El Puerto

La ermita de Santa Clara, la última en pie del siglo XVI en El Puerto

El pequeño templo, parte del patrimonio portuense, perteneció a la Orden de las Clarisas desde el siglo XVI al XIX

Ermita de Santa Clara J.Z

Juan Zaldívar

El Puerto

El olvido que ha recibido el patrimonio portuense a lo largo de su historia ha provocado que muchos vecinos paseen por la ciudad sin preocuparse o percatarse de lo que ocurre a su alrededor. Muchos de ellos han pasado alrededor de edificios sin saber que albergan una gran historia en su interior, muchos han pisado pavimentos sin saber que bajo ellos hay una pequeña necrópolis.

Ese es el caso de la Ermita de Santa Clara, en la Plaza de la Esperanza de El Puerto de Santa María. Según el historiador Hipólito Sancho, en el Siglo XVI, cuando fue construida, existían aproximadamente unas 15 ermitas en la ciudad y ésta ya estaba documentada en 1574.

El edificio se encuentra al final de una de las calles más antiguas del entramado urbano portuense, la por entonces Calle Santa Clara que hoy recibe el nombre de Carmen Pérez Pascual. La fundación de esta ermita dedicada a Santa Clara de Asís pudo estar en manos de los franciscanos a partir del establecimiento de esta orden monástica en El Puerto, en 1517 y en 1730 se instaló en el Monasterio de San Miguel. Fue un centro de devoción muy popular en la ciudad hasta su definitivo abandono a consecuencia de la exclaustración y desamortizaciones que fue sufriendo el templo a lo largo del siglo XIX.

Se trataba en origen de un sencillo y pequeño templo de arquitectura mudéjar conplanta rectangular, pero la imagen actual no se corresponde con la de su fundación, sino fruto de restauraciones que fueron apareciendo en los siglos posteriores. Muy probablemente una de esas restauraciones vino con el terremoto de 1636 que afectó de manera considerable a la Iglesia Mayor Prioral.

La ermita es un edificio de pequeñas dimensiones, único representante del Bajo Renacimiento portuense, con planta de cruz latina y un pequeño cuerpo adosado con una capilla con funciones de sacristía. Destaca su portada almohadillada y la pequeña cúpula con linterna sobre el crucero, así como un hoy desaparecido artesonado mudéjar. En el cuerpo anexo cubierto con bóvedas de aristas, se conserva la decoración de pinturas al fresco de tema religioso correspondientes muy probablemente al siglo XVIII. En el interior de la ermita, en el brazo oeste, aún se conservan sobre una bóveda de aristas cuatro escenas de pinturas al fresco de temática religiosa que representan a San José, San Joaquín con el niño, la paloma símbolo del Espíritu Santo y el Padre Eterno.

La necrópolis

La ermita de Santa Clara contó desde su fundación con una necrópolis asociada que era utilizada por personas que frecuentaban el principal camino de entrada y salida de la ciudad por el norte.

Todos los enterramientos en la necrópolis interior como en la portada del templo, pertenecen a niños, algo bastante esperable ya que en el cristianismo son considerados como almas puras y tienen el privilegio de poder enterrarse cerca de la santidad.

La necrópolis exterior fue descubierta en el verano de 2011 en el transcurso de unas obras en los alrededores de la ermita de Santa Clara. Esta ocupa desde la Calle Cruces extendiéndose hacia la Avenida de Sanlúcar de Barrameda. Este extenso cementerio histórico ha permitido identificar los diferentes sistemas y rituales de enterramiento, desde sus inicios hasta su clausura en 1806, momento en el que se funda el cementerio nuevo de la Santa Cruz.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación