OPINIÓN

Lalachus, María y José

No vale la libertad propia y la cortapisa con la ajena. Y ahí es donde emerge la cápsula del Falla

'El niño Jesús que tenía tu madre en la mesita de noche', de Antonio Pedro Serrano 'El Canijo' L.V.

Hoy comienza el Falla. Este año ha dado tiempo a quitar el árbol de Navidad si lo comparamos con otras ediciones precedentes, pero quien más, quien menos, tiene aún la sensación de que no ha terminado una fiesta y ya estamos metidos en otra. Todo fuera eso, para la rutina siempre hay tiempo.

Total, que empieza el preámbulo de la fiesta grande gaditana. Aunque si lo pienso bien, el Falla como tal, el Concurso Oficial propiamente dicho, arrancó con la cantera hace unos días. Y eso de que es la festividad de Cádiz por antonomasia... Lo será para el que le guste, digo yo. Por no hablar del arbolito con las luces y las bolitas, que hay mucha gente que no lo monta y opta por el Belén. Bueno, quien dice Navidad, dice solsticio de invierno, claro. No quiero yo poner en un brete a nadie.

Sí que se puede arrogar ese papel el carnaval, una expresión cultural sin ataduras. La sátira, con su poquito de crítica, para reírse de uno mismo y del de enfrente, para darle a la vida la alegría que se requiere de cara a afrontar alguna que otra dureza que nos esconde el día a día. Y si quieres encontrarla en otro formato o buscar esa chispa en otro arte, siéntete libre.

Hablando de eso, a esta siempre se le ha puesto el sobrenombre de la fiesta de la libertad. Soy bastante descreído sobre las pulsiones que destilan las redes sociales. Creo que el ambiente en la calle no es ni de lejos el que se desprende de las trincheras digitales, donde además no se tiene en cuenta a la mayoría silenciosa, más allá de que en su entorno cada uno reme a favor de las causas que entienda necesarias.

Libres somos de expresarnos como queramos, en cualquier caso. Pero todos, no vale la libertad propia y la cortapisa con la ajena. Y ahí es donde emerge la cápsula del Falla, que estalla de forma incontrolable en la calle. Un oasis en el que la gente no se la coge con papel de fumar con ningún tema, como sí que pasa incontables veces con situaciones que terminan acaparando el debate público, como el reciente caso de la estampita en las campanadas de Nochevieja. Y el que lo haga, no sabe dónde se ha metido.

Nadie se escandalizó con que El Canijo fuera de Niño Jesús en su día ni vio una mofa a sus creencias religiosas el hecho de que doce tíos como trinquetes vestidos de hijo de Dios recién nacido cantaran cuplés picantones. «Pero con Alá y los moros no hay cojones». Pues sí que los hay y como ejemplo más reciente está la chirigota de Vera Luque 'Frente Talibán de la República Irreverente de Kadikadistán', que para más seña se reía de quienes supuestamente podrían atentar contra ellos por caricaturizarlos.

En fin, que esto es carnaval y como tal hay que tomárselo, aunque haya quien intente sin éxito descontextualizarlo. Hay carnavaleros que no tienen gracia, también los hay que retuercen el humor como única vía de notoriedad. Pero eso ya es cuestión de cada uno el consumirlo o no, con el ostracismo en el horizonte. Y como a mucha gente se le llena la boca exigiendo respeto a las tradiciones, esta es la nuestra. Feliz carnaval.

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