INDUSTRIA
Dos años de la revolución del Metal en Cádiz por un convenio que se negocia de nuevo
El texto vigente se firmó en noviembre de 2021 tras dos semanas de huelga y de guerrilla urbana en la Bahía de Cádiz
Patronal y sindicatos se sentarán en enero a negociar una vez que se conozca el IPC de 2023
El convenio del Metal, uno de los más populares y polémicos de la provincia, expira el próximo 31 de diciembre. Sindicatos y patronal se han dado un tiempo para sentar las bases del nuevo y volver a la mesa de negociación con un ánimo algo más distendido que en 2021. De momento, ambas partes se lo toman con calma y deportividad. Unos y otros elaboran con la más absoluta de las reservas sus respectivas plataformas de reivindicación para trasladar a la mesa de debate. Ninguno quiere dar a conocer sus cartas antes de empezar la partida. Sin embargo, el punto de partida de esta nueva ronda lo marcará el IPC con el que cerrará este 2023, un dato que no se conocerá hasta mediados de enero de 2024. Todo apunta a que será entre el 3% y el 3,5%. De cualquier forma, los sindicatos UGT y CC OO, miembros de la mesa, tirarán al alza, mientras que la Federación de Empresarios del Metal de Cádiz (Femca), tratará de barrer para casa y evitar grandes dispendios en una época de incertidumbre económica.
Juan Linares, responsable de la Federación Provincial de Industria de CC OO, ha adelantado a LA VOZ que enero será un mes clave «porque, percisamente, también se verán los últimos flecos que quedan por cumplir del convenio que ha estado en vigor durante los últimos cuatro años».
El convenio agrupa a 29.000 trabajadores en la provincia y representa a 5.600 empresas
La negociación de este convenio cobra especial importancia en Cádiz debido al número de trabajadores que agrupa, más de 29.000, y al conjunto de empresas que representa, casi 5.600. Además, en este convenio se encuentra integrada la industria auxiliar naval y la aeronáutica, dos piezas claves del engranaje de tres empresas tractoras de la Bahía: Navantia, Airbus y Drgados Offshore.
La paz social de 2024 depende, en cierto modo, del éxito negociador de este convenio. El objetivo de UGT y CC OO es que los trabajadores gaditanos no pierdan poder adquisitivo durante los próximos años. Por ello, es conveniente saber el IPC definitivo de 2023 para arrancar la negociación en función de este dato. Según la secretaria provincial de CC OO, Inmaculada Ortega, los principales convenios que toca revisar en 2024 son el Metal, Vid, Piel y Comercio, ya que el de la Hostelería será en 2025. El incremento salarial será el eje de la negociación, según Ortega, que en el primer semestre de 2023 fue del 4% de media en los convenios sectoriales, mientras que en los de empresa fue del 2,8%.
El acuerdo de mayo
Las recomendaciones firmadas por patronal y sindicatos en mayo de 2023 recogían unos aumentos del 4% para este año y del 3% para los años 2024 y 2025. En este documento también se incluía una cláusula de revisión en caso de que la inflación continuase con las disparatadas subidas de estos últimos tiempos. Esta es una base para la negociación de los convenios colectivos, así como para guiar a empresas y comités a la hora de negociar la subida salarial.
¿Pero servirán estas recomendaciones para el metal de Cádiz? No se sabe aún. Los empresarios no quieren pillarse los dedos como les ocurrió en noviembre de 2021 y los sindicatos no quieren dar ningún paso atrás. El convenio que está en vigor, uno de los mejores de España a nivel sectorial, no contó con una guerra en Ucrania en febrero de 2022, lo que provocó una subida de precios de las materias primas. Los representantes de los trabajadores, por su parte, optaron por mirar para otro lado y exigir los firmado en el papel.
De nuevo se pone el marcador a cero, pero con la vista puesta en la mejora del convenio actual. No hay que olvidar que la firma de ese convenio en noviembre de 2021 tuvo como precedente dos semanas de huelga salvaje. Barricadas, piquetes y cargas policiales bastaron para firmar uno de los convenios clave del tejido laboral gaditano. La presión en la calle por parte de los huelguistas llevó a firmar un texto de máximos que tres meses después pasó una serie factura a los empresarios.
