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Visita y recorrido por las entrañas del Elcano: la 'casa' por unos meses de la Princesa Leonor
juan sebastián de elcano
«Fuiste el primero en circunnavegarme», el escudo de armas que preside el buque escuela de la Armada vuelve a tomar sentido en este nuevo crucero de instrucción que tendrá como alumna a la heredera al trono
El barco, a punto de cumplir un siglo, se ha ido renovando pero mantiene la esencia y la estructura de origen: sus cuatro imponentes mástiles, el reluciente alcázar, la zona de maniobras, la capilla, la cámara, los sollados... todo listo para navegar el mundo
Una guardamarina a bordo, una princesa en tierra... Leonor comienza su singladura en el Juan Sebastián de Elcano
Más de ciento diez metros de insigne eslora blanca. Sobresaliendo como un resalto en el muelle y a su vera, a estribor hacia proa, Cádiz. Ahí descansa atracado el 'Juan Sebastián de Elcano', horas antes de comenzar un nuevo crucero de instrucción para los guardiamarinas de la Armada y en el que, esta vez, tendrá como alumna de excepción a la Princesa de Asturias, Doña Leonor.
Sus cuatro mástiles se ven desde la plaza San Juan de Dios y se pueden dibujar nada más pisar este muelle ciudad. Los palos 'Blanca', 'Almansa', 'Asturias' y 'Nautilus' se alzan a un cielo medio nublado hoy, rememorando aquellos otros buques escuela que le precedieron. Pero, casi centenario, el Elcano luce glorioso otro año más. En el astillero isleño de la Carraca le han hecho varios arreglos y pequeñas reformas pero se mantiene tal y como se le lleva conociendo desde que saliera de Echevarrieta y Larrinaga, las primeras manos que lo moldearon allá por 1926.
El embarque de la princesa Leonor lo llena estos días de cámaras. Hasta sesenta medios acreditados. La expectación por el barco y todo lo que tenga que ver con él y su vida se ha dimensionado. Sin embargo, Cádiz lo conoce bien. Son muchos años ya juntos. Y los que quedan.
Pero ahí está. A punto de recibir a 76 guardiamarinas y al resto de la tripulación de la escala de Marinería y Tropa. Y tomar rumbo a América. «Bienvenidos a bordo», nos reciben antes de partir. Subimos la escala y nos plantamos en la cubierta. Concretamente en la zona del alcázar. «Aquí es donde los alumnos pueden pasar su tiempo libre, hacer deporte, tomar el aire... también dar alguna clase... », cuenta el alférez de navío David Delgado. El oficial está destinado en el buque escuela desde agosto aunque el terreno le suena bastante. «Sí, yo hice mi instrucción a bordo hace siete años ya... es un orgullo y una gran ilusión volver...», confiesa con una amplia sonrisa. En esta nueva etapa estará dos años y será instructor de seguridad.
Él nos indica el recorrido y nos lleva hacia el interior del barco. «Cuidado, aquí todo es estrecho... esto es 'coger' las medidas». Bajamos unas escaleras y llegamos a la zona de habitabilidad. Primero y con unas mesas de madera brillantes como espejos, topamos con la cámara de guardiamarinas, un lugar «polivalente» de estudio, tiempo libre, aula, comedor...
Pasamos una pequeña puerta y en otro espacio se encuentra la capilla. Preside una imagen de la Virgen Marinera a la espera también de la Galeona y en sus paredes hay colgadas algunas placas e imágenes pero el espacio es bastante austero.
![Imagen principal - Interior del Juan Sebastián de Elcano.](https://s3.abcstatics.com/lavozdigital/www/multimedia/provincia/2025/01/08/image00049-U13560744543sPk-758x470@abc.jpeg)
![Imagen secundaria 1 - Interior del Juan Sebastián de Elcano.](https://s3.abcstatics.com/lavozdigital/www/multimedia/provincia/2025/01/08/image00050-U51033815283cSr-464x329@abc.jpeg)
![Imagen secundaria 2 - Interior del Juan Sebastián de Elcano.](https://s1.abcstatics.com/lavozdigital/www/multimedia/provincia/2025/01/08/image00052-U53266614853nVx-278x329@abc.jpeg)
Se continúa y llegan los módulos donde se encuentran los sollados (habitaciones). «Hay una capacidad para unos 90 guardiamarinas y los reconfiguramos según los grupos que se forman». En ellos vemos literas, de tres, cuyas camas tienen unos pequeños canapés para guardar sus pertenencias, además cuentan con unas taquillas en el pasillo.
Cerca, al lado, están los baños, con varios lavabos y duchas. También, algo escueto. En los barcos el espacio es el que es y el buque escuela sigue esa directriz dejando más espacio en otros compartimentos.
Como la cubierta. Donde se encuentra también la zona de maniobras. Antes de subir a ella nos topamos con uno de los emblemas del buque. Sobre dos ojos de buey, un reloj y el escudo de armas se lee: «Primus Circumdedisti Me» («Fuiste el primero en circunnavegarme»), el mensaje que Carlos I de España le dedicó en 1522 a Juan Sebastián de Elcano al cumplir la hazaña de dar la primera vuelta al mundo de Oriente a Occidente, demostrando así que la tierra era redonda.
La historia se percibe a cada pisada. Y lo saben quienes van formando parte de ella. Como es el caso del alférez de navío Rafa Montero de Espinosa, sevillano, trianero. Hizo su instrucción a bordo hace unos años, en 2019, y también ha pedido una comisión para volver. «Para mí es un honor venir como oficial y profesional y enseñar todo lo que yo aprendí. Es una experiencia y darle clases a los alumnos es una satisfacción porque sabes que les va a enseñar cosas que no se les va a olvidar nunca y les servirá mucho», explica entusiasmado. Su asignatura será meteorología. «Siempre me ha encantado». «¿Y cómo será darle clase a la Princesa?», «No sé... lo importante es que todos aprendan. lo máximo posible de todo y luego que disfruten de la experiencia y la vida a bordo».
El timón, el palo mesana, la caña de gobierno, las balleneras, la toldilla, la enfermería, el quirófano, la cocina, el fumador, el puente de mando, el anclaje... todo dispuesto para comenzar de nuevo. Será la vez 97. Cuando, otra vez, el mascarón de proa de la diosa Minerva tomará rumbo a la salida de la bocana del puerto de Cádiz para regresar a casa una vez complete su misión. Y en esta ocasión lo hará con una futura reina a bordo.