Dos Hermanas

El «Pollino» y su clan familiar, al banquillo de los acusados por el triple asesinato de Cerro Blanco

La juez dicta auto de apertura de juicio oral contra siete acusados por ejecutar un plan para secuestrar y acabar con la vida de Sandra Capitán, su pareja y la hija de ésta, de tan sólo seis años

El «Polino» sale esposado de los juzgados tras ser detenido Raúl Doblado

Jesús Díaz

Ricardo G.H., conocido como el «Pollino» , su padre, Ricardo G.G., alias «el Cabo»; su madre, Joaquina H.J. -la única en libertad-; su mujer, Elisa F.M.; David H.P. y su amigo José Antonio M.B.; y Manuela M.O., los siete implicados en el conocido como triple crimen de Dos Hermanas , están más cerca de sentarse en el banquillo de los acusados después de que, con fecha de 23 de octubre, la juez instructora ha dictado auto por el que decreta la apertura de juicio oral , que celebrará con jurado popular en los próximos meses en la Audiencia de Sevilla.

Los familiares de las víctimas denunciaron su desaparición a mediados del mes de septiembre. El 2 de octubre de 2017, hace ahora dos años y pocos días, en el número 168 de la calle Cerro Blanco del barrio del mismo nombre de Dos Hermanas, fueron hallados enterrados en una fosa los cadáveres de Sandra Capitán , de 26 años, su hija Lucía Begines, de seis años , y su pareja, Yilmaz Giraz, conocido como « el Turco », de 54 años.

Según el auto de la juez de Instrucción número 19 de Sevilla , al que ha tenido acceso ABC, el «Pollino», su mujer y sus padres forman parte de un clan familiar que ha sido investigado en numerosas ocasiones por delitos relacionados con el tráfico de drogas.

En septiembre de 2017 el «Pollino», su padre y su esposa «decidieron acabar» con la vida de Yilmaz Giraz y «de ser necesario de la familia de este último», Sandra Capitán y la hija de ésta de seis años de edad. Este macabro plan «vendría motivada por algún asunto relacionado con el negocio de tráfico de drogas a través del cual Yilmaz Giraz y el clan de los Cabo estaban relacionados, bien fuera por un ajuste de cuentas» o para obtener alguna información relacionada con dicha ilícita actividad.

La planificación para llevar a cabo dicha idea fue tal que, según la juez, antes de los hechos, los tres acusados habían cavado un agujero bajo las losas del cuarto de baño , entre el lavabo y el inodoro y justo encima del pozo séptico, de la casa sita en el 168 de la calle Cerro Blanco. Allí pensaban ocultar los cadáveres. Además, un día antes de los atroces crímenes, los Ricardos, padre e hijo, se personaron a una cementera situada en la carretera de Utrera para encargar el hormigonado con bomba de 20 metros cúbicos para tapar la fosa.

Secuestro y asesinato por 3.000 euros

El plan, según la juez, seguía en marcha. El «Pollino» necesitaba de la ayuda de otras personas con «fuerza suficiente» para poder doblegar a Giraz . Para ello se puso en contacto con su amiga Manuela M.O., que cuenta con sentencias condenatorias por tráfico de drogas y otro asunto judicial pendiente en Carmona por un robo con violencia. Aquí también se investiga a otro de los acusados por los hechos de Dos Hermanas, en concreto David H.P.

El «Pollino» le contó a Manuela cual era su plan y le pidió que le buscara alguna persona que estuviera dispuesta a llevar a cabo el secuestro y asesinato de aquél. Manuela «pensó en su amigo David H.P. y contactó con él, quien aceptó formar parte del «macabro plan», como lo define la Fiscalía, que pide prisión permanente revisable para cinco de los acusados, menos para Manuela y Joaquina.

