Dos Hermanas

La hermandad de Santa Ana ya tiene las llaves de la torre del Olivar

El edificio, cedido por el Ayuntamiento nazareno, servirá de casa hermandad

Foto de familia tras la cesión de la torre del Olivar / L.M.

L.MONTES

La hermandad de Santa Ana de Dos Hermanas tiene desde este viernes las llaves de la torre del Olivar , el edificio histórico ubicado en la esquina entre las calles Santa Ana y Real Utrera, que ha sido restaurado y puesto en valor por parte del Ayuntamiento nazareno. El alcalde Francisco Toscano y el hermano mayor de esta corporación, Agustín García Gandullo, han firmado en dependencias municipales los documentos por los que se aprueba definitivamente la cesión durante 30 años de esta torre a la hermandad nazarena, cuya titular es patrona de Dos Hermanas.

Tras la rúbrica de esta cesión, diversos representantes del Ayuntamiento nazareno así como miembros de la junta de gobierno de la hermandad de Santa Ana se han desplazado hasta la torre del Olivar, donde se ha escenificado esta entrega de llaves con la visita a las instalaciones.

Ahora, el edificio pasará a manos de la hermandad nazarena durante las próximas tres décadas, debiendo ser esta corporación la encargada de su mantenimiento. Por lo pronto, según ha avanzado García Gandullo, la torre servirá de casa hermandad , alojándose en la primera planta los servicios del hermano mayor y la tesorería, mientras que en la segunda y última estará la secretaría.

De cualquier forma, la corporación seguirá conservando la casa hermandad que tiene en la calle Nuestra Señora de Valme, debido a las reducidas dimensiones de esta torre, que tiene en torno a 15 metros cuadrados por planta.

Etapas de la torre

Según ha explicado el arquitecto municipal José María Boza, encargado de la dirección del proyecto de restauración, la torre del Olivar cuenta con hasta tres etapas distintas de construcción. Los muros más antiguos se encuentran en la planta baja y podrían datar de los siglos XVII y XVIII , mientras que la primera planta se levantó ya a finales del XVIII, puesto que «existen grabados de 1700 en los que la parte alta de la torre no existe». La segunda y última planta es ya de principios del siglo XX, en torno a 1910, fecha en la que se añaden a la estructura de la torre forjados metálicos y bovedillas de ladrillos.

Se ha conservado el diseño y estructura original de la torre, manteniendo el estilo de los ventanales de madera y la propia solería hidráulica de la primera y segunda planta, si bien en la zona baja se ha instalado una solería, también antigua, que estuvo en una iglesia de Sevilla. Durante las obras se ha aprovechado, igualmente, para reforzar las estructuras, instalar un aseo en la planta baja y climatizar toda la torre.

Se ha tenido que abrir, eso sí, una puerta de acceso a la torre por la zona peatonal, ya que a la misma se accedía originalmente por los edificios colindantes que fueron derribados. Como curiosidad, en la planta primera existe también un balcón que da hacia la calle Santa Ana y que sería el acceso a la vivienda del capataz de la hacienda. Además, se han diseñado dos ventanales más en la cara de la torre que linda con la plaza -hacia la calle Real Utrera-, para ganar perspectiva y debido a que no existían antes, al estar los muros formando parte de la vivienda antigua.

Jardín romántico

Según ha desglosado Boza, la arcada anexa a la torre pertenecería a la zona de las cocheras de la hacienda, donde se guardarían los carruajes y carros de trabajo del campo. La zona tiene una cota inferior al del resto de la plaza ya que se ha querido mantener la altura original que tenía esta hacienda, reproduciéndose incluso en la base de estas columnas el pavimento que tenía.

La torre del Olivar, perteneciente a la hacienda de la Mina Chica, está además estrechamente ligada a la figura de la escritora Fernán Caballero, ya que se cree que durante su estancia en Dos Hermanas pudo vivir en esta torre. Una teoría que no está del todo clara, ya que quizás pudo alojarse más bien en la vivienda del dueño de esta hacienda , hoy desaparecida pero que podría haber estado ubicada a pocos metros de esta torre, en la zona conocida como El Llano.

De cualquier forma, Boza ha explicado que en la plaza se ha intentado « crear ese jardín romántico que Fernán Caballero veía y describía en sus libros», con la plantación de cipreses, naranjos y enredaderas.

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