chiclana
María Emilia, feliz por la acogida de la exposición de sus muñecas
María Emilia Lira donó su colección de aproximadamente setecientas muñecas al Ayuntamiento de Chiclana
El Centro de Mayores Reifs ha preparado una excursión. El destino: la exposición de muñecas de María Emilia en la Fábrica de la Luz. Un viaje al pasado. Gisela, Mariquita Pérez o Mari Pepa Mendoza vuelven a mirarles a los ojos, los mismos que ansiaban ver en casa y que se tenían que conformar con ver en los escaparates o anuncios de periódicos. Eran muy pocas las personas que podían presumir de tener una Gisela en casa por el precio tan alto que costaban. Y si tenías la suerte de tener una, no era para jugar con ella. «Las madres no te la dejaban coger, tan solo era para presumir de que sus niñas tenían muñecas», explicó María Emilia a LA VOZ DE CÁDIZ semanas antes de abrir el espacio cultural.
Pero se encontraron con una sorpresa. «Mira, ella es la de la colección», advierte una señora al ver en la televisión de la exposición el documental de María Emilia. A escasos metros, está la responsable de todo lo que se ve en esas vitrinas. Cuando se percatan, escuchan con atención y admiración cada palabra que sale de su boca. «Aquí están las muñecas de mi época, las de cartón, se llamaban cartoncito, son lo principal que yo he tenido en mi colección; lo que pasa que, como me ha gustado el estudio de ellas, pues he ido comprando muñecas para hacer una comparación con las muñecas extranjeras y ponerlas en un buen lugar«, explica la coleccionista. Una colección que tiene como objetivo el estudio de unas muñecas que pasaron de ser su infancia a ser su vida.
María Emilia estuvo involucrada en la creación del espacio desde el primer minuto y se emociona al verlo terminado. «Yo no me lo creo. Cuando a veces vengo, digo: 'y si voy y ha desaparecido el espacio'. Es que estoy muy contenta, siempre digo lo mismo«, confiesa la coleccionista, quien asegura que »ha sido una gran sorpresa la aceptación de la exposición por parte del público«. »Aunque esté ya abierto, ella no dejará de ir. «Hasta que la colección no me deje de necesitar, aquí estoy yo para echar una mano donde sea».
La idea nació por el amor que ella le tiene a sus muñecas. Un cariño que no se compra con dinero. «Yo no quería vender las muñecas y quería que tuvieran un lugar donde pudieran estar. Tuve la gran suerte de meterme un día en la página web del ayuntamiento y saltarme el protocolo y escribirle a el alcalde directamente. Esto no podía salir más bonito«, explica emocionada María Emilia, que todavía no puede entrar en la habitación donde vivían las muñecas antes de mudarse a la Fábrica de la Luz. El alcalde visitó su casa hace cuatro años y quedó maravillado. »Me quedé muy impresionado de lo que vi allí, y hablamos y hablamos, y surgió, como dije, surgió el amor y surgió la posibilidad de que pudiéramos crear este espacio. Y ella estaba desde el principio encantada de que pudiera hacerse realidad lo que hoy aquí vemos«, recuerda el regidor chiclanero, José María Román.
Con una colección de esta envergadura, el reto era importante. «Cuando asumimos la la colección, el reto era muy grande, porque vista la maravilla que María tenía en su casa, decíamos, ¿estaríamos a la altura o no estaríamos a la altura?», explica Juan Carlos Rodríguez, coordinador de la Fábrica de la Luz.
Ahora, ese sueño de María Emilia ha visto la luz, pero todavía queda camino por recorrer. «Queremos trabajar en hacer un catálogo y en hacer una guía para los visitantes; todavía tenemos trabajo museístico», afirmó Juan Carlos Rodríguez. Una colección que teletransporta a la infancia de muchas personas y que explica cómo era la sociedad española durante el siglo pasado desde la perspectiva de las muñecas.