Congreso Federal PSOE
El Congreso Federal marca la cuenta atrás para el futuro del PSOE gaditano
Política
Se esperan tres días de cierre de filas en torno al oficialismo, pero es de sobra conocido que el nuevo año reabrirá la lucha por el liderazgo a nivel provincial y regional
Juan Lobato comparece en el Tribunal Supremo hoy por la filtración de los datos del novio de Ayuso por parte de Moncloa, en directo
El Congreso Federal del PSOE arranca este viernes en Sevilla con todas las miradas puestas en el seno del partido que ostenta, junto a Sumar, el Gobierno de España. Por delante, tres jornadas en las que los socialistas marcarán la hoja de ruta para los próximos meses, que serán complicados teniendo en cuenta el difícil equilibrio parlamentario.
Aun así, es improbable que se sucedan desencuentros reseñables en un fin de semana en el que el partido quiere proyectar una imagen de unión que refuerce a Pedro Sánchez, cuyo desgaste político es cada vez más creciente incluso de puertas para adentro.
El cierre de filas es el único escenario contemplado por propios, a regañadientes en algunos casos, y extraños, ya que de lo contrario, la figura del presidente del Gobierno quedaría debilitada o hasta desacreditada si surgen voces discordantes dentro del partido. Las hay, pero se ha trabajado para que esas desavenencias se pongan encima de la mesa en otro momento. «Lo de este fin de semana es un teatro, Pedro Sánchez ya hizo sus cambios estatutarios y ahora no hay opción de victoria alternativa. Dirá quiénes componen su nuevo equipo y ya está», expresa un cargo socialista.
En el caso del PSOE de Cádiz, la vista está puesta más allá, toda vez que parece difícil que un nombre gaditano emerja en los nombramientos para la nueva ejecutiva. Se mira pues a las dos citas que han de producirse en la primera mitad de 2025, el congreso regional y el provincial. Ahí el escenario es mucho más abierto y la posibilidad de cambio es real.
El secretario general de los socialistas gaditanos, Juan Carlos Ruiz Boix, está en el centro de ambos procesos. Su labor al frente de la formación en la provincia está en entredicho por varias razones. El estilo duro que proyecta no está alineado con el que históricamente ha predominado en el partido, más acostumbrado a un tono más cercano.
Los resultados en el último ciclo electoral en la provincia son malos para el PSOE, no en vano el Partido Popular ha sido la fuerza más votada tanto en las andaluzas de 2022, las municipales de mayo del año pasado, las generales del mismo 2023 y los recientes comicios europeos, algo nunca antes visto en Cádiz.
Además, la pérdida de la Diputación Provincial, administración esencial para el día a día de los municipios de menos de 20.000 habitantes, fue un golpe duro. Tanto populares como socialistas lograron, a merced de los resultados obtenidos en las elecciones municipales, 13 diputados, lo que dejaba la gobernabilidad de la institución en manos de La Línea 100x100, que tenía que decantar la balanza con sus dos diputados. Los campogibraltareños, socios de gobierno de los socialistas en el anterior mandato provincial, se decantaron en esta ocasión por el PP. Entre otras cosas, claro está, por la influencia de tener a la Junta de Andalucía de su lado, pero también por la agitada interlocución con el entonces presidente de Diputación Ruiz Boix.
Eso en el plano provincial, pero anteriormente habrá que abordar el liderazgo de Juan Espadas al frente del PSOE-A. Se podría decir que su figura está en horas bajas, pero lo cierto es que tras cosechar el peor resultado histórico del socialismo en la comunidad autónoma, nunca ha reunido un consenso en términos generales. Ni siquiera después de que Pedro Sánchez lo hiciera portavoz de la formación en el Senado para otorgarle una teórica mayor exposición pública.
Precisamente fue Juan Carlos Ruiz Boix, también diputado en el Congreso y alcalde de San Roque, el que hace algunas semanas, en la Cadena SER, invitó a hacer una reflexión profunda para que el partido generase una corriente de ilusión y se convirtiese en una alternativa real al gobierno de Juanma Moreno.
