Dos Hermanas

Una legión de mascotas en busca de un hogar

Desde 1983 la entidad Uprodea gestiona un refugio de perros y gatos abandonados, a la espera de ser adoptados

Una de las voluntarias juega con algunos de los perros L. M.

LAURA MONTES

En el refugio de la Unión Protectora y Defensora de Animales (Uprodea) de Dos Hermanas existen más de 300 historias, una por cada perro o gato que vive en este albergue de animales. La mayoría de esos relatos, por regla general, vienen marcados por el abandono o el maltrato que sufrieron antes de que alguno de los voluntarios de esta protectora los rescatara de la calle para darles una vida mejor. La de «Newton», un mestizo adulto de bóxer, es uno de estos casos. Hace ya nueve años que llegó al refugio y desde entonces ha sido sometido a distintas pruebas y tratamientos médicos para recuperarse de los traumatismos y dolencias que traía, como consecuencia del fuerte golpe que sufrió cuando aún era un cachorro.

En las instalaciones de Uprodea –entidad sin ánimo de lucro fundada en 1983- se ofrece a estos animales una segunda oportunidad , a la espera de que las familias los adopten. Cada día, los voluntarios de esta asociación atienden a los cientos de perros y gatos que allí viven. Les dan de comer, limpian sus habitáculos y curan a los que están enfermos. Para los casos más graves, de animales que necesitan una atención especial, la protectora cuenta con casas de acogida, es decir, personas que cuidan de forma temporal en su propio domicilio de estas mascotas hasta que se recuperan.

« Aquí hay voluntarios los 365 días del año », comenta Esther Hidalgo, tesorera de Uprodea, nada más llegar a las instalaciones. El ritmo de trabajo en el refugio es frenético, nadie para de hacer sus tareas con los animales, a menudo a pleno sol, pese a que el calor aprieta durante estos días. Prácticamente no queda ni un hueco libre para alojar a más canes en la protectora, lo que ha conllevado a que tengan, incluso, una lista de espera. Por esta razón es tan importante encontrar una familia adoptiva a estos animales del refugio para que, así, puedan entrar otros nuevos.

Hasta ahora el verano había sido siempre la época en la que más abandonos se producían, aunque según apuntan desde Uprodea la tendencia está cambiando. «En estos últimos años nos han llegado muchas peticiones de acogida de gente que se tenía que ir al extranjero a vivir o de familias completas en paro que no podían mantener al animal».

Difusión en las redes

En todo esto de las adopciones juega un papel muy importante la difusión a través de las redes sociales. Marta Cuesta, una de las voluntarias más jóvenes de la protectora, es la encargada de realizar las fotografías y vídeos que prácticamente a diario comparten en las redes para dar a conocer a los perros y gatos que necesitan una familia que los adopte. « Intentamos contar su historia, ponemos fotografías de ellos y decimos cómo son de carácter, aunque a veces cuesta mucho que sean adoptados y es frustrante», reconoce esta joven mientras nos detalla el caso de «Saloa», una simpática perra mestiza, de unos cuatro meses de edad, que no para de jugar y corretear por las instalaciones.

Las voluntarias se quejan de la poca «cultura de adopción» de animales que hay en Andalucía y en buena parte de España, en comparación con el extranjero. Los canes más solicitados de este refugio fuera de nuestras fronteras suelen ser los galgos, que habitualmente acaban todos teniendo una segunda oportunidad con familias que los cuidan en Bélgica, mientras que la mayoría de los gatos que son adoptados, por ejemplo, viajan hasta Alemania.

De cualquier forma, el trabajo de la protectora no acaba con la adopción. «Son animales que han sufrido un abandono o un maltrato, así que analizamos al detalle si estarán bien con la familia adoptante », explica Carmen Díaz, otra de las voluntarias del refugio y secretaria de la asociación. Así, primero se realiza un cuestionario previo a las personas interesadas en adoptar para saber si están o no preparadas para hacerse cargo de un animal. Posteriormente, voluntarios de Uprodea visitan la casa donde residirá el perro o gato y, una vez que son adoptados, se continúa con un seguimiento por parte de la protectora por si el animal no se adecuara al nuevo entorno.

Adoptar un animal de Uprodea cuesta 80 euros, un donativo que se pide a la persona adoptante para sufragar los costes médicos que suponen entregar a la mascota esterilizada, desparasitada y con las vacunas al día. «Si se busca una mascota, lo mejor es adoptarla en un refugio porque suelen ser animales muy receptivos al cariño, ya que están faltos de ello », comentan estas voluntarias de la protectora, amantes de los animales, que pasan sus horas libres cuidando de estas mascotas a la espera de un hogar.

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