Los empresarios soportan aún los efectos de la guerra de Ucrania con la posterior subida de los costes
Esta semana se han cumplido dos años de aquella guerrilla urbana que mantuvo en jaque a la industria de la provincia. Empresas tractoras como Airbus, Navantia o Dragados Offshore, que gozan de un convenio colectivo propio, quedaron paralizadas por la huelga general convocada en el sector. Los sindicatos UGT y CC OO llamaron a la movilización en demanda de un «convenio digno» y con el ánimo de zanjar un año de bloqueo en su negociación. La Coordinadora de Trabajadores del Metal, una confluencia sindical que agrupa a las centrales minoritarias, se encargó de poner la guinda al pastel y de trasladar a la calle una serie de protestas que terminaron en disturbios. Los piquetes se convirtieron en barricadas.
El acuerdo que suscribieron las partes y que todavía está vigente incluyó que la diferencia entre la inflación real de cada ejercicio (se prevía para 2022 un IPC del 8,5%) y la subida salarial acordada (un 2% anual) se consolidara, en un 80%, en las tablas salariales. Asimismo, al final de la vigencia del convenio, es decir, ahora, si existiera diferencia entre las subidas totales y el IPC real de estos tres años, se incluiría también en las tablas salariales desde el 1 de enero de 2024. La patronal reconoció, pese a todo, las dificultades para cumplir con este acuerdo en un momento de inflación y de incremento de los costes de producción.
La movilización de 2021 se fue de las manos justo cuando los piquetes en los accesos a los astilleros, concretamente en el de Cádiz, se convirtieron en y los huelguistas la emprendieron a pedradas con la Policía nacional, que trataba sin éxito de restablecer la circulación en las calles.
Los representantes de los trabajadores ya han anunciado que no perderán poder adquisitivo
Uno de los disturbios más importantes tuvo lugar el séptimo día de huelga en Puerto Real. Durante toda la mañana se emplearon a fondo los efectivos de la Policía Nacional ante quienes en un principio querían avanzar por el Trocadero para cortar los accesos a Cádiz capital. El objetivo era provocar el casos en el tráfico de la Bahía. Las cargas policiales, con bolas de goma y uso de gases, fueron contestadas con el lanzamiento de piedras, tornillos y cualquier objeto contundente. Los radicales habían convertido Cádiz en una zona de guerra.
Los sindicatos mayoritarios UGT y CC OO, que se encontraban en el foro negociador del nuevo convenio, se desmarcaron de las acciones violentas de protesta y, sobre todo, de los disturbios que impedían la actividad industrial en las plantas gaditanas de Navantia.
El convenio vigente del Metal se firmó el 25 de noviembre y con ello se puso fin a dos semanas de guerrilla urbana en la capital y en el barrio del Río San Pedro, en Puerto Real. La patronal señaló en más de una ocasión que el convenio gaditano era de los mejores de España con 12 pagas, más cuatro extras y, según los cálculos, el acuerdo de actualización suponía un abono medio de 1.600 euros por trabajador para cubrir con el atraso del IPC de 2022 y cumplir con el convenio.
Dificultades
Nadie podía imaginar que en febrero de 2022 estallaría una y se multiplicarían los costes de producción del sector industrial debido al incremento de los precios de las materias primas. Fue entonces cuando los empresarios gaditanos y Navantia en particular reconocieron que la obligaba a reformular contratos y, sobre todo, a retocar acuerdos salariales suscritos con anterioridad. De hecho, en enero de 2023 los empresarios admitieron por escrito que la situación de tesorería y la falta de liquidez de las empresas en general estaban comprometiendo el cumplimiento del pago de los atrasos generados hasta el 31 de diciembre y la posterior subida del 2% en enero de 2023 como recoge el convenio.
En esta misma circular, los empresarios alertaron de que se planteaban EREs y ERTEs debido a la imposibilidad de afrontar los pagos. Al final, empresas y trabajadores han seguido el camino hacia adelante sin reparar en este os problemas, aunque en julio, la Coordinadora de Trabajadores del metal volvió a plantear una revolución en el sector con una huelga general, que se desactivó.