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La falta de agua pone en riesgo el empleo en la agricultura de Cádiz
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Muchos agricultores están optando por no plantar de momento los cultivos de otoño ante la incertidumbre hídrica, lo que está ocasionando que no se contrate mano de obra
La sequía, muy palpable ya en las mermadas cosechas de la provincia, incentiva la apuesta por plantaciones que requieren menos agua
La sequía ha dejado de ser una temida amenaza para convertirse en una realidad que ya está afectando a los campos gaditanos. La falta de agua y la previsión de que los próximos meses puedan ser parecidos están haciendo que los agricultores echen el freno ante la posibilidad de invertir en unas cosechas que no lleguen a buen término. En resumen, creen que es preferible no ganar a tener la posibilidad de perder.
Y eso tiene una consecuencia directa: si no se planta, no hay trabajo. Muchos empleados del campo están viviendo en sus carnes lo que supone que no haya agua, porque no se están produciendo las siembras que se suelen llevar a cabo en esta época del año y por tanto el dinero no llega a esas casas.
«No nos atrevemos a hacer las plantaciones de otoño como son el puerro o la zanahoria porque ahora mismo, aunque no tenemos restricciones, la previsión no es positiva y la poca agua que tenemos se va a acabar. Sin duda, el mayor problema que tiene la agricultura ahora mismo es la falta de agua», expone Juan Manuel Rodríguez Molinares, presidente de la Sociedad Cooperativa Andaluza Frusana, en Sanlúcar.
En una zona agrícola emblemática como es la Colonia de Monte Algaida, la mayor parte de los cultivos son intensivos, principalmente hortalizas, que son alimentos que perecen con rapidez, por lo que prefieren no correr riesgos si la situación no mejora.
La zanahoria temprana es una campaña en la que en esta cooperativa sanluqueña dan empleo a más de 1.200 personas solamente en el campo, sin contar los trabajos en las instalaciones o el transporte. «Todo eso está en stand-by, hemos sembrado un 15% o un 20% de lo que solemos plantar», explica Rodríguez.
La agricultura es un motor económico muy relevante en Sanlúcar, como sucede en toda la provincia. Y los dirigentes agrícolas ya transmiten a los políticos el efecto que creen que la sequía va a producir en el empleo de forma inmediata, cuenta el presidente de Frusana: «Hablé este fin de semana con la alcaldesa Carmen Álvarez y le dije que creo que las listas del paro van a subir bastante».
La decisión es muy personal, cada agricultor elige si se arriesga o no. Si llegan las esperadas lluvias, las cosechas saldrán adelante y evidentemente habrá rédito económico. Pero la mayoría está prefiriendo esperar porque el riesgo es muy elevado y las pérdidas económicas pueden ser muy cuantiosas si no hay precipitaciones y el agua para regar se acaba terminando.
«Aquí no hay plan b: o se espera a que llueva o se espera a que llueva. Y si mientras tanto se van perdiendo cosechas, pues se van perdiendo», explica con resignación la cabeza visible de una de las entidades agrícolas más destacadas en la Costa Noroeste.
Los invernaderos son inviables sin agua y verduras como el puerro son muy caras a la hora de producirlas, por lo que no en el sector andan con pies de plomo. «Como no llueva, verás tú quién se va a poder llevar algo a la boca de alimentos perecederos», apunta Juan Manuel Rodríguez.
En cualquier caso, no se espera que haya desabastecimiento porque en un mundo tan globalizado es fácil movilizar mercancía. Aunque sí es posible que ese hecho signifique un aumento importante en el precio de compra de determinadas frutas, verduras y hortalizas de las que pueda haber poca cantidad pero la demanda no se desplome de igual modo.
Cultivos alternativos ante la sequía
Ante esta situación, son algunos agricultores los que están destinando parte de sus tierras a plantaciones que requieren menos agua, para intentar que la sequía no les pase tanta factura y en previsión de que el cambio climático pueda ir cambiando el panorama del campo gaditano con el paso de los años.
La almendra, el pistacho, el higo o la granada son algunas de las plantas que no requieren de grandes cantidades de agua, por lo que su extensión por los terrenos está encima de la mesa, aunque no es una alternativa factible en todos los casos.
«Eso se está haciendo en sitios en los que se dan cultivos extensivos, no se da en todos sitios. Aquí lo que se ha hecho de cara al verano es plantar menos boniato durante abril y mayo, porque es una planta que necesita mucha agua. Pero ahora llegan las fechas de sembrar para el otoño y como sigue sin haber agua, no podemos», cuentan desde Frusana.
El la Comunidad de Madrid ya han puesto en marcha un proyecto para recuperar plantas leguminosas desaparecidas, como el garbanzo negro, la almorta o la alholva con la intención de que haya alternativas de cultivo ante la sequía.