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La otra cara de las lluvias en el campo gaditano: «El daño que están haciendo ya no lo vamos a recuperar»
Ismael Quintero, agricultor de Conil, valora los daños que ha provocado el temporal en su cultivo en unos 7.000 euros
La producción de las fresas de los socios de la Cooperativa Las Virtudes de Conil ha bajado un 50%
Los agricultores pagan el precio para que los embalses vuelvan a sonreír: «Para que los pantanos y los embalses se empiecen a llenar, la agricultura tiene que sufrir algo», expresa Fernando Alonso, técnico de cultivo de ASAJA
El tren de borrascas arrambla con los cultivos y los invernaderos de Chipiona
Jana, Konrad, Laurence y Martinho. Una tras otra, y sin respiro. Las borrascas se han turnado para no dejar sin agua a la provincia de Cádiz desde el 28 de febrero. Gracias a ellas, los embalses de la provincia vuelven a cobrar vida y ya han superado el 50% de su capacidad; hace un año, la situación era preocupante al no alcanzar el 25%. Sin embargo, no siempre llueve al gusto de todos. Las precipitaciones continuas han afectado de lleno a los cultivos de los agricultores gaditanos, que ven como sus productos se pudren poco a poco sin poder hacer nada. «Han sobrado diez días de agua para la agricultura y para los embalses no ha sobrado ni una gota».
El cultivo de Ismael Quintero está completamente «encharcado». «Ahora estamos con las habas y los alcauciles y se está estropeando todo porque a la tierra no le da tiempo de drenar tanta agua. Entonces, la raíz se pudre y se muere la planta», lamenta el agricultor gaditano. Han sido más de 20 días de lluvia en los que no ha podido hacer nada más que mirar el parte meteorológico en el móvil y ver cómo cada día que pasaba los daños en su producción eran cada vez mayores. Hasta el momento, las pérdidas de su cosecha a causa de la lluvia rondas los 7.000 u 8.000 euros. «El daño que está haciendo ahora ya no lo vamos a recuperar. Yo tengo aquí sembrados unos 3.000 metros de cebolla, que, de las diez toneladas estimadas que iba a producir, no vamos a llegar ni a tres», ejemplifica. En total, estima que su producción se va a ver mermada en un 60% o 70%.
Una de las grandes amenazas para el cultivo son las enfermedades provocadas por la humedad, como la botrytis. «El problema es que aquí, como haga muchos días de humedad, le entra la botrytis a la planta y en cuatro o cinco días ya está muerta». El terreno completamente anegado impide que puedan entrar los tractores y tratarlas para evitar su propagación. Por otra parte, el coste de los tratamientos para hacer frente a las enfermedades están «disparados».
A pesar del daño que ha provocado en sus cultivos la cadena de borrascas, Ismael Quintero da gracias porque no ha sido uno de los agricultores más afectados de La Janda. El tornado que afectó a Conil la madrugada del martes pasado provocó el destrozo de cinco invernaderos.



Las fresas de Conil, el producto más afectado de la comarca
«El temporal está pasando ya a castaño oscuro, porque evidentemente el agua es necesaria pero también es necesario que salga el sol y que las plantas empiecen a tirar para adelante y funcionar, porque no se puede labrar, no se pueden tratar los cereales y no se puede entrar en la tierra. Es imposible», lamenta el presidente de la Sociedad Cooperativa Andaluza Nuestra Señora de las Virtudes, Bartolo Ramírez, quien lamenta que la fresa ha sido el producto más afectado por las lluvias. La producción de esta fruta se ha reducido en un 50%. «Es muy sensible y se está pudriendo por la lluvia y la humedad».
Al igual que las fresas, hay otros productos que se empiezan a estropear. «Estamos en una fase en la que ya se empiezan a notar daños. Estamos empezando a tener problemas en algunos cultivos como en las patatas, que están grandecitas y tenemos que fumigarlas pero no podemos entrar porque la tierra está enfangada», explica el presidente de la organización agraria.
Bartolo Ramírez insiste en que la falta de ventilación origina el desarrollo de enfermedades en los invernaderos y advierte que no haber sembrado durante estas dos semanas puede repercutir en el futuro. «No sería descartable que dentro de 14 o 15 días empiece a haber escasez de verduras porque no nos ha dado tiempo a sembrar».
La radiografía del campo gaditano
Actualmente, las zonas más afectada son el Campo de Gibraltar, Jimena y San Martín del Tesorillo. «Se han inundado muchos cítricos y mucho aguacate, que son plantaciones muy costosas y muy sensibles a inundaciones», expresa Fernando Alonso, técnico de cultivo de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores de Cádiz (ASAJA). Por otra parte, el desembalse de Arcos también ha provocado inundaciones en la zona de Las Pachecas, San Isidro del Guadalete o El Portal, que son «tierras muy productivas y muchos cultivos estaban para recogerse».
La costa noroeste es una de las comarcas de la provincia también afectadas. Las lluvias y el temporal han provocado inundaciones en cultivos hortícolas y daños en infraestructuras. «Ha habido una primera manga marina de viento que se llevó por delante algún invernadero y ahora se ha llevado algunos más y ha inundado el interior del invernadero», expresa el técnico, quien asegura que la agricultura paga el precio para que los pantanos y embalses se llenen de agua. «Para que los pantanos y los embalses se empiecen a llenar, la agricultura tiene que sufrir algo».
Aparte de las patatas o las fresas, el técnico de ASAJA añade a la lista de productos perjudicados por las lluvias a los cereales, que por la dificultad de acceso a las parcelas los agricultores lo tienen complicado para aplicarles los tratamientos contra los hongos, la viña, que al tener el suelo desnudo se encharca todavía más y no se puede entrar, y el girasol, que fue sembrado antes de unas lluvias que han acabo con, aproximadamente, el 40% de la producción.
El lado positivo de las lluvias ha caído en favor de la ganadería extensiva. «Los pastos van a ser esta primavera una cosa fuera de serie y los ganaderos no van a tener que suplementar el ganado con pienso», garantiza Fernando Alonso.
Subida de precios
Ismael Quintero, aparte de ser agricultor, administra un puesto en el mercado de abastos de Chiclana. Él mejor que nadie conoce cómo el temporal ha afectado, primero, en su cosecha y, luego, en el precio de venta de los productos. «Los productos están todos carísimos. Llevo trabajando en las frutas desde que era un enano y nunca había visto el kilo de pimiento italiano a tres euros», destaca Ismael. La temporada de lluvias ha provocado una bajada de la mercancía y, por tanto, una subida generalizada de precios. Y una bajada de ventas. «Las grandes superficies pagan el género más caro y después repercute en el consumidor final. También, la gente sale menos a la calle por la lluvia», sostiene.
Martinho da sus últimos coletazos a una provincia a la que los diferentes temporales han dejado tocados a sus campos, que piden una tregua que parece estar en camino.