CÁDIZ
La caza, en peligro de extinción: una actividad necesaria y un reclamo económico para la provincia acechada por diversas amenazas
temporada de caza
La temporada en Andalucía comenzaba esta pasada semana, contando con múltiples novedades, con la apertura de la veda del conejo la semana pasada y la media veda hoy mismo
La ley de Bienestar Animal amenaza el futuro de una actividad que permite el equilibrio del ecosistema, que representa el 0,3% del PIB español y que frena la despoblación de la 'España vacía'
Cantaba Carlos Cano en 'La Morralla', a ritmo de tanguillos, aquello que decía así: «Quien no ha visto un árbol seco / no sabe que una calandria / contra más calor más canta, /contra más canta más sol, /contra más sol más jaleo. /La copla del tiroteo: /que se acabe el mangoneo pa' que empiece la función». Unos versos a tener muy en cuenta en este reportaje que sigue.
El pasado domingo se abría en Andalucía la media veda para cazar codornices, palomas y córvidos. Este año las escopetas no podrán apuntar a las tórtolas «al estar sometidas a una cuota cero como parte del compromiso para la implementación de un plan adaptativo de caza sostenible de la especie», según informa el Instituto Andaluz de Caza y Pesca.
Tampoco podrá abatirse la especie de paloma zurita «por considerarse que está aún en periodo reproductor en el sur de España», indicia, desde este organismo dependiente de la consejería de Medio Ambiente de la Junta.
En la zona costera de Cádiz, a diferencia del resto de la provincia y de Andalucía, los cazadores tendrán que esperar unos días más ‒hasta el 4 de septiembre‒ para abatir estas aves migratorias precisamente por su condición de tales: «Se concentran en el litoral para pasar el estrecho y cruzan dependiendo de los vientos», nos ilustra el algecireño Alfonso Medina, presidente de la delegación gaditana de la Federación Andaluza de Caza.
Estas son algunas de las múltiples limitaciones y regulaciones a las que están sometidos los cazadores para mantener el equilibrio natural del ecosistema. «Nosotros somos los primeros interesados en que se cuide la fauna y la naturaleza: los cazadores amamos el campo», comenta a colación Fernando Egea, cazador experimentado y exdelegado de Cultura de la Junta en Granada.
El magnífico escritor y escopeta Miguel Delibes, autor de 'Diario de un cazador', dejó escrito que «Son cosas compatibles cazar y amar a los animales. Lo que nos impone nuestra moral es no emplear ardides ni trampas».
El pasado 15 de agosto se levantó la veda para la caza del conejo: una especie de la que el delegado provincial de la FAC ‒que cuenta con 9.000 cazadores federados en Cádiz‒ asegura que «seguimos muy alejados de años anteriores» debido a la alta mortandad del conejo que se debe principalmente a dos enfermedades «que no se han ido: la mixomatosis y el neumonía hemorragia vírica (NHU)».
Tanto Alfonso Medina como Fernando Egea coinciden en que la sobrepoblación de cerdos asilvestrados y jabalíes supone «una gran amenaza» para nuestro ecosistema. El responsable de la federación a nivel provincial llega a calificarlo de «alerta sanitaria» y pide que los gaditanos «se conciencien contra esta especie invasora que está destruyendo el campo: ¡en Vejer algunos vecinos los alimentan!».
En relación a las altas temperaturas y la falta de agua, Medina asegura que «aún no hay patrones de sequía» y que «habrá que esperar al levantamiento de la veda de caza mayor para ver cómo afectan a la caza». Egea, aunque no esconde su preocupación, confía en «la enorme resistencia» de los animales de caza.
El que fuera delegado de Cultura de la Junta alerta de «los miles de pozos ilegales para regar olivos y almendros que están mermando mucho las fuentes y nacimientos de agua y arroyos naturales», mas se siente «esperanzado con los ecoesquemas que llegarán con la nueva PAC, que hará que se respeten las lindes y acotará los monocultivos, tan perjudiciales para la actividad cinegética».
