DOS HERMANAS

La «omertá» que imperó en la investigación del crimen de Cayetano Romero

La declaración del inspector de la Policía Nacional y de Jonatan, la otra víctima del secuestro y de la agresión, constatan la existencia de un vuelco de droga como origen de la brutal paliza que se produjo después en varios pisos de las Tres Mil

Los agentes introducen en un coche patrulla a uno de los nueve investigados por el crimen de Cayetano Romero ABC

Jesús Díaz

La «omertá» o ley del silencio consiste en una especie de código de «honor» de la mafia siciliana que prohíbe radicalmente a sus miembros informar sobre las actividades delictivas de la «familia». Y este concepto es el que ha expuesto este martes el inspector de la Policía Nacional que dirigió la investigación por el crimen de Cayetano Romero en Dos Hermanas el 1 de marzo de 2019. «Todos los testigos han ido uniendo las piezas. No son personas normales porque viven en un mundo donde hay mucho miedo, omertá. Nadie ha contado todo lo que sabe . La Policía sabe que nadie ha hablado libremente».

Así de contudente se ha expresado este inspector policial durante su declaración ante el tribunal de la Audiencia de Sevilla que está juzgando a ocho hombres y una mujer, cinco de ellos miembros de una misma familia de las Tres Mil Vivien da s , por la muerte de Cayetano Romero, un vecino de Dos Hermanas al que presuntamente secuestraron, junto a su amigo Jonatan, tras una operación fallida de venta de marihuana en Mairena del Aljarafe y a los que llevaron a varios pisos del Polígono Sur, donde los maniataron a unas sillas y le pegaron una brutal paliza . Según los forenses , Cayetano murió varios días después a consecuencias de las graves heridas que sufría. Su cadáver fue hallado el 8 de marzo en un descampado a las fueras de la localidad nazarena. Ese día empezó la investigación. Antes no hubo denuncia de desaparición.

En la primera sesión del juicio celebrada ayer lunes en la Audiencia los nueve acusados se desligaron de los hechos. Ni hablaron del robo de droga, al que se refirieron como un «incidente», del secuestro ni de los golpes, apuntando que Cayetano tenía muchos «enemigos» en las Tres Mil Viviendas porque «debía mucho dinero» , por lo que su fallecimiento se debiera a una segunda paliza que recibió días después del 1 de marzo por terceras personas.

Impagos por asuntos de drogas

La sesión de esta mañana se ha iniciado con el agente instructor del atestado sobre los hechos, cuya primera referencia ha sido a Jonatan y su declaración que hizo como testigo protegido, que fue fundamental. « Por el temor que tenía no se ha abierto lo suficiente para contar lo que pasó », ha afirmado. No obstante, la declaración de Jonatan, la otra víctima de los hechos pero que no está personada en el juicio como acusación particular, se ha celebrado este lunes. Muy nervioso y llorando, pero ha explicado muchos detalles de lo sucedido en la tarde noche del 1 de marzo.

El policía nacional ha explicado que Cayetano tenía conflictos con otras personas de las Tres Mil Viviendas por impagos relacionados con asuntos de drogas , deudas que su madre afrontaba de forma regular. Si bien, el trabajo de los agentes (seguimiento de los teléfonos, registros de llamadas, lectores de matrículas, declaraciones, etc.) llevó a descartar líneas de investigación que pudieran apuntar a una paliza a manos de terceras personas distintas a los acusados.

Las conclusiones policiales llevaban a que desde las Tres Mil Viviendas se dirigieron a Mairena del Aljarafe en dos coches cuatro personas: Cayetano, Jonatan, Israel G.F., uno de los principales acusados junto a su hermano Juan Manuel, y la pareja de Israel. Los dos primeros iban en una furgoneta con la marihuana lista para vender . Eran 50 kilos, según la Policía.

