Sucesos

El asesino machista que movilizó a las mujeres en Sevilla sale a la calle y vuelve a atacar

Ricardo Vidaña mató a su novia de 12 puñaladas en 1997 porque la vio con un amigo, pero el fiscal defendió que no había habido ensañamiento y calificó lo ocurrido de homicidio

Imagen de una protesta contra la violencia machista en la puerta de la Audiencia de Sevilla Manuel Gómez

Silvia Tubio

1997 es un año clave en la lucha contra la violencia machista en este país. Ana Orantes , símbolo de las víctimas que deja esta lacra, era asesinada por su exmarido después de haber relatado en televisión lo que había sido una vida de malos tratos. Aquello zarandeó a la sociedad española, que se encaminó a una mayor sensibilización hacia un problema social en el que se necesitaba intervenir con urgencia.

Aquel año también fue de amargo recuerdo en la ciudad de Sevilla porque otra mujer, que se llamaba María Liñán , pasó a integrar la lista de víctimas mortales de este tipo de violencia. Su caso provocó movilizaciones por el tratamiento judicial que le dieron al asunto tanto la Fiscalía como el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA). María (31 años) trabajaba como educadora en una casa de acogida de mujeres maltratadas y estaba a punto de licenciarse en Psicología. Fue asesinada por su pareja quien le asestó doce puñaladas en el interior de un coche. El Ministerio Público no vio ensañamiento ni alevosía en la conducta del acusado y defendió una condena por homicidio en lugar de por asesinato. El Alto Tribunal Andaluz le dio la razón.

El novio de María se llamaba Ricardo Vidaña y hace unos meses salió de la cárcel tras cumplir condena por ese crimen machista. Pero la libertad le ha durado poco. Este domingo estuvo a punto de sumar otra víctima en su historial. Apuñaló a un hombre en mitad de una discusión que estalló en la puerta de un bar del Cerro Blanco , una barriada conflictiva de Dos Hermanas. La puñalada que recibió el herido le pasó cerca del corazón.

Vidaña fue detenido por una patrulla de Seguridad Ciudadana de la comisaría de Dos Hermanas poco después de cometer los hechos. La rápida intervención policial ha sido esencial para evitar que Vidaña pudiera atacar de nuevo. Cuando los agentes lo localizaron en la plaza de la Constitución llevaba consigo una cuchillo de cocina modificado como si fuera un punzón. «Preparado para atacar», señalan a ABC fuentes policiales.

Tras cumplir una condena de 22 años, quedó en libertad hace unos meses y este domingo apuñalaba cerca del corazón a un hombre en el transcurso de una pelea en Dos Hermanas

Lo ocurrido este domingo confirma lo que ya había advertido años atrás la familia de María durante el proceso judicial, que su novio era un hombre peligroso , muy violento que había apuñalado en anteriores ocasiones a su padre, a un hermano y a un compañero de clase. Un historial digno de estudio forense.

Rompió la hoja del cuchillo

El 31 de julio de 1997, Ricardo Vidaña mató a Laura en el interior de un coche aparcado en un descampado en Montequinto . Le asestó doce puñaladas hasta romper la hoja del cuchillo, después de que la viera con un amigo, en un bar. El fiscal defendió que el crimen había sido un homicidio porque no habían concurrido, a su juicio, circunstancias agravantes como el ensañamiento o la alevosía. Las doce puñaladas no eran para el representante del Ministerio Público prueba suficiente de que quisiera incrementar el dolor de la víctima. Sostenía que el brutal crimen se había producido en el contexto de una pelea de pareja y que Ricardo se cegó por la ira.

Más de 11.000 firmas se recogieron en la ciudad y hasta se montaron manifestaciones en la puerta de los juzgados para reclamar una condena por asesinato. La plataforma de Mujeres contra la Violencia promovió las movilizaciones tras confirmarse que el fiscal iba a defender en el juicio una pena de 14 años y no los 25 que pedía la acusación particular. Finalmente la Audiencia, tras el veredicto de culpabilidad del jurado, sentenció por asesinato a 22 años. Sin embargo, un año después, el caso volvía a ser noticia porque el TSJA reducía la pena a 14 años, sumándose a la tesis del Ministerio Público. La sentencia subrayaba «el estado de pasión y cólera» del acusado para negar el ensañamiento. En cuanto a la alevosía, la sala de lo Penal aseguraba que no había pruebas de que María no hubiera tenido opción de defenderse y lo justificaba en los intentos de la víctima por salirse del coche.

La familia, que defendió en el juicio que el asesino se había llevado a María hasta el descampado para matarla, no se dio por vencida y elevó un recurso al Tribunal Supremo, que finalmente reconoció que aquel terrible crimen, que conmocionó a la sociedad sevillana, había sido un asesinato .

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