Chiclana de la frontera
Abierto el debate en Chiclana: Gorrillas en las playas, ¿sí o no?
El Ayuntamiento pretende que los aparcacoches no soliciten una propina a los turistas cuando aparquen su vehículo
Sumergidos en pleno mes de julio, y tras dos años complicados por la pandemia de la COVID-19, los turistas llegan desde todos los puntos de la geografía española y europea a Chiclana de la Frontera, uno de los destinos turísticos por excelencia de la provincia de Cádiz. En el pasado mes de junio, los hoteles y aparthoteles de cuatro y cinco estrellas de Sancti Petri y La Loma tuvieron un 81,5% de ocupación, un 29% más que hace justo un año cuando la ocupación fue del 57,9 por ciento.
Además, los cinco hoteles de cinco estrellas de Chiclana de la Frontera tuvieron una ocupación del 76,3 %, lo que se traduce en un incremento de 15 puntos con respecto al año 2021.
Estos números se traducen en una mayor presencia de turistas en las playas de Chiclana, locales de restauración llenos todas las noches y los hoteles casi teniendo que colgar el cartel de 'sin camas disponibles'. Estas notas positivas chocan con el principal problema que tienen la gran mayoría de ciudades, el aparcamiento.
Desde bien temprano, los aparcamientos de las playas de Chiclana de la Frontera se encuentran llenos a falta de los sitios reservados para minusválidos. Los más madrugadores se hacen con los sitios más codiciados y aquellos que deciden ir y volver el mismo día, debido al viaje que tienen que hacer, llegan más tarde y llegan los problemas para aparcar.
El problema, para muchos, llega cuando encuentran el ansiado aparcamiento en un parking público y los gorrillas le exigen como mínimo un euro para aparcar en una plaza que es totalmente gratuita, ya que no es un parking privado.
La problemática con los gorrillas no es una novedad, se viene repitiendo en el tiempo de manera constante y en todas las localidades, ya sean ciudades costeras o de interior. A nadie le gusta pagar por aparcar su coche en un parking público, pero para evitar posibles muchos deciden dar la propina.
En época de pandemia, el Ayuntamiento de Chiclana, con el objetivo de evitar la mala imagen que podía dar para la ciudad la presencia de gorrillas pidiendo dinero en plazas públicas, aportó fondos municipales para que estas personas pudieran tener algunos ingresos mínimos sin la necesidad de pedir dinero a los turistas y a los propios chiclaneros.
Se destinaron 520.000 euros extras a Protección Civil para evitar que los gorrillas pidieran la propina a la hora de aparcar en las zonas cercanas a la playa. Sin embargo, el concejal Adrián Sánchez criticaba recientemente esta decisión debido a que limita las opciones de recaudación a los colectivos de desempleados.
La polémica está servida. Propinas a los gorrillas, ¿sí o no? Por un lado, los colectivos señalan que se posicionan en contra de tener que pedir una «limosna» debido a que «solo recibimos insultos y desprecios».
Por otro lado los turistas tampoco ven con buenos ojos tener que pagar para poder aparcar. Amparo y Miguel se encuentran de vacaciones durante la primera quincena de julio en Chiclana, naturales de Barakaldo (Vizcaya) afirman que «venimos todos los años, pero en los dos últimos por la pandemia quisimos quedarnos más cerca de casa».
«Muchos años alquilábamos una casa más lejos de la playa y teníamos que bajar con el coche y si veníamos diez días al final eran diez euros más caro lo que nos costaba el viaje», apuntan, aunque reconocen que «tampoco es que te vayas a morir por diez euros, es el dinero de dos jarras de cerveza y una tapa, pero en teoría son aparcamientos públicos».
Antonio es madrugador. A sus 72 años, este chiclanero se toma su «cortado de leche y su entera con aceite» todas las mañanas de verano en el mismo establecimiento.
«Es una tradición, el día que no lo hago es como si me faltara algo».
En su opinión «la playa sin gorrillas es más bonita, a mi no me gusta pagar cuando voy a algún sitio, así que a los que vienen aquí tampoco les gustará pagar, digo yo».
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