Con 'C' de Cádiz

«Cuando volví de Erasmus en París dije: '¡Ufffff, yo no quiero estar aquí'!»

Pilar Medina Roldán. funcionaria de correos

Licenciada en Historia del Arte y traductora vocacional, esta brava gaditana recorre las calles de Madrid tras trabajar en Bolonia, Edimburgo y Cádiz, una ciudad que quiere a ratitos tan buenos como los de esta entrevista

Pili disfruta de la vida en Madrid.. L. V.

Hay gente que quiere volar sin necesidad de tener que renegar de su tierra, pero sí, Cádiz se queda pequeña, muy pequeña para ese tipo de personas que le piden a la vida algo más que tranquilidad, un trabajo y buenos alimentos. Pilar Medina Roldán (Cádiz, 21 de agosto de 1977) es una de ellas. Y aquí estamos, en Madrid, para pasar un rato de lo más agradable con una de esas gaditanas que hacen patria chica sin necesidad de cantar por arribita ni vender las riquezas de La Caleta, La Victoria o el Teatro Falla. Y es que para muchos gaditanos a Cádiz se la quiere en las mismas proporciones en la que ella te ahoga.

Pili se hizo mujer en Las Esclavas, donde meditó la idea de estudiar Medicina hasta que los números ganaron la batalla a la biología y comenzó a hacer una carrera, Empresariales, que nunca le gustó y, por ende, nunca terminó. Viendo que como empresaria no tenía mucho futuro, esta funcionaria de Correos en Madrid comenzó a hacer lo que verdaderamente le gustaba: viajar, conocer mundo, idiomas, culturas, personas. En definitiva, vivir y saber vivir sacándole hasta el último jugo a la vida. Se fue de Erasmus a Francia, donde conoció a un amigo con el que se fue a Italia; allí permaneció un lustro, lo suficiente para percatarse de que con el machismo en las mujeres no iba a poder ni antes, ni ahora, ni nunca. Y se vino a Cádiz, ciudad que le hunde. Como a tantos otros.

Sobra decir que a esta gaditana no se le caen los anillos cuando de trabajar se trata. Ni tampoco cuando hay que estudiar. Es más, tras una conversación de lo más amena y entretenida, uno se queda con la cosa de que no haya podido ser lo que tanto le hubiera gustado y que seguro haría fenomenal. Tan fenomenal como es ella, una mujer valiente, divertida y con una conversación tan libre y abierta que siempre da para echar unas risas incluso hablando de cosas serias. Y hasta de política. Porque así es la gente interesante, además de inteligente, la que le echa humor a todo aunque ese todo sea tan feroz que parezca un monstruo. Pero para 'mostrua', ella, que va por Madrid repartiendo cartas y unas sonrisas con la que se gana el cariño de todo aquel que tenga la suerte de cruzársela en su camino.

-¿Dónde estudió?

-En Las Esclavas

-Con su uniforme y sus cosas. ¿Le gustaba llevarlo?

-Bueno, en el momento me daba igual, era lo que había.

-¿Es posible que fuera el uniforme más feo de todos los colegios?

-¡Nooooooo, pero qué dices! Claro que no, era súper bonito, azul liso.

-Así como en plan vaquero, ¿no?

-No, ese era el de verano. Era azul, así, como un pichi.

-¿Con un qué?

-Como si fuera una faldita de tablitas, azul, y una camisa. Bueno, lo malo es que llevaba corbata. Eso era incomodísimo, pero bueno.

-¿Y por dónde vivía?

-Pues yo vivía en San José, enfrente de la Iglesia de San José. Hasta los 17 años viví allí, luego mis padres se separaron y me fui con mi madre a vivir.

-¿Qué edad tenía cuando se separaron?

-Yo tenía 17 años.

-Una edad jodidilla para que separen unos padres. ¿O no?

