DEP
Muere la ceramista y poeta Nadia Consolani, viuda de Fernando Quiñones
La veneciana fue gaditana de adopción a partir de su matrimonio con el autor de «La canción del pirata»

La ceramista, traductora y poeta Nadia Consolani Mauro (Venecia, Mestre,1939-Madrid, 2025) ha fallecido esta madrugada en Madrid, tras una larga enfermedad.
Viuda de Fernando Quiñones y presidenta honorífica de la Fundación que lleva su nombre en Chiclana de la Frontera, Nadia Consolani fue gaditana de adopción, a partir de su matrimonio con el autor de «La canción del pirata». Hace dos meses, se trasladó a Madrid para seguir tratamiento médico en la capital española, pero durante las últimas décadas mantuvo su residencia en la capital gaditana.
Nadia, tras su temprano matrimonio en Milán, con el escritor Fernando Quiñones, teniendo como padrino de boda al poeta sevillano Aquilino Duque, llega a España en 1959, estableciéndose en Madrid, donde conoce a la intelectualidad del momento. Tiene dos hijos, Mariela y Mauro.
Pronto, a partir de un viaje a Latinoamérica junto a su marido, conoció la cerámica precolombina y sus ansias artísticas y creativas se orientan hacia dicha disciplina artística y la escultura, de la mano del matrimonio de escultores, Arcadio Blasco y Carmen Perujo, participando en numerosas exposiciones, tanto individuales como colectivas, en España y en el extranjero.
Al mismo tiempo, su creación plástica se va completando con la poesía. Una poesía íntima y universal que enlaza y completa su mundo creativo, enlazando sus raíces venecianas con la realidad inmediata en que se desenvuelve. Su obra actúa como nexo de unión entre el ámbito cultural italiano de la Gallería de San Lorenzo, a la que pertenece, con los grupos poéticos de su entorno más inmediato.
La Poesía de Nadia Consolani, publicada en Jerez de la Frontera por Peripecia Libros, recorre su universo vital a través de más de treinta años de producción lírica, desde el íntimo Once poemas, publicado en 1989, hasta su última participación con muchas de sus amistades literarias italianas en el libro colectivo VenezianaMente, de 2006, pasando por su participación en la antología Ecos de Agua, de 2004.
Se trata de una poesía que surge desde el fondo del alma, cuestionándose, no sólo su propio mundo personal e íntimo, sino la misma existencia como ser en el universo. Alfarera de palabras, le llamó la crítica.
Colaboradora activa de la Asociación de Amigos de Fernando Quiñones, dicha entidad inauguró recientemente una biblioteca social que lleva su nombre.
En 2019, la Fundación Fernando Quiñones exhibió en el Museo de la Ciudad de Chiclana la exposición «Las miradas de Nadia Consolani», comisariada por Jesús Carrasco.