Dos Hermanas
La fe de todo un pueblo guiado por la Virgen de Valme
La venerada imagen presidió un rosario vespertino por las calles del centro para clausurar la Misión Popular
Dos Hermanas vivió este pasado domingo una nueva tarde para el recuerdo con la salida extraordinaria de la Santísima Virgen de Valme por las calles del centro del municipio nazareno. Un río de fieles y devotos acompañó a la Celestial Protectora en el rosario vespertino con el que se clausuró la Misión Popular , la acción pastoral impulsada por la Archidiócesis de Sevilla para rejuvenecer la fe en Cristo, que se ha llevado a cabo durante esta última semana en la parroquia nazarena de Santa María Magdalena.
Desde primera hora de la tarde, las inmediaciones del templo parroquial se convirtieron en un hervidero de fieles que esperaban la apertura de la iglesia para acompañar a la Santísima Virgen en este rezo especial por las calles de Dos Hermanas. Se ponía así el broche de oro a nueve días de actos litúrgicos , en los que ha habido encuentros con jóvenes, charlas, eucaristías, vigilias, pregones misioneros e, incluso, el traslado del Señor del Gran Poder hasta la parroquia para contribuir a esta tarea evangelizadora.
«María es la estrella de la nueva evangelización , fue la primera discípula y por eso es el icono de nuestra fe», recordó el párroco Manuel Sánchez de Heredia momentos antes de que se iniciara este rosario vespertino. Fue, precisamente, el vicario episcopal para la Nueva Evangelización, Adrián Sanabria, como delegado del arzobispo de Sevilla, y el propio cura párroco quienes propusieron a la hermandad de Valme que la Protectora presidiera este rosario, como colofón a la Misión Popular que se estaba preparando. El asunto, como era de esperar, fue aprobado por aclamación de los hermanos en un cabildo extraordinario celebrado para tal fin durante la pasada Navidad.
A partir de entonces, los fieles y devotos de la venerada imagen han vivido intensamente unas «vísperas» muy especiales , en pleno invierno, que ayer llegaron a su punto álgido cuando la Santísima Virgen salía de la parroquia para encontrarse, de nuevo, con su pueblo, que ya la esperaba en una plaza de la Constitución repleta de público. La imagen iba sobre sus andas de traslado que, para esta ocasión, habían sido ampliadas para que pudieran ser portadas por hasta diez personas. Todo para acercar aún más el valimiento de la Virgen a sus devotos, un pueblo que se muestra siempre fiel a su Celestial Protectora en cada cita y que ayer volvió a ponerlo de manifiesto.
El coro de la hermandad de Valme acompañó con sus cánticos a la Santísima Virgen durante el recorrido por las calles del centro. Se trató de un rosario vespertino de recogimiento, que contrastaba con el júbilo habitual que supone la salida de la imagen en romería. La Santísima Virgen de Valme, que protagoniza cada tercer domingo de octubre una multitudinaria romería hacia el cortijo de Cuarto, lució para esta ocasión el que es uno de sus mantos más característicos y significativos, el de terciopelo granate bordado en oro de castillos, leones y flores de lis , que la hermandad suele elegir para las salidas extraordinarias. Dada la trascendencia de este rosario vespertino, la Celestial Protectora fue llevada en el antiguo sillón de caoba y plata de estilo neorrenacentista que se utilizó por última vez en la peregrinación de 1954 con motivo del Año Mariano.
La de ayer fue, desde luego, una estampa histórica que quedará ya marcada en la retina de los cientos de fieles y devotos que quisieron acompañar a la Protectora por las calles de Dos Hermanas y rezar junto a ella. Se da la circunstancia, además, de que fue también un 26 de febrero de 1984 cuando la Virgen protagonizó también una salida extraordinaria, de las cuantiosas que se han producido a lo largo del último siglo, hasta el Real Santuario de Cuarto con motivo de la clausura, también en ese caso, de una acción pastoral; el Año Santo de la Redención.
Tras la finalización del rosario, el arzobispo de Sevilla , Juan José Asenjo, que se unió a este rezo en el último tramo, oficio la eucaristía de clausura en la parroquia nazarena. La misa concluyó con la entrega por parte del arzobispo de una cruz de la misión a la parroquia con el fin de perpetuar su compromiso misionero, potenciado durante todos estos días.
Renovación del matrimonio
La clausura de esta Misión Popular, que comenzó el pasado 17 de febrero, permitió también a todos los matrimonios que así lo quisieron renovar su compromiso ante la Santísima Virgen de Valme. Lo hicieron en un acto especial, que tuvo lugar en la parroquia de Santa María Magdalena, tras la finalización del rosario. Fue, en concreto, durante el ofertorio de la misa que ofició el arzobispo, cuando numerosas parejas devotas confirmaron su unión matrimonial bajo la protección de la venerada imagen.