Azahara Zain: «No quería en ningún momento ser una docente como los que me habían dado clase»

El maestro es la persona encargada de formar a las próximas generaciones. Sin ellos los pequeños de la casa no tendrían conocimientos básicos para continuar creciendo en la vida. Una formación necesaria, puesto que no solo servirá para ellos, también para que la sociedad siga su camino de evolución constante. Ahora bien, hay diferentes formas de aprender: la metodología rudimentaria de antaño que te disponía a coger un libro y memorizarlo de arriba abajo o, más actual, los métodos de aprendizaje prácticos que verdaderamente te ayudan a afrontar los problemas diarios que tienen los niños.

Azahara Zain Alburquerque Muro es una de estas profesoras que lucha por que sus alumnos aprendan de una manera sana. «La educación ha cambiado y va a seguir cambiando exponencialmente. Gran parte de los docentes han empezado a entender que ese monstruo que daba tanto miedo, como son las herramientas y las aplicaciones digitales, es necesario para modernizar y mejorar la enseñanza».

«No soy una maestra que solo use el libro. No quiero decir que sea malo, sino que normalmente mi clase está basada en metodologías activas donde el niño tiene un papel totalmente protagonista. Nos empeñamos en enseñar a los niños de manera individual para que compitan el día de mañana, cuando solo no se trabaja en ningún sitio. Yo baso mi enseñanza en el aprendizaje cooperativo. Yo tenía muy claro que no quería en ningún momento ser una docente como los que me habían dado clase, aunque los guardo en buena estima. Yo me quería divertir, necesitaba más alicientes».

Sus palabras nos deben servir de guía puesto que su método de enseñanza le ha servido para estar nominada a mejor docente de España en los premios Abanca, que organiza la conocida plataforma educativa y que busca distinguir a los profesores que se hayan resaltado por sus buenas prácticas. Azahara esta encantada por su nominación, ya que da los frutos de todo el trabajo y esfuerzo realizado.

El contexto donde se ubica el colegio donde Azahara da clase, el Castillo de Doña Blanca de El Puerto de Santa María, es un poblado donde la mayoría son agricultores o amas de casa. «Esta nominación surge de la familia y de los niños entonces es la parte bonita. Ganes o no ganes la nominación ya es un premio. Que varios padres y madres junto con sus hijos hayan dicho vamos a nominar a la maestra es un gusto», explica.

En su metodología además incluye figuras externas al centro, puesto que «los docentes no tenemos por qué ser especialistas en todo». El centro, al ser una comunidad puede recibir la visita de entidades tanto públicas como privadas, cualquier persona que sea de interés. «El año pasado, por ejemplo, hicimos una chirigota ilegal y traje a gente que trabaja en el mundo del carnaval».

A sus 43 años lleva 17 ejerciendo como maestra, una profesión que le encanta y le llena y que ha ejercido en ciudades como Córdoba, Almería, Jaén o Cádiz. «Cuando estás estudiando no sabes realmente donde vas a terminar. Muchas veces le digo a mis alumnos que queréis ser de mayores y así ellos me cuentan cuál es su motivación para estar en clase. Yo quería ser periodista y, de hecho, aunque sea profesora, casi siempre monto una radio en los colegios donde estoy. Cuando ya conseguí la plaza como maestra hice la licenciatura de Humanidades. Quería saber más, pero además con más gusto porque la segunda carrera es más fácil que la primera».

Ahora solo queda esperar que Azahara, natural de Córdoba y una de las 22 docentes elegidas en toda España para aspirar al premio al que se presentaron unas 2.000 solicitudes, logre estar en la final de la que solo saldrá un vencedor el próximo 24 de febrero en La Coruña.