Por si no era bastante, el «Pollino» quedó con Manuela y David y le volvió a contar el plan: «llevar a Giraz por la fuerza a la casa de Cerro Blanco y una vez allí golpearlo hasta conseguir lo que el clan de los Cabo quería de él y de no lograrlo acabar con su vida ». Todo a cambio de 3.000 euros . David pidió ayuda para hacerlo a su amigo José Antonio M.B., quien aceptó y entre los dos se repartirían el dinero.

En la mañana del 16 de septiembre de 2017, sobre las 12,50 horas, el «Pollino», su padre, David y José Antonio «se personaron en las inmediaciones del domicilio donde vivían Yilmaz con su pareja y la hija de ésta. Cuando Yilmaz bajó le introdujeron por la fuerza en el vehículo de Ricardo G.G. y le llevaron a Cerro Blanco». Para obligarle, «presumiblemente le encañonaron con un arma de fuego, le inmovilizaron y amordazaron con cinta americana ».

Al llegar a la casa, los contratados por 1.500 euros le propinaron una paliza golpeándole por todo el cuerpo con el fin de obtener lo que el clan deseaba. Pero no obtuvieron lo que buscaban, por lo que decidieron presionar a Yilmaz llevando a la casa a su mujer y a Lucía. Para ello, el «Pollino» y su mujer acudieron al domicilio del «Turco» para «probablemente a punta de pistola», sacar a Sandra y a su hija y llevarlas a Cerro Blanco. « Elisa incluso llegó a propinar a la niña una patada ». Sandra estaba en esa fecha embarazada de tres meses.

Al entrar en la casa, los acusados inmovilizaron a Sandra colocándole bridas en muñecas y tobillos, a ambas «las golpearon a base de patadas, puñetazos y probablemente con algún objeto contundente». Sobre las 14,00 horas, David y José Antonio «deciden abandonar la casa y no participar en el resto de los hechos, si bien ya eran sabedores de lo que allí iba a suceder y no trataron de impedirlo y abandonaron a su suerte a las víctimas », según la juez.

Ellos «habían visto ya el hueco existente en el cuarto de baño». Recibieron el pago por los servicios prestados al clan de los Cabo y Ricardo G.G. y los llevó a de vuelta a Sevilla. Tras esto, los Ricardos y Elisa «comenzaron las ejecuciones con un revólver con el cañón modificado». Dispararon a la pequeña, a la madre (hasta en cinco ocasiones) y a Yilmaz, por este orden . Los tiraron a la fosa y en el caso de Lucía llegó a aspirar el material que contenía la fosa, donde fue arrojada aún con vida.

Una llamada anónima apunta al «Pollino»

A las 15,30 horas, Ricardo G.H. llamó a la cementera para que esa misma tarde se llenase la fosa de hormigón. Dos días más tarde, encargó tapar el agujero con mortero, ferralla y losas.

El día 23, la madre y abuela de las víctimas, personada en la causa junto a las hermanas de Sandra como acusación particular, recibió una llamada anónima en la que se le comunicaba dónde podían hallarse su hija y nieta, así como la posible implicación en su desaparición de un individuo al que llamaban el «Pollino», quien tras su detención confesó los hechos , aunque después se retractó. Aquella llamada llevó a la investigación policial a concluir cuál era el lugar donde podían hallarse las personas desaparecidas y finalmente se produce el hallazgo de los cadáveres.

Según la instructora, los hechos narrados podrían ser constitutivos de tres delitos de detención ilegal, tres delitos de asesinato, tres delitos de encubrimiento y un delito de tenencia ilícita de armas. Las acusaciones particulares que representan los intereses de la hija de Yilmaz y de la madre y abuela de las víctimas, así como de las hermanas de Sandra, que también han sido reconocidas como víctimas, solicitan que sean acusados de pertenencia a grupo criminal , pero la juez no comparte esta calificación jurídica: «Nos encontramos ante una agrupación ocasional entre un clan familiar y otras tres personas para la ejecución de unos hechos concretos, sin jerarquía ni estructura alguna entre ellos y sin vocación alguna de estabilidad».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación