Al tiempo, acabó la historia. El tiempo se paró y nadie avisó de nada.

Nichos sin lápida en el cementerio canario. LA VOZ

Sin embargo sus familiares nunca les olvidaron y por ello han luchado en los tribunales para poder desenterrarlos y de que alguna manera poder despedirlos y regresarlos junto a ellos. Y así, este jueves se producirá el momento más esperado. Tras muchísimas y complicadas gestiones y ya con autorización judicial se hará la exhumación de estos nichos sin nombre. Hasta allí ha viajado José Manuel Pose, hijo de uno de los marineros, y quien ha 'capitaneado' esta búsqueda en la memoria.

Así bajo la coordinación de un fiscal y un forense judicial además de la intervención de un laboratorio genético, se extraerán algunos restos para contrastarlos con las pruebas de ADN realizadas a los familiares y ver a quién corresponden. En dicho proceso colabora la Diputación Provincial que ha aportado 15.000 euros de ayuda. Además de otras instituciones. Se espera que en unas cinco o seis semanas puedan tener los resultados.

«Es doloroso pero estamos esperanzados de encontrarlos. Yo no sé si estará o no mi padre pero para mí poder conseguir que cinco familias ya encuentren a los suyos es la mejor recompensa», cuenta José Manuel Pose, recién aterrizado en Canarias y a unas horas ya del momento. «Lo importante es darles por fin la memoria que merecen y a nosotros dejarnos tener nuestro duelo».

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