-Bueno, peor para mi hermana, porque tenía 13 y a ella puede que le afectase algo más. Yo ya en realidad era casi adulta, o sea que tampoco... Pero sí, es verdad que cuando se separaron, mi madre se quedó sin trabajo, no tenía dinero. Entonces, para ella fue muy difícil volver a empezar. Y lo fue porque tuvo que estar viviendo en casa de unos amigos porque no tenía dónde quedarse. Ella había sido secretaria hasta su separación, pero después estudió para ser auxiliar de enfermería. Pues nada, tuvo que ponerse a estudiar y con esa edad, imagínate.

-Y con dos hijas.

-Sí. Pero nada, se sacó auxiliar de Enfermería y desde entonces estuvo trabajando hasta que se ha jubilado; la verdad es que salió adelante, pero vamos, que todo bien.

-Vamos, que tuvo una buena infancia.

-Sí, sí, tengo un muy buen recuerdo. Siempre he estado bien; mis padres nos han querido mucho, nos han tratado bien; vamos, que yo eso de traumas de infancia, ninguno. Gracias a Dios. Jejeje,

-¿Qué quería estudiar?

-En realidad, yo quería estudiar algo relacionado con la rama biológica, medicina o algo de eso.

-¿Era de ciencias?

-Yo era de ciencias. De hecho, en 3º de BUP hice ciencias puras.

-Ufff, o sea, que era aburrida.

-No, yo nunca he sido aburrida, perdona. ¡Nunca en mi vida!

-Jajajaja. A ver, lo digo por los conceptos que se atribuían a unos alumnos y a otros según la rama que se hiciera. Clichés, en definitiva.

-Pues conmigo no iba eso, jejeje.

-El caso es que empieza Medicina.

-No, no. Quería estudiar medicina, pero como mi padre era contable, me convenció para que estudiara Empresariales, porque como él tenía una oficina y tal. Y eso empecé, Empresariales. Cosa que hice mal, porque nunca me gustó, nunca lo terminé; me llevé diez años estudiándolo y nunca lo terminé.

-¿Diez años?

-Diez años y no lo terminé. Así fue, sí.

Pili se ríe mientras unos amigos bromean con la pose durante la foto.

-No seré yo quien dé lecciones de carreras universitarias, no. Bueno, y en esa década, ¿qué?

-Pues mira, entre medias, me fui de Erasmus a París. Y una vez que volví dije: '¡Ufffff', yo no quiero estar aquí!' Así que me llevé un año en Cádiz, no me gustó y, entonces, ya dejé los estudios y me fui a Italia.

-¡Bravo Fernando!

-Estuve viviendo cinco años en Bolonia.

-¿Por?

-Porque sí.

-Jajajaja. Ya, ya, ¿pero por algo en especial?

-Porque a mí me gusta vivir fuera. Pero no, por ninguna cosa en especial. Me fui, me busqué un trabajo y allí que estuve esos años.

-¿Dónde trabajó?

-Sí, bueno, estuve trabajando de camarera y de dependienta, básicamente.

-¿Y se fue con el italiano? Con el idioma, digo.

-Lo hablaba un poquito, pero.

-Tía valiente.

-Sí, hombre, es que el italiano se aprende rápido. Fue mucho peor lo del francés, vamos. O sea, el francés es que nunca lo aprendí, lo hablaba fatal, pero bueno, como estaba de Erasmus.

-¿Con qué edad fue lo de Bolonia?

-Yo tendría 27 años cuando me fui.

-¿Y por qué Italia?

-Pues porque hice amigos italianos en el Erasmus; también aprendí un poco de italiano y tal; me atraía mucho la cultura y las ciudades italianas. Y luego estuve con un chico en verano que era de Bolonia.

-¡Acabáramos!

-De hecho, yo me iba a ir a Milán, pero al final me convenció para que me fuera a Bolonia, y nada. Me fui a Bolonia, y también como lo conocía a él, pues él me presentó a sus amigos y tal.

-¿Y se van como pareja?