Un motor económico para la provincia
La caza, que a nivel nacional supone un 0,3% del PIB, en Andalucía ‒donde hay más de cien mil licencias de caza, 23 áreas cinegéticas y 7.500 cotos de caza‒ genera 3.500 millones de euros anuales. Segunda comunidad por detrás de Castilla-La Mancha, muy distanciadas ambas del resto.
Así, en la provincia de Cádiz ‒según un estudio de Deloitte para la Fundación Artemisan‒ se estima una cantidad anual procedente de la actividad cinegética de 200 millones de euros, sumando el efecto económico directo, indirecto e inducido; generando 7.282 puestos de trabajo en nuestra tierra.
Y es que Cádiz, con un ecosistema tan rico y heterogéneo, es uno de los destinos favoritos del país para los cazadores. En la provincia suman 17.000 licencias, de las que 9.000 escopetas están federadas. En el caso de la caza menor destaca la campiña de Jerez, con el conejo y la perdiz roja como especies emblemáticas.
En lo que se refiere a caza mayor ‒la veda no se abre hasta mitad de octubre, recién cerrada la del corzo‒ destacan las zonas serranas y el área de Los Alcornocales, con especies tales como el ciervo, gamo, jabalí, cabra montés y el corzo morisco: siendo esta la pieza más codiciada por ser un ecotipo exclusivo de Cádiz y Málaga.
Por seguir con los números, en total, en Cádiz contamos con algo más de 800 cotos de caza con una superficie que ocupa en torno a 550.000 hectáreas, lo que representa cerca del 75% de la superficie provincial.
Desde el Instituto Andaluz de la Caza apuntan que «La importancia de la actividad cinegética no solo se debe medir en el impacto económico, sino en su capacidad para generar empleo y actividad en zonas con este recurso que permiten la fijación de las personas al territorio y evitan la despoblación rural».
Una ley hecha por urbanitas
«Dime paloma torcaz(a), / ¿quién siembra la calabaza?», se preguntaba Carlos Cano en 'La Morralla'.
El flamante proyecto de ley de protección, derechos y bienestar de los animales impulsado por el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 ha causado mucho revuelo entre diferentes colectivos, pero especialmente entre los cazadores.
La Federación Andaluza de Caza y la RFEC han advertido en sendos comunicados que «iniciarán inminentes movilizaciones y volverán a llevar la 'marea naranja' de cazadores a las calles, como ya ocurrió el 20 de marzo, si no se excluye a la actividad cinegética del proyecto de Ley de Derechos de los Animales que el Consejo de Ministros del Gobierno de España aprobó el pasado 1 de agosto y que supondría el fin de la caza al someterla a una gravísima situación de indefensión jurídica».
El delegado de la federación de caza en Cádiz, Alfonso Medina, es tajante al afirmar que de salir adelante esta iniciativa legislativa, «la actividad cinegética tiene serias dudas de realizarse de cara al futuro», ya que «supondría mucha inseguridad para los cazadores».
Fernando Egea, en la misma línea, abunda en que «lo peor de esta ley es que no se pueden criar tus propios perros». Dicho proyecto «hecha por urbanitas», comenta, «ha generalizado la creencia del maltrato animal, lo que conlleva poner en riesgo la actividad de la caza».
«El hombre lleva predando desde que es hombre», subraya el granadino. Y «no se puede desnaturalizar la caza, que forma parte del equilibrio del ecosistema», apunta, añadiendo que «nosotros mismos nos autorregulamos».
Desde la FAC recuerdan que recientemente la postura del PSOE era la de que «los animales auxiliares de caza queden fuera del borrador. No podemos comparar un animal auxiliar de caza como es el del medio rural con un animal de compañía como es el de una ciudad».
Bajando hasta la política provincial, Alfonso Medina asegura que hay «unas relaciones magníficas con Diputación» y se muestra «muy satisfecho» con la reciente creación de la mesa sectorial de caza lo que permite «una interlocución muy fluida y que se escuchen nuestras reclamaciones y se conozca nuestra realidad».
Confirma el dirigente de la FAC en Cádiz que tiene conocimiento de que desde el ente provincial, respecto a «la ley animalista», presentaran «la petición pertinente a quien corresponda».
