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Condenado en Cádiz un maltratador que llegó a atar a su víctima a una tubería para que no fuera a vacunarse
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Durante meses la mantuvo bajo un férreo control, la encerraba, le quitaba el móvil y le hacía leer normas talibanes, hasta que ella logró escapar
La Audiencia de Cádiz, y ahora el TSJA, le ha condenado a ocho años de prisión
El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ha confirmado la sentencia dictada por la Audiencia de Cádiz contra un vecino de Alcalá del Valle que resultó condenado a ocho años de prisión por los delitos de detención ilegal, maltrato habitual, maltrato físico y vejaciones.
Como relata el fallo, el acusado mantuvo una relación de convivencia con la víctima y desde marzo de 2021 «la sometió a continuos malos tratos psicológicos». Entre otras cuestiones, controlaba su alimentación, su vestimenta, solo le dejaba usar el móvil en su presencia y con el altavoz puesto, o le hacía leer veinte veces un decálogo con normas de conducta tomadas del credo de los talibanes para que se ajustara a él.
Además, y según se pudo probar, a veces la mantenía encerrada sin poder salir e incomunicada o también le preguntaba por los hombres con los que había mantenido relaciones sexuales y por cada nombre que le decía le daba una bofetada. Incluso, y según relata la sentencia, una noche la obligó a dormir en la azotea y poniéndole un cuenco con agua le decía: «Ahí te quedas como una perra».
Al tiempo también le profería múltiples insultos y ocasionaba daños físicos. «Todo ello generaba un clima de terror en el que la víctima se veía inmersa y que llegaba a anular considerablemente su voluntad, frente al trato basado en la fuerza y la violencia que recibía de su pareja».
Así el 27 de agosto de 2021 el acusado le propinó a la víctima una paliza que duró desde el mediodía hasta la madrugada del día siguiente porque ella quería ir a vacunarse y él no le dejaba porque era 'antivacunas'. Por ello, el ahora condenado le ató las manos a una tubería de manera que no pudiera moverse al tiempo que le profería malos tratos físicos para que estuviera quieta. Durante las horas que duró este episodio no tuvo la más mínima posibilidad de moverse de donde había atada, ni de pedir ayuda.
Como consecuencia de estos hechos, sufrió lesiones consistentes en erosiones y contusiones múltiples.
Fue al año cuando la víctima logró escapar del domicilio cuando aprovechó que el acusado había salido a comprar comida, dirigiéndose a casa de sus padres que vivían a unos 200 metros.
El procesado presentó recurso de apelación al respecto de diversas cuestiones de supuesta indefensión procesal pero todos esos recursos han sido rechazados por el TSJA.