-No, no, no, no, no. A ver, nos liamos y tal, pero por lo menos no me fui sola. Tenía ya como alguien con quien hablar, que me presentara a gente y tener un apoyo como era su grupo de amigos.

-¿Y cinco años en Bolonia? Ya le gustó, ¿no?

-No, lo que pasa es que cuando, una vez que ya estuve allí, sí me echo un novio italiano. Es más, creo que ha sido el chico que más he querido nunca. Yo debería haber estado dos o tres años como mucho, pero lo que pasa es que, claro, como estaba con él y lo quería mucho pues... Al final, nada, me volví.

-Se acabó el amor.

-Y no solo por eso. No aguantaba ya el ambiente, el entorno, el que era mi entorno. Ya no podía más. No me gustaban las mujeres italianas, son muy machistas.

-Como toda la sociedad italiana.

-Pues tío, las mujeres más aún.

-Y eso que Bolonia es el norte de Italia porque en el sur el machismo es tremendo.

-Pues imagínate. No es que tú te sientas oprimida ni nada de eso. Pero, por ejemplo, nunca he conseguido hacer amigas italianas. Bueno, sí, una, y porque era medio francesa, que, de hecho, me escribió el otro día. Pero, luego, lo que yo tenía eran amigos, los amigos de mi novio. Es más, mi novio era amigo del chico por el que yo me fui. Pero, al final, siempre estaba con hombres, porque las mujeres eran como... 'pffff' Me aburría la hostia. Mi novio me decía 'pero sal con las novias de mis amigos' Y yo: '¡No quiero! ¡Me aburro!' Jajajajajajaja [y lo recuerda y lo entona como la que está llorando] Hablaban de yoga, de manicura, de peluquerías...

-¿Y eran jóvenes, no? Vamos, que no eran ni las típicas madres primerizas que se ponen a hablar nada más que de carritos y movidas de bebés.

-Claro, de mi edad; tendrían 29, 30 años. Me aburría muchísimo, pero de verdad, es que me iba a cenar con ellas y era como... '¡Por favor, basta!'. Y mi novio, que lo decía por mi bien y para que hiciera amistades y tal, pero 'queda con ellas'. Y yo: '-Que no, que no, que no quiero. -Van a decir que eres una asocial'. Y yo: 'que lo digan, que me da igual'. Jajajajajaja.

-Jajajajajajajaja

-Y claro, yo lo que hacía era salir con los hombres de discoteca porque las mujeres, lo que hacían, era tomarse un Cosmopolitan y se iban para casa.

-Y encima con ínfulas. Jajajaja.

-Sí, sí, el cóctel más pijo, el que tomaban en Sexo en Nueva York.

-Bueno, esas se lo montaban mejor, eh.

-Y tanto. Esas se las pillaban, pero estas que me tocaron a mí se iban a casa después del primero cóctel. Y me veían a mí, y claro, ya ahí con el whisky en la mano. Jajajajaja

-Jajajajajajajajaja

-Jajajajajajajajaja Y decían: 'Ay, la española. ¡Cómo es!' Y yo, jejeje sonriéndoles así muy cuqui y como si nada mientras se despedían. Me podrían verde, claro, pero qué se le iba a hacer.

-Jajajajajaajaja ¡Seguro!

-Y tan seguro. Jajaja.

-Y entonces decide irse.

-Sí, ya no estaba bien.

-Y bueno, responsable como es, ¿en qué momento se detiene y dice qué hace con su vida después de estar cinco años en Bolonia?

-Claro, además, me fui ya con 33 años, vamos, que ya tenía una edad y tal. Y dije, bueno, pues nada, me vuelvo a Cádiz. Me volví y empecé a trabajar en el Islazul.

-Regresó ya con el trabajo asegurado.

-No, no, me volví sin trabajo y porque ya no aguantaba más. Gracias a mi amiga Elena comencé a trabajar en el Islazul, donde estuve casi siete años.

