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Manuel Romero, el actor de doblaje que hace reír a Chiclana con sus «redoblajes» sobre la ciudad
En menos de dos meses, sus vídeos doblados, que tienen un marcado acento chiclanero, no paran de ser compartidos por los vecinos en las redes sociales
Ha doblado películas rodadas en Chiclana, como Cateto a babor (1970) o Caín (1986), y también ha versionado el rosco de Pasapalabra e, incluso, ha convertido el Pleno municipal en un debate sobre una barbacoa
Ocho apellidos chiclaneros: redoblaje con gracia y guiños de todo tipo a la localidad gaditana
Ocho apellidos chiclaneros, el Pasapalabra versión Chiclana o la Barbacoa de Pleno son algunos de los doblajes que no paran de circular por las redes sociales entre vecinos de la localidad gaditana. «Con la Y: me gustaría que escucharas y creyeras una cosa que te voy a decir», pregunta el presentador. «Yo tomara que tú vieras'« responde con acierto el concursante que se enfrenta al rosco chiclanero, donde todas las letras corresponden a personajes, expresiones, comidas y lugares propios de la ciudad. Manuel Romero (Huelva, 1983) es el responsable de hacer reír a muchísimas personas con sus vídeos. Un onubense que estudió doblaje en Sevilla, llegó a Chiclana por amor y se empapó de una ciudad con alma de pueblo que tiene un potencial enorme para el humor.
«Los doblajes chiclaneros los empiezo exactamente el 20 de octubre, y en poco tiempo han pegado muy fuerte», explica el actor de doblaje. Pero, ¿cómo un onubense que estuvo a caballo entre Sevilla y Chiclana durante 10 años hasta asentarse en el 2014 puede conocer tanto la idiosincrasia del pueblo, sus costumbres y su forma de hablar? «Por mi trabajo de diseñador gráfico hemos editado los libros del círculo de autores de la editorial de Navarro. Eso hace que te empapes de cosas que tal vez una persona de Chiclana no sabe«, responde. Sin embargo, esa no ha sido su única fuente de inspiración de la que bebe. Su suegra Antonia le abrió una ventana a un vocabulario y a una forma de hablar que él desconocía. «Dar un 'flete', 'jocifar', 'escamondado'... me encanta ese tipo de palabras, y tenía que incluirlas en los vídeos«.
Unos doblajes que cuentan con miles de visitas en Facebook y que hacen reír a los chiclaneros y chiclaneras, que ven representadas sus raíces con mucho arte. «Yo digo en los vídeos lo que la gente de Chiclana dice por la calle«, sostiene Manuel Romero, quien asegura que «la gente no se ríe por mí, porque muchas personas no saben quién soy, sino porque cuento algo del día a día de Chiclana». Su último doblaje, el Pasapalabra chiclanero, cuenta con casi 50.000 reproducciones y medio millar de veces compartidas en su perfil 'Redoblajes' de Facebook, en tan solo 4 días. «Parece que naciste en Chiclana, y sobre todo en los años 80, jajaja», comenta con acierto un usuario en las respuestas de la publicación.
Detrás de las risas hay trabajo
La vocación de Manuel Romero siempre fue ser actor de doblaje. Empezó a picarle el gusanillo por este mundo desde bien pequeño. «Recuerdo bajarle el volumen a la tele y poner voces. También me acuerdo de grabar la canción de Mary Poppins y obligar a mis padres a que me escucharan cantarlas», rememora Manuel Romero. Fue con 12 años cuando ese interés por el doblaje se tradujo en algo más serio. «Mi madre me llevó a Sevilla para hacer una prueba de acceso en una academia. Cuando la hice, me dijo: 'Lo haces muy bien. ¿Has hecho alguna vez doblaje?' Cuando preguntamos si costaba dinero apuntarse, mi madre me dijo que ya eso más para adelante«. Tras ese primer acercamiento, no supo nada más del doblaje hasta el 2006, cuando se fue a Sevilla y decidió estudiarlo a la vez que trabajaba de diseñador gráfico. Una vez terminado el curso, empezó a hacer sus primeros encargos.
«En la crisis de 2008, perdí mi trabajo y una salida de escape que encontré fue dedicarme al doblaje. Estuve más de un año dedicado íntegramente a este mundo, pero eso no te da para vivir», lamenta. Manuel Romero consiguió otro empleo como diseñador y tuvo que declinar varios trabajos de doblaje, lo que provocó que le dejasen de llamar. Sin embargo, mantiene la conexión con su vocación gracias a internet. «Antes hacía doblajes más generales, pero hace un par de meses decidí, en busca de un feedback más directo, hacerlos sobre Chiclana», sostiene.
Ahora, Manuel Romero compagina su labor como diseñador gráfico con algunos trabajos de doblaje que realiza para las redes sociales de una marca de camisetas y su propio proyecto desde casa. Es su manera de poder quitarse la «espinita» tan grande que le supone el doblaje, al no haber podido dedicarse a él en cuerpo y alma. «Me encantaría que hubiese en Cádiz estudios de doblaje y arte dramático y haberme dedicado a ello», concluye.