Cádiz
Manteros y falsificaciones de moda inundan los mercadillos de la costa de Cádiz
Localidades como El Puerto, Sanlúcar, Chiclana y Chipiona son los principales focos de una venta ambulante que tiene una clientela fija
La Policía de El Puerto de Santa María ha intervenido más de mil prendas falsificadas durante el verano
La Asociación de Comerciantes de Chipiona reclama que «se subsane la ausencia de Policía Local porque las consecuencias, como la presencia de venta ambulante y top manta, son muy graves»
Las ciudades y pueblos de la provincia de Cádiz duplican y, en algunos casos, triplican la población durante los meses de verano. Las calles se abarrotan de visitantes y, tras su paso, generan un impacto económico positivo en la zona. Pero no siempre es así. La venta de productos falsificados, que se suelen producir en zonas muy concurridas, damnifica a los comerciantes, que se sienten «preocupados» ante una práctica delictiva normalizada por los consumidores.
La playa de La Barrosa, en Chiclana, o la plaza del Cabildo, en Sanlúcar, son algunos de los lugares donde es habitual encontrar a vendedores de estos tipos de productos falsificados, en su mayoría textil. Uno de los puntos de la provincia de Cádiz donde más se produce este comercio ilegal es en Valdelagrana. La Policía Local de El Puerto de Santa María despliega un dispositivo especial durante el verano para evitar la venta, sobre todo, de camisetas de equipos de fútbol, gorras, bolsos o zapatillas falsificadas, productos que no pasan controles de calidad y que pueden provocar alergias o infecciones en la piel. «En lo que llevamos de verano, hemos intervenido más de mil prendas. Tenemos un grupo que, tanto por la tarde como por la noche, se dedica a esto«, explican fuentes de la Policía Local, quienes aseguran que »los productos requisados se destruyen o se someten a una cata para asegurar que no provocan infecciones y donarlos a alguna asociación u ONG«. Cuando los vendedores ambulantes sin licencia divisan a los agentes de policía, »dejan la propia mercancía en el suelo y se quitan de en medio«.
«En el tema del delito hay una franja bastante fina. Podría entrar como un delito contra la propiedad industrial, que podría suponer una multa de trescientos a cuatrocientos euros, pero porque es una burda imitación«, explican. El que compra estos productos sabe que es una falsificación por el tejido, las costuras, las marcas y, sobre todo, el precio. »La propia autoridad judicial lo determina como una burda imitación. Es decir, ni si quiera se entiende de que pueda ser una falsificación, porque para falsificar tiene que poder confundir al consumidor si es verdadera o no«. Es por eso que la Policía Local de El Puerto interviene y presenta la denuncia por »venta ambulante ilegal«, que en muchas ocasiones »no tiene domicilio conocido, o te dan uno distinto«. El material textil proviene mayoritariamente de Taiwán y China. «Entra por los puertos en bidones y es prácticamente imposible dar con los fabricantes», lamenta.
La otra cara de la moneda se vive en Chipiona. Allí, «la falta de efectivos de la Policía Local» ha provocado el malestar de los comerciantes. «Las consecuencias de la ausencia de Policía Local en Chipiona son muy graves. Como, por ejemplo, los problemas que genera la venta ambulante y el top manta, todo en la calle Isaac Peral principalmente«, afirmó Sebastián Tirado, presidente de la Asociación de Comerciantes de Chipiona, en una rueda de prensa celebrada el 14 de agosto. Dos semanas antes, los comerciantes mantuvieron una reunieron con la delegada de Comercio, Isabel Mª Fdez, para abordar el tema de la venta ambulante. Tras el encuentro, ACITUR afirmó que la delegada »aseguró reunirse con la Policía Local para intentar que al menos el problema de la venta ambulante y top manta se pueda tratar«. Sin embargo, el presidente de la entidad lamentó que »no han visto actuación positiva por su parte«.
Según el estudio de la Confederación de Empresarios de la provincia de Cádiz de 2023, la economía sumergida en Cádiz esconde 1.500 millones de euros anuales y las actividades no declaradas representan hasta el 24,7% del PIB en la provincia. Sin embargo, la venta de productos falsificados en Valdelagrana y en otros puntos de la provincia es una de las muchas que existen por todo el territorio español y, a su vez, afecta la economía del país. En España, el segundo país en el que se compran más imitaciones de la Unión Europea por detrás de Bulgaria, esta actividad delictiva genera pérdidas de 5.700 millones de euros y 44.700 empleos, según el informe 'Situación del Comercio Ilícito y Fraude en España, Europa y el mundo', elaborado por Sicpa.
El motivo principal por la compra de estos productos es la gran diferencia de precio respecto al original, el que se quiere. Por ejemplo, en el mercado de las camisetas de fútbol, uno de los principales reclamos, la elástica del Cádiz CF cuesta 85 euros, mientras que las imitaciones pueden costar alrededor de 25 euros, aunque el precio varía según la calidad de las falsificaciones. Una práctica que, a pesar de sus consecuencias negativas, está normalizada y «aceptada». Uno de cada tres europeos, considera aceptable hacerse con estos productos si el precio original es demasiado caro, según un informe de la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea.
La competencia desleal
Uno de los sectores afectados directamente es el de los comerciantes, como la tienda de deportes de la esquina del paseo marítimo o la de zapatos y bolsos de una de las calles más concurridas de la ciudad. Ellos sufren la «competencia desleal» por parte de los vendedores ambulantes sin licencia que se dedican al comercio de falsificaciones por toda la provincia. «Afecta bastante porque cada vez proliferan más y hacen mucho daño. Los comerciantes tradicionales están muy preocupados porque cada vez cuesta más por los impuestos y la legislación; mientras que estos vendedores no pagan impuestos, no tienen el personal dado de alta ni tampoco las obligaciones que tenemos los empresarios«, lamenta Ángel Juan Pascual, presidente de la Cámara de Comercio de Cádiz, quien sostiene que «debería haber una persecución policial más estricta» para evitar este tipo de actividades. Esta práctica delictiva también afecta a las marcas. «Desacredita la imagen de las marcas. Aunque aparentemente sean parecidos, no son iguales, y la verdad que las deteriora mucho».
A los comerciantes de Chiclana les «preocupa», pero el perfil de turista mayoritario no suele consumir este tipo de productos. «Sí que es verdad que normalmente el turista que viene, por lo menos con lo que nosotros nos encontramos en nuestro negocios, busca calidad», defiende Ana Belén Mota, responsable de la plataforma de comerciantes Vive Chiclana, quien asegura que los vendedores de los productos falsificados «entran ofreciendo perfumes, gafas de sol o joyas de pandora en los negocios«. Aunque no solo la venta ambulante afecta a los comerciantes chiclaneros, la venta de los productos falsificados por las plataformas digitales también provoca la pérdida de ventas. «Al final la gente no se da cuenta que cuando tú compras algo que no ha pasado los procesos de calidad, pero que te hace el mismo avío, a la larga, si son unos zapatos, terminas con los pies... Y te cuesta más caro el collar que el perro», concluye.