-Buen sitio y buena gente. ¿Y qué tal es trabajar en la milla de oro del Paseo Marítimo?

-A ver, desde luego, para mí era mejor porque era un bar de copas y no trabajar en un restaurante porque eso suele ser más coñazo. Los bares de copas son más cómodos. Más informal. Además, nos llevábamos muy bien el equipo, siempre. Vamos, siguen siendo mis amigos. De hecho, una de mis mejores amigas es Susana, que trabajaba conmigo allí. Trabajé con gente maravillosa, como Javi, que es una de las mejores personas que conozco.

-¿De qué año a qué año estuvo en Islazul?

-Empecé en 2010 y estaría hasta el 2017, 2018. Lo que pasa es que, claro, que también me he ido fuera algún año, pero he estado siete años en total. A los dos años de estar trabajando me fui a Edimburgo.

-Italiano, francés, inglés... No se le dan mal los idiomas.

-A ver, el inglés de siempre lo hablaba porque se me daba medio qué en el colegio. Y como te decía, a los dos años de estar trabajando empecé la carrera que tengo ahora de verdad: Historia del Arte.

-¿Qué me está contando?

-Sí, sí, de verdad. Historia del Arte, pero de historiadora del Arte, para nada.

-Jajajajajaja

-Ahí tengo mi diploma, metido en una maleta. De lo más bonito que es.

-Jajajajajaja. ¿Y por qué la estudió?

-Tenía la espinita de tener una carrera y ya está.

-A ver, a ver, que me parece encomiable. Que ya le he dicho que no será un periodista el que analice o dude de las carreras de nadie. Pero, ¿qué pasó con eso de las ciencias puras?

-Claro, a ver, es que a mí en realidad me gustaba y me gusta todo, y se me da bien todo. Se me daban bien las ciencias y las letras.

-¿Y dónde la hace y por cuánto tiempo?

-En la UNED, cuatro años.

-¿Y todo mientras ponía copas en el Islazul?

-Claro, trabajando.

-Joe.

-¡Hombre, es que ya que estaba! Además es que me gustaba mucho y no iba a estar seis años trabajando y estudiando a la vez. 'Esto me lo tengo que sacar y fuera. Venga, ya está'. Y eso hice. La saqué con un 8.2 de media.

-Me quito el sombrero. Sí, señora. Bueno, ¿y adónde va con la carrera?

-Yo es verdad que no quería ser profesora, pero al fin y al cabo, hacer una carrera te vale para hacer una oposición.

-O sea, que le ha valido para sacarse esta de Correos.

-Bueno, me ha dado algún punto, pero una vez que tienes una carrera universitaria ya se puede hacer cualquier oposición.

-¿Y oposita nada más terminar su carrera?

-Cuando acabé, me hice un máster en traducción. No, mentira, aclaro. Yo estudiando la carrera también me puse a perfeccionar el inglés porque me quería ir a estudiar un máster relacionado con el Arte a Edimburgo. Lo que pasa es que el máster era 'carísimísimo' por lo que tenía que trabajar otra vez para poder pagarlo. Date cuenta que yo acabé la carrera con 40 años, y en cuanto acabé me fui a Edimburgo a hacer un máster que al final no pude hacer porque era muy caro.

-¿Y qué tal en Edimburgo?

-Me fui a Edimburgo porque me quería ir de cualquier manera porque, como ya te he dicho, yo me amargo en Cádiz. Y ya llevaba seis años allí. Imagínate, con lo que me aburre a mí Cádiz. '¡Madre mía, me quiero ir!', decía yo. Y, además, me encanta la cultura británica, sobre todo, la escocesa.

[Y como que ni pintado nos llega el camarero proclamando una pinta británica de cerveza pedida anteriormente y recordando que la medida de la misma es equivalente a 0,57 litros en el Reino Unido]

-Perfecto. ¡Esta está estupenda!

-Retomemos. Llega a Edimburgo.

