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Los comerciantes de los mercados de verano se resienten de la subida de precios: «Este año está más flojo»
La localidad gaditana es el destino más caro de España para pasar las vacaciones, según Booking
El sol se esconde y el fresquito aparece. Antes de irse, ha coloreado el cielo y ha regalado una estampa preciosa. Los visitantes alucinan con algo a lo que todavía los chiclaneros no se han acostumbrado, por fortuna. Afortunadamente. Luego, a cenar en un restaurante por La Barrosa y a dar un paseo por los mercadillo. Son las once de la noche y sus puestos están abarrotados. Mucha gente se para a mirar, pero poca termina por comprar.
Clara Lebrero pasa todo el verano en Besugo Market. Es la primera vez que monta su puesto, donde vende pendientes y collares que confecciona ella misma con sus propias manos a partir de arcilla polimérica y acero inoxidable, y «no tenía expectativas» más allá de lo que le habían contado. «Me está yendo bien, no estoy perdiendo dinero; pero es verdad que hay un murmullo generalizado de que este año está más flojo, se está gastando menos dinero«, lamenta la artesana. Como ella, muchos artesanos y comerciantes que no tienen tienda física aprovechan la posibilidad de montar en mercados de verano para »darse a conocer« ante el público. Montar un puesto durante todo el verano en alguno de ellos cuesta mínimo 3.500 euros.
«Este año está más tranquilo que otros años», coincide Víctor Parro, encargado de Besugo Market, uno de los mercadillos más longevos de la localidad, con más de 10 años de vida. Familias al completo pasean y disfrutan de algo que va más allá de ver puestos de ropa, joyas o complementos. En La Canalla, la música en directo y el servicio de restaurante complementan la experiencia. Sin duda, los mercados de verano son un atractivo turístico del verano en Chiclana, la ciudad más cara para pasar las vacaciones. En la localidad gaditana, el precio medio de una noche es de 368 euros, un 11,9% más alto que el verano pasado, según Booking. Un hecho que afecta a la cantidad de dinero que se gasta en las vacaciones y repercute en los comerciantes.
«Al haber subido los precios, la gente hace más vida dentro de los apartamentos que alquilan y restringen un poco el gasto. No tienen tanta disponibilidad para gastar. Sí que es verdad que viene gente con mucho potencial que gasta y no les importa porque han destinado esta partida a disfrutar de sus vacaciones y a lo que tengan que hacer«, explica Ana Belén Mota, presidenta de la plataforma de comerciantes Vive Chiclana. Sin embargo, quien repite en los puestos es, sin duda, porque »obtiene beneficios«. »Es un escaparate y también la forma de crear su tienda física cuando no pueden permitirse alquilar un local«.
El escaparate que supone para los comerciantes y artesanos es un reclamo más allá del municipio. «Viene gente de Sevilla y de otras poblaciones a pegar aquí el verano entero, en el mercadillo», afirma la representante de comerciantes chiclaneros. Además de Besugo Market y La Canalla, Chiclana cuenta con más mercadillos. Tantos que casi se podría ir desde la Segunda Pista hasta El Sotillo de uno en otro. Boho Market, Melk-Art y El Rincón del Artesano son otras opciones que se suman a la oferta de mercados de la ciudad.
Clara Lebrero confecciona collares a la espera de que algún cliente pregunte por alguno de ellos. A pesar de haber sido un verano más tranquilo, confía que la última quincena de agosto sea mejor. Sea como sea, el año que viene repite sin duda. Y como ella, el resto de pequeños comerciantes y artesanos que ven en los mercados de verano una manera de hacer crecer sus negocios.
