CÁDIZ

Las Torres Miradores: Las señas del esplendor de Cádiz

Las torres vigía de Cádiz dibujan un perfil de ciudad que nos permite intuir parte de su historia y nos recuerdan que la ciudad cobró importancia como puerto de entrada de las mercancías llegadas de América

Galería de fotos

Juan Alonso de la Sierra: "A finales del siglo XVII Cádiz comienza su gran desarrollo al abrigo de su puerto"

Las torres mirador son características de la arquitectura gaditana ANTONIO VÁZQUEZ

Macarena García

Cádiz

Cádiz visto desde las alturas nos ofrece una perspectiva que a duras penas se puede intuir cuando paseas por las calles del centro. Las calles estrechas impiden que desde el suelo podamos apreciar las torres mirador que configuran el perfil de la ciudad y que hoy en día se han convertido en una de las señas de identidad y en un recordatorio de la importancia que alcanzó la ciudad en el siglo XVIII . El traslado de la Casa de Contratación y del Consulado de Indias de Sevilla a Cádiz en 1717 por orden de Felipe V supuso que el puerto gaditano se hiciera con el monopolio de todas las mercancías procedentes de América.

Esto, lógicamente, fue el punto de partida para un periodo de prosperidad en el que la ciudad creció tanto en riqueza como en población y, por tanto, en dimensiones. Al convertirse en uno de los puertos más importantes del Imperio, muchos comerciantes llegaron desde distintas procedencias a Cádiz para hacer negocios. Con el aumento de edificaciones para dar cabida a este incremento poblacional, cada vez se hacía más complicado tener una visión directa del mar que permitiera avistar la salida y llegada de barcos del puerto, tanto propios como de la competencia.

Es ante esta situación cuando surge la solución de las torres mirador, un elemento arquitectónico único exclusivo del urbanismo gaditano que hablan de la vinculación histórica de la ciudad de Cádiz con el mar, que ha sido y sigue siendo fuente de buena parte de sus riquezas. Estas torres, que eran lo primero que divisaban los viajeros aproximándose a puerto, se convirtieron en una característica distintiva de la ciudad. En este período, no había mercader que al construir su casa no le añadiera una torre mirador.

Estas nuevas construcciones se hacían en torno a un patio con un aljibe. La planta baja, a pie de calle, era la de las oficinas. En la primera, se instalaba la residencia y era la de mejores materiales. Por último, la segunda era la del servicio para facilitar el acceso a la azotea. Precisamente, en estas azoteas es donde surgen las torres mirador que, además, ofrecen variedad en su estructura. Existen cuatro tipos diferentes de torres. Por un lado, la de terraza, una torre de planta cuadrada que termina en una pequeña azotea. Las de sillón también tienen planta cuadrada pero se dividen en dos partes, una de terraza y un segundo cuerpo retranqueado que le da aspecto de sillón. Otro modelo se da cuando al final de la torre cuadrada se incluye una garita que serviría para proteger ante viento o lluvia durante las tareas de vigilancia. Y, por último, el modelo mixto que combina el modelo de sillón con una parte superior rematada con una garita.

Esto fue así hasta 1792, año en el que las ordenanzas municipales prohibieron la construcción de nuevas torres mirador por su inutilidad y peligro de derrumbamiento. Aun así, de las 160 que se calcula se construyeron en el momento de máximo esplendor, en torno a 130 han llegado hasta nuestros días.

Pocos miradores visitables

Modelos de torre de terraza podemos encontrar en la Casa del Almirante en el Pópulo y en la torre Tavira, situada entre las calles Marqués del Real Tesoro y Sacramento. Con 45 metros de altura es la más alta y, por ello, en 1778 fue declarada la torre vigía oficial. Toma su nombre de Antonio Tavira, el primero de los vigías con los que contó.

La Torre Tavira es de las pocas torres mirador que podemos conocer de primera mano, ya que la mayoría de ellas están ubicadas en fincas privadas. Está abierta al público y se ha convertido en una visita imprescindible para los turistas que llegan a Cádiz. Desde su terraza superior ofrece unas preciosas vistas panorámicas de la ciudad y su cámara oscura nos permite conocer la ciudad de Cádiz con otra perspectiva.

Una de las ventajas de asomarse a la Torre Tavira es poder contemplar la Bella Escondida, torre de planta octogonal, que recibe ese sobrenombre porque es una torre invisible a pie de la calle José del Toro, donde se ubica. Solo desde las alturas se puede contemplar este mágico rincón de la ciudad.

La Bella Escondida, actualmente en obras Antonio vázquez

Otras oportunidades para contemplar la ciudad desde alguna de estas torres mirador las tenemos en la Casa de las Cadenas, sede del Archivo Histórico Provincial, y en la Casa de las Cuatro Torres, donde desde la azotea del hotel tenemos, además de unas preciosas vistas, la oportunidad de ver de primera mano una de estas torres mirador.

Aunque en fincas privadas, en la plaza de España tenemos la Casa de las Cinco Torres, declarada como Bien de Interés Cultural. Se trata de cinco casas diferentes levantadas sobre una manzana de grandes proporciones, que se construyeron hacia 1771. Todas las torres son de planta cuadrada, del tipo garita, a excepción de la casa número 5-D, que es poligonal.

Todas estas torres nos hablan del pasado de una ciudad y nos obligan a mirar hacia arriba para comenzar a descubrirlo.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación