El Puerto

El efecto 'Puro Latino' en El Puerto

La presencia del festival provoca un efecto mariposa que llega a hoteles, apartamentos, ocio, hostelería y supermercados

El Puerto pega carpetazo al Puro Latino

Juan Zaldívar

El Puerto

El verano de El Puerto de Santa María toca techo el fin de semana del 26 al 28 de julio. ¿La razón? La celebración del Festival Puro Latino en el Recinto Ferial Las Banderas. Este evento conlleva una afluencia de turismo más que notable para la propia ciudad, y por consiguiente, la provincia. Gente de muchas partes de España e incluso de Portugal se establecen durante tres días en el Sur de Andalucía para disfrutar de lo que les puede ofrecer el festival.

El Puro Latino Fest de El Puerto ha cumplido este año su quinta edición consolidado ya como una de las grandes fechas de la música urbana. Ritmos latinos, principalmente reggaeton, han conformado la tónica de ruidos y músicas de El Puerto. El festival ha ido rompiendo récords de asistencia cada año que pasaba, llegando a superar el pasado verano la cifra de 140.000 personas y este último no se ha quedado atrás.

Desde días previos uno podía escuchar el constante traqueteo de las ruedas de las maletas de los visitantes por las calles, augurando lo que ha sido, un evento que ha traído mucha actividad a la Ciudad de los 100 Palacios.

Esto ha tenido como resultado unos hoteles y la hostelería con una carga de trabajo por encima de la media. «Estas fechas siempre tienen mucha ocupación por el destino que es El Puerto, pero si encima le sumas el festival, ha sido un fin de semana de mucha actividad», afirman desde un hostal. Es una de las semanas más duras del año para el sector servicios portuense.

Si uno de última hora hubiera querido apuntarse a la fiesta (a falta de 24 horas aún quedaban entradas a 70€) se hubiera encontrado en una encrucijada bastante incómoda, económicamente hablando. Habitaciones a cuentagotas en los hoteles, solamente cuatro en toda la ciudad con hueco para admitir huéspedes, y a algunos tan solo les quedaba una habitación libre a 200€ la noche, siendo la opción más económica, y en los hospedajes con peores valoraciones de usuarios. Algunos precios llegaban a casi 400€ la noche una habitación para dos huéspedes. Y aun así, acabaron por hacer sold out una vez comenzó el festival.

Si uno prefiere los alojamientos en apartamentos turísticos, la suerte no va a ir de su lado. Si uno hubiera investigado en una famosa web de alquiler de pisos con función turística, se hubiese encontrado con que quedaban libres apenas 6 pisos con el más barato a 311€ la noche y el más caro a 1.077€ la noche, un reflejo claro de la alta cotización que ha tenido El Puerto con el Festival Puro Latino. El Puerto de Santa María se convierte en un destino muy cotizado a la hora de disfrutar de uno de los principales festivales de música latina. Y los precios, a la vista están, lo saben.

Por otro lado está la hostelería. Los bares y restaurantes de El Puerto conviven también con el efecto mariposa del festival.

La realidad es que el efecto en la hostelería no es tan grande en comparación con el resto del verano. «Algunos comen por aquí, se toman unas cañas, pero la realidad es que la tarde la echan en los conciertos y a la hora de la cena nuestra clientela sigue siendo la misma», comentan desde un local. «El turismo que viene a comer no es el mismo que va de festival, alguno aprovecha y viene y tapea, pero no muchos», cuentan desde otro.

El ocio nocturno no se ve especialmente condicionado por el festival, algunos locales van dirigido a un público con un gusto musical más madurado que no sufren cambio alguno. Otros dirigidos a un público más joven no dejan de tener trabajo igualmente, «hay quien prefiere no ir por los precios del festival y prefieren venir aquí». «Ha sido un fin de semana más tranquilo» cuentan desde otro local. «Se ha notado mínimamente, también es que se ha podido paliar la posible falta trayendo DJs de renombre», cuentan desde otro. El ocio nocturno ha sabido resistir el posible bajón de afluencia de público. El ejemplo está en Puerto Sherry, que tuvieron un sábado muy movido tal y como están acostumbrados.

Los supermercados, sin duda, han sido la mayor exhibición del tirón económico del festival. Los festivaleros acuden a por víveres a los distintos establecimientos. «El alcohol vuela, los licores, las Coca-Colas y las cervezas han desaparecido», comentan desde un supermercado. Las baldas de las bebidas etílicas dan muestra del principal acompañante del ocio del festival. Imágenes de chavales cargando bolsas de hielo como si fueran sacos de hormigón, carritos con 18 botellas de ron y 11 de ginebra o cargando litronas en las cestas como si fueran granadas para la guerra.

A veces uno se pregunta el gasto de plástico que rodea a un festival. Casi 150.000 jóvenes llegando en grupos con sus correspondientes bolsas a plantarse a beber hasta que toque bailar con la mente completamente desinhibida.

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