-La excusa era el máster, pero ante todo quería ir a Edimburgo, y, luego, aparte, hacer un máster. Yo siempre he sido una tía viajera y cuando el dinero y el trabajo me lo ha permitido pues me he hecho mis viajecitos. Y Escocia me encantaba, me fascinaba de siempre. De hecho, Edimburgo es mi ciudad preferida. Mira, tengo un anillo con un 'cardito', que es el símbolo de Escocia. Los cardos borriqueros son muy de Escocia.

-¿Y cuántos años se pasa en Escocia?

-Casi dos.

-Recuerdo a mucho español en esa ciudad, donde se rodó Trainspotting, por cierto.

-Sí, hay mucho español y muchísimos polacos.

-¿Y eso?

-No lo sé, pero lo que más hay es polacos.

-¿Y cómo se gana la vida allí?

-Pues trabajé primero en un Tiger, que es una tienda como el Ale-Hop. Luego estuve en la Cámara Oscura, que era como una atracción como la que tenemos con la Cámara Oscura en la Torre Tavira, pero en Edimburgo. En concreto, en la Royal Mile; es muy famosa. Vamos, que la gente va mucho, lo que pasa que es carísimo. Y ahí estuve el resto del tiempo; la verdad que muy bien porque había mucha gente y el equipo era muy bueno; nos íbamos siempre de comida, a garitos, hacíamos planes... Era un sitio muy divertido para trabajar.

-Casi dos años en Edimburgo. ¿Por qué acaba aquello?

-Por amor.

-'Otraaaaaaaaaaaa vééééé...'

-Otra vez, sí. Otra vez. Jajaja. Pero bueno, así es la vida.

-Pues sí. Bueno, pasemos del amor. De Edimburgo vuelve a Cádiz y se reencuentra con el Islazul.

-Sí, y es ahí cuando ya me puse a estudiar el máster que no pude hacer en Edimburgo porque no me daban becas y tenía que trabajar.

-¿Y cómo le fue el máster?

-Fue horroroso. O sea, era 100% dedicación todo el rato. Yo lo hice por la UOC, la Universitat Oberta de Catalunya.

-¿De qué era el máster?

-De Traducción y Tecnologías. Fue un año, pero ya te digo. Lo que pasa es que llegó la pandemia y no tenía otra cosa que hacer que estudiar porque no se podía salir de casa.

-Bueno, le vino bien el confinamiento por el controlavirus.

-Sí, sí. De hecho, el primer cuatrimestre saco unas notazas porque, claro, no se podía salir. Jajajaja. Eso sí, tuve que dejar de trabajar porque, de verdad, es que era dedicación exclusiva. Dejé de trabajar desde el principio porque, te lo juro, es que no se hacía otra cosa que estudiar. Por lo que sea, supongo que los másters de un año, por lo visto, deben ser muy concentrados. Aparte, siendo a distancia, supongo, eran todos trabajos, pero es que de verdad era todo el día sentada delante del ordenador.

-¿Le gustó al menos el máster?

-Sí, es que a mí, ya te digo, la traducción me gusta mucho y me habría encantado trabajar de ello, lo que pasa que es un mundo muy difícil porque tienes que empezar como freelance normalmente y con traducciones muy pequeñas, sueltas, entonces claro, cuando acabas la carrera con 22 años, no sé si quieres eso, pero con 41 seguro que ni es tan fácil encontrar trabajo y tampoco se gana mucho porque hay muchos traductores.

-Vamos, que le hubiera gustado ser traductora.

-Sí, sí, para eso lo estudié porque sabía que profesora no iba a ser porque no me gustaba la docencia, ni tampoco mucho los niños. Jajaja.

-Jajajajaja Me pasa igual, pero más aún con los perros. Es más en Cádiz echo de menos a más niños por culpa de la de perros que hay.

-Jajaja. No, no, no. Los perros me gustan. Y los gatos son adorables.

