TRIBUNALES
La niña asesinada en el triple crimen de Dos Hermanas tenía un proyectil en el interior del cráneo
La Policía halló ADN del «Pollino» y su mujer en la casa de Cerro Blanco, a pesar de que fue limpiada a conciencia
Los forenses describen el calvario de las víctimas en el triple crimen de Dos Hermanas: golpes y tiros a corta distancia
Lucía Begines, la menor de seis años de edad asesinada en la casa número 168 de la calle Cerro Blanco de Dos Hermanas el 16 de septiembre de 2016, presentaba un proyectil en el interior del cráneo , según ha detallado uno de los agentes de la Policía Científica que han declarado este miércoles en el juicio contra los siete acusados del secuestro y las muertes de la pequeña Lucía, su madre Sandra Capitán y su pareja, Yilmaz Giraz, un narcotraficante de origen turco.
En la sesión de hoy, el jurado ha escuchado los testimonios de hasta nueve agentes de la Policía Nacional y facultativos del Instituto Nacional de Toxicología , quienes han detallado su labor en las distintas inspecciones oculares realizadas en la casa número 168 de Cerro Blanco , así como en dos coches pertenecientes a Ricardo García Hernández, alias el « Pollino » y principal acusado de estos horrendos crímenes, y su padre Ricardo García Gutiérrez, alias el « Cabo » y jefe del del clan del mismo nombre, al que también pertenecen Elisa Fernández H. y Joaquina Hernández, esposa y madre del «Pollino», también acusadas en esta causa.
Igualmente, han intervenido los peritos policiales encargados de analizar los vestigios recogidos en la casa y en el coche para hallar restos de ADN de los siete acusados o las víctimas.
Como un día antes señaló en el juicio con jurado que celebra la Audiencia de Sevilla el que fuera jefe del Grupo de Homicidios en Sevilla sobre la dificultad que tuvieron los agentes para excavar en la fosa del cuarto de baño de Cerro Blanco 168, donde enterraron los cuerpos de Yilmaz, Sandra y Lucía, este miércoles el actual jefe de la Sección de Brigada Científica de la Policía Nacional en Sevilla y al frente del equipo de Policía Científica durante la investigación de estos crímenes ha vuelto a incidir en este asunto.
El secuestro y asesinato de las tres víctimas se sitúa en el 16 de septiembre de hace tres. La desaparición de éstos por parte de sus familias se denuncia el día 18, pero no es hasta el día 30 cuando la Policía Nacional no detiene a tres del clan de los «Cabos» y no procede a entrar en la casa de los horrores. No sin antes hacer un arduo esfuerzo para poder acceder a la misma. La puerta contaba con casi una decena de cerrojos , por lo que tuvieron que desanclar la reja de la ventana para entrar. «Tuvimos unas dificultades terribles», ha admitido el agente.
Ayudado con la exposición de imágenes de la casa, el agente ha ido detallando lo que se fueron encontrando hasta que llegaron hasta el cuarto de baño de la casa, en la que «no parecía que viviera alguien». En ese momento no habían descubierto la fosa. Entonces comenzaron a usar elementos químicos para intentar descubrir restos de sangre . Hallaron una bata de mujer, donde se han descubierto restos de ADN de Elisa, un coletero y un pendiente.
Una fosa con un metro de diámetro
Realizaron « una intensa búsqueda de huellas con resultado negativo », lo que, a juicio del propio agente de la Científica, lleva a pensar que el domicilio « con total seguridad fue limpiado» después de cometer los crímenes . «A conciencia», según ha añadido la fiscal.
A último de hora del mismo día 30 de septiembre volvieron al lugar de los crímenes. Los agentes habían localizado y empezado a abrir una fosa de un metro de diámetro aproximadamente en el cuarto de baño. Para proceder a la excavación también tuvieron serias dificultades. Los autores de aquellos asesinatos habían usado hormigón, cemento y ferralla para cubrir aquel pozo. Hizo falta la intervención de la UME y de los Bomberos de Dos Hermanas.
Conforme avanzaba la excavación hallaron bridas, en las que la Policía descubrió ADN de una de las víctimas, en concreto de Yilmaz Giraz . También hallaron una vaina percutida. Sobre las 00.30 horas del día 1 de octubre, comienzan a ver lo que parecen restos humanos y se interrumpe la excavación, que se reanuda sobre las tres de la madrugada.
En la fosa se localizó una botella pequeña de agua con seis vainas percutidas y un cartucho no percutido en su interior. En el cuello de la botella se descubrió ADN de David Ramón H.P., alias el «Tapita» , uno de los dos varones contratados por el «Pollino» para secuestrar a Yilmaz. El propio «Tapita» reconoció en su declaración que se dejó allí la botella de agua aunque él sólo estuvo en Cerro Blanco para «reducir y amarrar» a Yilmaz y al ver a la madre y a la hija se fue, dejando allí al «Pollino» y a Elisa con las tres víctimas aún con vida, según declaró.
Este agente ha subrayado la tremenda dificultad que tuvieron para extraer los cuerpos , sobre todo los de los adultos, que estaban «semi entremezclados entre ellos y adheridos a una masa». Las tareas de rescatar los cadáveres concluyeron sobre las nueve de la mañana del día 1.
Después de este agente de la Científca han declarado dos de sus compañeros, quienes asistieron a las autopsias. Uno ha desvelado que el cadáver de Sandra presentaba «cinco proyectiles en el interior de la cabeza pero que no lograron atraversar el cráneo»; mientras el otro policía acudió a las autopsias de las otros dos víctimas. Lucía tenía un solo proyectil en el interior del cráneo. Según las acusaciones, la pequeña murió al inhalar el hormigón, algo que tendrá que aclarar los forenses que declaran este jueves. El varón también tenía un proyectil en el cráneo .
Para lograr la identificación del cadáver que correspondía a la menor por el Instituto Nacional de Toxicología hubo de usarse piezas dentales porque el resto de músculo usado para tal fin estaba muy deteriorado.
Sobre los restos de ADN localizados en los vestigios analizados, los agentes han indicado que en la bata hallaron restos de Elisa y en un vestigio del lavabo de la casa de Cerro Blanco 168, restos del «Pollino» . En los coches del clan han podido sacar restos del «Pollino» en un reposacabeza, colillas con restos de Joaquina y en el volante, ADN del «Cabo».
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