Esto constituye una novedad, puesto que ningún otro secretario provincial había levantado la voz respecto a la figura de Espadas. Este planteamiento tiene dos lecturas, que el oficialismo, al que podría estar sujeto el dirigente campogibraltareño al ser diputado nacional y defensor de las políticas de Sánchez, haya perdido la confianza en Espadas, o que el expresidente de Diputación, sabedor de que el candidato sevillano alberga muy pocas opciones de llegar a San Telmo, abogue consecuentemente por buscar otra figura al frente del partido en Andalucía.
Supone, eso sí, un arma de doble filo, quién sabe si jugarse el todo por el todo. Porque en caso de que Juan Espadas, cercano además a la anterior secretaria general del PSOE en Cádiz Irene García, siguiese al frente tras el congreso regional, la opción de que el sanroqueño se mantenga como cabeza visible en la gaditana sede de la plaza San Antonio perdería muchos enteros.
Aguas revueltas
Pocas veces ha habido mayor expectación en el máximo cónclave de una formación política, pero la agitada actualidad en torno al Partido Socialista hacen que esta cita no sea una más. Desde hace meses se espera este Congreso en el que nada hace sospechar que, pese al creciente malestar entre los militantes de base por la falta de democracia interna, Pedro Sánchez pueda tener problema alguno para revalidar su liderazgo nacional. Pero los acontecimientos hasta este fin de semana no han podido ser más turbulentos.
Más allá del fragor parlamentario, el caso Koldo, el asesor del exministro José Luis Ábalos, empezó a levantar asperezas que han alcanzado su punto álgido con las recientes declaraciones en sede judicial del empresario y conseguidor Víctor de Aldama, que asegura, entre otras cosas, que el presidente era consciente de su actividad y que había entregado al secretario de organización socialista, Santos Cerdán, una comisión de 15.000 euros.
Esto se une a la imputación de la esposa de Pedro Sánchez, Begoña Gómez, por un supuesto delito de tráfico de influencias y corrupción, una cuestión que derivó en la famosa carta a la ciudadanía con la que el presidente del Gobierno dejó en el aire durante cinco días su continuidad al frente del Ejecutivo al afirmar que era una objeto de una cacería mediática.
Si estas cuestiones por sí solas no habían generado suficiente revuelo antes del Congreso, en los últimos días se han sumado dos asuntos que añaden más leña al fuego.
ABC publicó este pasado fin de semana que desde Moncloa, tras una supuesta filtración del fiscal general del Estado Álvaro García Ortiz por la que el Supremo lo ha imputado, se le hizo llegar al líder de los socialistas en la Asamblea de Madrid Juan Lobato el correo del abogado de la pareja de Isabel Díaz Ayuso, Alberto González Amador, para que el dirigente del PSOE utilizara la información contra la presidenta madrileña. Lobato, para que quedase acreditada la procedencia de la misma, acudió a un notario. Este movimiento no ha sentado nada bien dentro de la cúpula del partido y las públicas presiones que ha recibido de algunos de sus propios compañeros han hecho que el ya exsecretario general del PSOE de Madrid se haga a un lado y presentase su dimisión el miércoles.
Esa misma jornada, la titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Badajoz imputó a David Sánchez, hermano del presidente del Gobierno, por unas supuestas irregularidades en su contratación por parte de la Diputación de Badajoz, que podría haberle creado un puesto a medida.
Cierre de filas forzado
Dentro del socialismo consideran que todo lo expuesto anteriormente son bulos, informaciones falsas que tienen un interés partidista y que buscan perjudicar políticamente al PSOE, por lo que se genera un caldo de cultivo de protección interna a la figura del presidente y la propia formación.
Y sacan pecho del nombramiento de Teresa Ribera, a la que algunos ya sitúan como posible sucesora de Pedro Sánchez a medio plazo, como vicepresidenta primera de la Comisión Europea, un cargo con amplísimas competencias a nivel comunitario y que comandará la transición energética de los 27.
Sin embargo, más allá de todo esto, en las bases hay un malestar latente con la pérdida de poder territorial del PSOE en los últimos años y especialmente por la pérdida de voces plurales en el partido, asegurando algunas fuentes socialistas que Santos Cerdán, a través de sus personas afines y los secretarios de organización regionales, maneja los designios según estima más conveniente para la formación a escala nacional: «Esto ya no es el Partido Socialista Obrero Español. Esto es una sucursal del Partido Sanchista», dijo un representante socialista a este mismo periódico el pasado mes de octubre.