Dos Hermanas
Emprendedoras de los bolillos después de los sesenta
Estas encajeras nazarenas salen periódicamente a la calle a vender sus bordados artesanos pero muy actuales
Un grupo de mujeres de Dos Hermanas ha conseguido en los últimos años hacer del encaje de bolillos todo un moderno y sofisticado bordado con el que decorar los accesorios más variopintos. Desde fundas para abanicos, cenefas para vasos o pañuelos personalizados hasta otros artículos para un público más joven como pulseras, collares o cordones para las gafas de sol . Todo lo que imagine puede hacerse prácticamente también con estos encajes de bolillos, incluso un rosario. En el municipio nazareno es ya habitual ver cada cierto tiempo a estas encajeras vendiendo sus productos, cien por cien artesanales, en el centro de la ciudad, donde ya a nadie le extraña ver a estas mujeres bordando , con exquisita destreza, al aire libre y en mitad de una concurrida plaza.
La iniciativa parte del propio taller de bolillos para el emprendimiento y la comercialización que organiza la Unidad de Empleo de Mujeres (UNEM), dentro del programa de cursos Aprendiendo Juntas de la delegación de Igualdad del Ayuntamiento nazareno. Hace tres años se puso en marcha y desde entonces no ha parado de sumar a nuevas mujeres que buscan aprender a realizar estos encajes y sacar, por qué no, un rendimiento económico del mismo. «Aprenden a bordar pero también a cómo montar una cooperativa , a diseñar un producto y llevar un negocio de manera eficiente», explica Ana López, responsable de este taller.
Precisamente, como «clase práctica» del curso, estas alumnas salen a la calle cada cierto tiempo para exhibir y vender sus productos . Hace tan solo unos días, los soportales de la plaza Huerta Palacios volvían a acoger los trabajos de estas encajeras que presentaban su particular « temporada de feria », aprovechando que la de Dos Hermanas arranca en apenas poco más de una semana. Se trataba de una singular colección en la que se podían adquirir collares, pulseras, gargantillas, fundas o bolsas decoradas con un toque muy feriante y que se suma a las campañas ya realizadas con motivo de la Navidad, San Valentín o el tiempo de las comuniones.
Rentabilidad económica
Son todas unas emprendedoras que ponen de manifiesto que nunca es tarde para aprender y buscar, incluso, una salida comercial a sus artesanías . La mayoría de estas encajeras sobrepasan ya los sesenta años y reconocen que sus trabajos se ciñen a su entorno familiar y lo que venden en estas salidas grupales por el centro. «Es una gran recompensa sacar a la calle nuestros productos y comprobar que la gente viene, se interesa y acaba llevándose algo », comenta Clara Porras, una de estas alumnas veteranas, de 68 años de edad, que se reconoce completamente «enganchada» a los bolillos. «En la mesa del salón de mi casa siempre está mi mundillo y el acerico para los alfileres», bromea.
En el lado contrario se encuentran aquellas alumnas más jóvenes que sí ven un filón económico en esto del encaje de bolillos. «Empecé hace tres años porque me apasiona todo lo que tiene que ver con las manualidades y me gustaría poder rentabilizar mis bordados. El gran valor es que está todo hecho a mano », detalla Paqui Parrado, que a sus 40 años es la benjamina del grupo. Todas coinciden, eso sí, en que pese a lo complicado que parece, al final, el encaje de bolillos no es tan difícil, pues con mucha práctica y ganas se puede aprender a hacerlo. Ilusión, desde luego, no les faltan a estas populares encajeras de Dos Hermanas, que en los últimos tres años no han dejado de idear nuevos modelos, diseños y utilidades para demostrar que los bolillos pueden también estar de moda y, los más importante, servir para ganar algo de dinero.