Chiclana
El arte de 'Prim': la ciudad de Chiclana representada en corcho
La Ermita de Santa Ana, la Iglesia Mayor, el antiguo Puente Chico o el Castillo de Sancti Petri son algunas de sus obras

El arte no entiende de formas. Puede nacer en cualquier sitio y crecer de cualquier manera. A veces, incluso puede aparecer de la nada. Porque sí. Algo parecido le sucede a Juan Manuel Rodríguez 'Prim'. «Me viene del corazón, de otra manera no me puede venir». Él, vecino de Chiclana, no tiene ningún familiar que se dedique a lo mismo que él: Las maquetas de corcho.
La AAV Mayorazgo Alto tiene un taller. Dentro hay una máquina de madera formada por un hilo en tensión vertical y en la que está grabada la palabra 'Cortadora'. Es la que utiliza Juan Manuel para cortar las planchas de corcho. Las ahí por todas las estanterías. Tanto sin haber sido tratadas todavía como ya terminadas en las piezas. Y ahí es donde se van los ojos nada más entrar por la puerta.
Cuesta imaginar cómo de una simple plancha de corcho se ha podido recrear la Ermita de Santa Ana, entre otras obras, y, sobre todo, el trabajo tan minucioso y exacto que necesita. Pero a Juan Manuel no le hace falta ni bocetos, ni planos, ni reglas; tan solo, unas imágenes. «La única referencia que tengo son fotos. Todo lo que ves aquí está sacado de mi cabeza. No utilizo ni reglas, ni metros, ni nada. Del tirón al tajo«, explica el maquetista, quien asegura que nadie le ha enseñado a hacer las maquetas.
Un mini taladro Dremel y paciencia. Mucha paciencia. «En este trabajo no existe el reloj». Infinidad de detalles de la mano de una persona muy autoexigente y presa, como todo artista, de las garras de la inspiración. «A mí me viene sola. Cuando veo que estoy metiendo la pata lo dejo porque soy muy perfeccionista«, confiesa. Con su obra culmen, una impresionante recreación de la Iglesia Mayor, tuvo que desconectar en varias ocasiones a la espera de la inspiración. »Tuve que dejarla un tiempo porque me traía loco. Me iba a pescar, me daba una vuelta; hasta que no me venía la inspiración no podía seguir. Pero cuando venía era un vicio horroroso. El día, la noche, los vacaciones; siempre ocupado con esto. Solo es encontrar el momento«.
La Iglesia Mayor, la obra maestra
A la Iglesia Mayor no le falta detalle. Tuberías de desagüe, los desperfectos de la fachada, la puerta tapiada, las cúpulas... Todo está representado en la maqueta. La cantidad de horas que hay en ella dedicada es innumerable. «Tardé más de dos años en terminarla. Comencé en el 2006/2007 y la terminé entre el 2009 y el 2010«. El año pasado decidió añadirle las dos torres. »Me fijé que en una de las puertas de la Iglesia había unos planos de ellas y por ellos me guie«. El paso del tiempo, el calor y la humedad le pasan factura al corcho. Por lo que cada cierto tiempo ha tenido que pasarle algunas capas de pintura para mantenerla.

El tamaño de la maqueta impresiona. Es tan grande que no fue para nada fácil sacarla de casa. «La tuve que sacar por el tejado. Empecé a hacer las piezas en el cuarto de la azotea, pero me quedé sin espacio y me fui al salón. Cuando me di cuenta, no salía por la puerta. Como pude la volví a subir para arriba, le metí dos palos, dos cuerdas y la conseguimos bajar los dos metros de altura«, relata Juan Manuel, que las hacía en casa antes de trasladar el taller a la asociación vecinal. Y eso, como no podía ser de otra forma, causaba expectación en el barrio. »Ponía a secar las pinturas en la azotea y los vecinos se acercaban para verlas y saber cómo iba el proceso«.
Con la Ermita de Santa Ana está en ese momento de stand-by a la espera de que aparezca la inspiración. «La empecé hace nueve meses y le queda la mitad». Incluso tiene un circuito de luces para poder alumbrar el interior. También ha maquetado el antiguo Puente Chico de Chiclana y el Castillo de Sancti Petri, «modernizado a su manera» y dedicado a su nieta Noa. «Lo hice para ella y lo tengo reservado para cuando sea un poco más mayor».
El valor de su trabajo es incalculable. Son muchísimas horas dedicadas. «Es tanto que tiene nadie lo paga», afirma. Llama la atención que unas obras de este calado estén en las estanterías de un taller y no expuestas a la vista de todos. «Yo prefiero que esté expuesto porque aquí en el taller no hace nada. Queremos ponerla en los escaparates de La Plaza para que todo el mundo que pase pueda verla». Quien las ve por primera vez piensa lo mismo: ¿Por qué no están en un escaparate? De momento, en ocasiones se exponen en la asociación para algunos eventos.
El origen de todo
A sus 18 años, cuando trabajaba en la Empresa Nacional Bazán y sus aspiraciones eran mayores que «estar toda la vida de peón», apareció una oportunidad. «Trabajaba en el lugar donde se hacían los exámenes de la Marina. El que estaba allí me enseñó de planos y me gustó. A consecuencia de eso, aprobé exámenes hasta ser oficial de primera». El estudio de planos, el motivo de todo. «Es lo que me ha dado las cualidades y fue el momento en el que me di cuenta del talento que tenía», asegura.
Tras quedarse en paro y trabajar de transportista, llegó a la Asociación Vecinal Mayorazgo Alto y le pasó algo parecido. «Iban a hacer un curso de belenistas y faltaba una plaza, así que me apunté y fui. A partir de ahí, le cogí gusto y las horas muertas». Todos los años su asociación se presenta al concurso de Belenes de Chiclana con la intención de llevarse el primer premio.
Para Juan Manuel trabajar en sus maquetas es su momento de desconexión. Lo lleva por dentro. Pinta la fachada de la Ermita y ya previsualiza cómo va a quedar su interior. Él opta por dedicar su tiempo a algo que tenga trascendencia. «Prefiero perder el tiempo haciendo algo de valor como esto», confiesa.
Lo de «perder el tiempo» es discutible. Con sus obras y su talento ha ganado la ciudad de Chiclana. Unas piezas que, sin lugar a dudas, deberían estar tras un cristal a la vista de todos.