-Ojú, dejémoslo mejor que eso nos va a llevar a hablar de política. Por cierto, ¿es muy coñazo ser de izquierdas?

-Jajajaja. No seas sieso, anda.

-Jajaja. Vale, vale. Bueno, eso de volver a estudiar pasados unos años debe ser duro. Pregunto.

-Yo es que en realidad había dejado de estudiar solo dos años, tampoco mucho. Además, es que tengo mucha facilidad para estudiar, la verdad.

-Bueno, ¿y de qué le sirvió el máster?

-Pues para lo mismo que la carrera; tengo dos títulos muy bonitos metidos en una maleta y ahí están.

-Jajajajajajajajajajajaja ¿Y cuál es el siguiente paso que da en su formación académica y profesional?

-Estudiar la oposición de Correos.

-Pero algo de puntos tenía gracias lo anteriormente estudiado, ¿no?

-Hombre, bueno, me valía la carrera y me valía el inglés.

-¿Y por qué Correos?

-Había salido una oposición ya convocada y mi madre me medio convenció para que la hiciera. El caso es que las oposiciones de Museos, que no salían desde hace trece años, salieron cuando yo llevaba seis meses estudiando ya las de Correos. Entonces, ¿qué pasa? Que no iba a tirar esos seis meses de estudio a la basura. Además, las oposiciones de Arte, son cuatro exámenes, y son muy duras. Así que terminé de estudiar Correos.

-¿Y está contenta?

-Bueno, nunca he tenido un trabajo que se te pase tan rápido el tiempo; es como muy ameno, tío. Tú llegas, no sé qué; llega todo el correo al distrito, entonces empiezas a clasificar por secciones todo lo que ha llegado. Luego te tiras para tu sección, no sé cuánto, te clasificas todo. A las nueve y media, diez, sales a repartir. Te vas con tu carrito, ves a la gente, hablas con unos, con otros; encima, cuando vas siempre a los mismos sitios, vas conociendo a la gente, los vecinos te van saludando, 'Ay, no sé qué, ay, qué tal, cómo estás, bueno, no sé cuánto'. Y mira que yo no charlo mucho, pero hay gente que se lleva y se va a tomar la cerveza con el vestido puesto; o sea, el mundo de los carteros es un cachondeo. Jajajaja.

-Jajajajaja. ¿Y cuánto tiempo se ve en Madrid, lo que Dios diga?

-Sí, yo por el momento estoy bien.

-Vivir el momento. Claro que sí. ¿Por qué zona vive?

-En Meléndez Pelayo, al lado del Retiro.

-Me da que me huelo la respuesta, pero hay que hacer la pregunta por eso del nombre de la sección y eso. ¿Echa de menos Cádiz?

-No. No mucho. Bueno, echo de menos a mis amigos y a mi familia, pero lo que es Cádiz, Cádiz... De hecho, voy muy poco, muy poco. Y cuando voy, voy cinco días, no más porque más me saturo, tío.

-¿Nunca le gustó?

-A ver, sí. De joven sí era muy gaditana; y me gustaba mucho el Carnaval y esto y lo otro, pero como que por la edad me he ido como separando un poco de ese gaditanismo.

-Y cuando en Madrid dice que es de Cádiz, ¿qué le dice la gente?

-'¡Ay, de Cádiz!', ¡'Qué guay!' [y lo dice con voz de niña repipi de 'Madriz']

-Jajajajaja. Y seguro que lo odia.

-Bueno, tampoco te creas, tampoco me lo dicen mucho. Además, a todo el mundo como que le da mucha simpatía la gente de Cádiz, y eso a cualquiera que sea de Cádiz, pues no le puede molestar. Pero no me dicen cuenta un chiste ni nada de eso.

-Bueno, pues cuente un chiste.

-Jajaja. No, no. no. Yo nunca cuento chistes. Jajaja.

-Jajajaja. Mejor, mejor. Pues a pasarlo bien.

-Lo mismo digo.

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