Televisión

El crimen del churrero de Chiclana: los hijos relatan su dolor y cierran heridas

Bernarda y José Manuel comparten su desesperación, sus miedos y su posterior alivio en la serie 'Luz en la oscuridad' de Carles Porta

Condenados a 22 años de prisión dos de los implicados en el crimen del Churrero

Crimen del Churrero: «¡No pensaba que iban a llegar hasta ahí, a matar a una persona!»

El crimen del churrero de Chiclana, por Carles Porta: «Los hijos, las víctimas, necesitaban ser escuchados»

El churrero de Chiclana, en una imagen de archivo. M.

Había mucha expectación. En estos días se estrenaba el nuevo capítulo de Luz en la oscuridad, el 'true crime' dirigido por Carles Porta y que enfocaba en esta ocasión el crimen del churrero de Chiclana. Un asesinato que tenía lugar hace 20 años y que causó mucho dolor entre sus familiares: por la pérdida de Antonio Romero y la de su mujer pocas veces después a consecuencia de los golpes y tan traumática situación; pero también por la tardanza en resolver el caso (más de 11 años en dar con los criminales), las acusaciones contra miembros de la familia y vecinos que provocaron rupturas, y el temor a que se repitieran tales escenas en el tranquilo barrio de la bola de Chiclana.

El popular espacio televisivo, que se mueve en esa frontera entre el documental y el cine, recogía la historia en dos episodios de unos 45 minutos cada uno. Durante estas dos décadas se ha escrito mucho sobre esta tragedia, pero el valor de este documental es sin duda las declaraciones de los hijos de las víctimas, Bernarda y José Manuel.

Los hechos se remontan al 23 de septiembre de 2004. Esa madrugada, cuatro encapuchados, cuatro sombras, irrumpen en la casa del churrero, una persona muy popular y querida en el municipio. La emprenden a golpes con la pareja, instándoles a abrir una caja fuerte de la que no tenían la llave, y que supuestamente albergaba una importante cantidad de dinero en metálica (alrededor de millón y medio de pesetas) procedente de la venta de chatarra.

Un reguero de sangre de uno de los asaltantes que se cortó al saltar el muro, diferentes colillas repartidas por la casa y numerosas huellas hacían prever que sería un caso fácil de resolver. Pero no fue así. El criminal no estaba fichado por la Policía y por tanto de nada sirvieron esas muestras de ADN... en esos momentos.

José Manuel y Bernarda, los hijos del churrero, cuentan en primera persona el dolor que ha marcado su vida desde aquel asalto. Esa sensación de desesperación por no encontrar a los responsables, de miedo por ser futuros objetivos de unos asesinos que no tenían rostro, de alivio cuando al fin se localizaron a los ladrones. Y de lamento por no haber podido encontrar a ese 'guía' que fue clave para el desarrollo de tan fatídico suceso.

Porta explicaba en una entrevista en este medio que las víctimas «necesitaban ser escuchadas. Es donde yo hablo de socialización del dolor», asegura el periodista, que asegura que contar su relato les sirve de terapia. «Yo estoy seguro de que la familia Romero, cuando esto se emita, va a recibir una cantidad enorme de 'inputs'. Porque lo hemos visto en otros muchos casos de gente de su barrio de su entorno incluso de más lejos, que les dirán: 'no sabía que habíais sufrido tanto'. Para mí, eso es la socialización del dolor«. El documental se puede ver en Movistar Plus+.

Spoiler: la Audiencia Provincial de Cádiz condenaba a 22 años y nueve meses de prisión a Faruko M. y Enver B. dos de los implicados en el conocido como crimen del Churrero. Adrijan S., el tercero de los implicados en el suceso (quien dejó el rastro de sangre), fue condenado a 12 años y medio de cárcel por el tribunal al considerar como atenuante la colaboración que prestó durante el desarrollo del juicio y la investigación.

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