Las escrituras de «un campo»

Pero cerca de una gasolinera de Mairena, donde se iba a llevar a cabo la transacción, todo se fue al traste. Cayetano era el encargado de venderla, pero volvió con una herida en la cabeza afirmando que le habían robado la mercancía , lo que, según Jonatan, cabreó mucho a Israel. Tras una visita a la finca donde presuntamente estaban las personas que habían robado la marihuana, los acusados, junto a las dos víctimas, volvieron a las Tres Mil, a la casa de un sobrino de Israel y Juan Manuel G.F. Las víctimas lo hicieron «obligadas», según Jonatan.

Retuvieron contra su voluntad a Cayetano y a Jonatan en dos pisos de los acusados. Allí se produjo, según la Policía, la brutal agresión, confirmada este martes por la otra víctima, Jonatan, quien ha reconocido que aquella tarde perdió la noción del tiempo, saliendo del segundo piso cuando ya era de noche. Antes tuvo que ir a su casa para recoger las escrituras de su «campo» para entregarlas como garantía de pago por el dinero que los acusados le reclamaban a Cayetano, principalmente, y a él por el robo de la droga. Primero le pidieron 20.000, después 40.000 y hasta 80.000 euros. « Creo que se quedó en 40.000 euros», ha dicho este testigo directo del secuestro y la paliza, quien ha apuntado incluso a las amenazas de muerte que recibieron si abrían la boca.

« No cabe la menor duda de que los hechos ocurrieron de aquella manera », ha asegurado el inspector de la Policía, que ha apuntado que la marihuana puede ser uno de los acusados, cuyo padre era un conocido traficante y que tenía una plantación en Carmona, al cuidado de Cayetano, que «no fue todo lo legal que se pretendía y ahí generó una deuda». La investigación se cerró cuando se detuvo a Israel, que se había dado a la fuga y se había ocultado en Écija. «Todos los acusados tiraron sus móviles tras los hechos y borraron sus agendas», ha afirmado el agente policial.

«Murió de la paliza»

Según ha recordado el inspector policial, la autopsia desveló que Cayetano tenía doble ruptura en la mandíbula y múltiples golpes en la cara y en el estómago, «reveladores de la paliza que recibió». «Murió de la paliza del día 1 de marzo» , ha concluido.

La sesión de este martes también ha estado marcada por el testimonio de Jonatan por videoconferencia. Entre otras cuestiones, ha admitido que Cayetano y él quedaron con Israel para una venta de marihuana en Mairena. La declaración de Jonatan ha estado interrumpida por sus lágrimas y nervios , sobre todo cuando ha tenido que relata lo que padecieron en los dos pisos de las Tres Mil, a los que les llevaron obligados. Cuando él llegó ya estaban pegando a Cayetano.

«Nos sentaron en una silla, en cuarta separados y continuaron los golpes», ha afirmado, apuntando principalmente a los dos hermanos G.F. Buscaban información de Cayetano por el robo de drogas, porque «sabían que yo no había hecho nada». Con él se «ensañaron».

Ha relatado el episodio de las escrituras de su parcela, lo que propuso como garantía de pago y para evitar que dejaran de pegarles, pero no permitieron que se fueran tan rápido. Cuando volvió con los papeles al piso familiar de los acusados y vio a Cayetano pensó que lo habían matado.

Según ha contado Jonatan, a él le dejaron irse primero. Después lo llamaron para que fuera a las Tres Mil de nuevo por su amigo, pero le pidió a dos de los acusados que lo llevaran ellos a Dos Hermanas porque él no podía conducir. Así fue como lo hicieron los otros dos hermanos acusados, «Jesuli» y «Antonio». Éstos, con Cayetano en el coche, fueron a la casa de Jonatan y dejaron al primero a unos metro a la entrada de la finca familiar. Cuando lo hicieron a Jonatan le sorprendió que C ayetano se bajó del coche rápidamente y salió corriendo.

A los días volvió a recibir una llamada de Israel. Éste le pidió que fuera a ver a la madre de Cayetano para reclamarle la deuda y le devolvía los papeles de su campo. Jonatan se negó. Entonces le encomendó que buscara a su amigo.

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