EL PUERTO
Las clases de baile, la actividad que está ganando adeptos en El Puerto
En la época de oro de los gimnasios, las academias de danza atraen a gran cantidad de personas que piensan que las pesas no son para ellas
España está, probablemente, en el momento menos sedentario de su historia reciente. La actividad física tiene un hueco determinado en el día a día de las personas en mil formas distintas. Según el Instituto Nacional de Estadística, el 27,4% de personas de 16 y más años se declaró sedentaria en su tiempo libre. Este porcentaje es bastante inferior a la media europea, la cual un 36,4% de personas de 16 y más años se declaran sedentarias en su tiempo libre.
La imagen más evidente es la del aumento de los gimnasios, reflejado en el auge del negocio de la salud física. La cultura del bienestar físico, o fitness, ha calado profundo, ya sea en ejercicios de musculación, crossfit, aeróbicos o deportes de equipo, la actividad física está presente en la vida de los españoles. Pero esta actividad no solo se refleja en el mero deporte, y en muchos lugares de Andalucía entre el actor del baile flamenco.
El Puerto está viendo como el baile está sustituyendo la actividad deportiva de muchas personas. «Yo nunca me había interesado por el lado artístico, por así decirlo, pero me he interesado a raíz de bailar por mi salud», cuenta un alumno casual de una academia. Y es que desde baile flamenco, pasando por tangos, salsa, break dance, etc., estamos viendo como el baile está ocupando una posición importante en la actividad física de las personas. Pero es sobretodo el flamenco el que ocupa un puesto protagónico, con un público mayoritariamente femenino, descargan energía a través de bulerías, sevillanas, tanguillos…
Entre el crecimiento y el apogeo del 'zumba', 'bodypump'… se cuelan las clases de flamenco como una actividad con mucho tirón. Diana Andrades, profesora en su academia homónima, asegura que «llegué a perder 12 kilos a base de bailar todo el día». No es casualidad, tampoco, la ubicación de la Escuela de Baile Carmen Bejarano, ubicada en un enclave con clubes de pádel y gimnasios.
«Es verdad que funciona como un gimnasio, pero no es lo mismo», declara Diana. «Aquí realmente viene la gente primero por el gusto del flamenco y después por el moverse, pero si es verdad que el hecho que se muevan hace que se sientan mucho mejor». A continuación tres minutos de incesante taconeo empieza a desglosar las gotas de sudor en la frente de las asistentes a la lección flamenca.
«Yo he intentado el gimnasio y no puedo ni a tiros, pero esto me motiva para venir y me siento bien», cuenta una alumna que asiste a clases; «lo de las máquinas y las pesas no es para mí, además este ambiente es más relajado que el de un gimnasio», comenta otra. Esto se encuentra dentro de la reciente teoría de la existencia de la 'flamencoterapia' en El Puerto, que defiende los beneficios físicos pero sobre todo mentales de la actividad del baile. En la que la mera acción del flamenco toma forma de método terapéutico en el que a través de la fuerza e intensidad de este arte, se trabaja la comunicación, la creatividad y se descargan tensiones corporales.
El arraigo cultural
A diferencia del deporte de pleno sentido, el baile cuenta con una columna vertebral cultural que lo hace una experiencia más vital, e incluso espiritual, para quien lo practica. Permite formar parte a la actividad de la agenda cultural portuense, como las Jornadas celebradas a finales de agosto en el Monasterio de la Victoria, el Festival Flamenco de la peña El Chumi el próximo 19 de octubre o el 'flash mob' flamenco para el Día Mundial del mismo arte (16 de noviembre) organizado por la escuela de Diana Andrades, «nosotros vamos con nuestra coreografía preparada, pero quien quiera unirse que se una», añade.