Cultura
Los secretos del galeón del siglo XVII hundido en Cádiz van saliendo a flote
Los investigadores desvelan que han podido recuperar la mitad del barco Delta I, el cual mediría unos 50 metros de eslora y en cuya bodega han localizado diez piezas de artillería incompletas, 75 balas, trozos de madera de guayacán y juegos
«Es la primera vez que en España se estudia fuera del agua restos de un barco de esta época, por lo que nos encontramos ante un hito importantísimo en la investigación de arqueología subacuática», celebra la consejera de Cultura, Patricia del Pozo
Las imágenes del galeón
La extracción del galeón del siglo XVII del Puerto de Cádiz será «una operación sin precedentes en España»
El Puerto de Cádiz se prepara para extraer de sus aguas un galeón de finales del siglo XVII
Un hallazgo único a nivel internacional, una operación sin precedentes. El trabajo de investigación que se está desarrollando desde el Centro de Arqueología Subacuática (CAS) está sacando a la luz grandes secretos de este galeón del siglo XVII hundido en aguas de la Bahía de Cádiz y que fue extraído hace un par de meses por parte de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz, a través de la empresa gaditana Divership Servicios Subacuáticos S.L.
Fue el pasado 31 de julio cuando, desde la Consejería de Cultura y Deporte, a través de su Centro de Arqueología Subacuática (CAS) del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH), se inició la investigación de este pecio, denominado Delta I y que fue localizado hace más de una década -en 2012- en el fondo marino, junto al muelle gaditano.
«Es una oportunidad única para conocer cómo se construían los barcos a mediados del siglo XVII. Es una oportunidad única, también, para identificar este buque, que es otro de los objetivos que tiene esta investigación. Conocer su nacionalidad, su tipología, su vida útil, identificar también la especie vegetal y el origen de los recursos forestales utilizados para su construcción, además de qué hacía en Cádiz, el porqué se hundió... Todas esas respuestas queremos encontrarlas en todas las líneas de investigación que se van a abrir con el estudio de los restos de este pecio«. Así ha saludado una encandilada Patricia del Pozo en su visita a la carpa situada en el muelle 5 donde se encuentran los restos, húmedos, del Delta I.
La consejera de Cultura, acompañada por la presidenta de la Autoridad Portuaria, Teófila Martínez; la delegada del Gobierno de la Junta de Andalucía en Cádiz, Mercedes Colombo; el alcalde de Cádiz, Bruno García; y la delegada territorial de Cultura, Tania Barcelona, ha inspeccionado el estado del histórico galeón, que se encuentra en fase de limpieza. Asimismo también han estado presentes el director general del IAPH, Juan José Primo; el director del Astillero de Reparaciones de Cádiz (Navantia), Antonio Domínguez; y el comandante naval de Cádiz, Jaime Boloix.
Todos ellos han querido comprobar in situ la relevancia de estos hallazgos, cuyo estudio e investigación «sitúan a nuestra comunidad autónoma a la vanguardia científica en materia de conservación del patrimonio arqueológico subacuático«. «Es la primera vez -ha subrayado Del Pozo- que en España se estudia fuera del agua restos de un barco de esta época, por lo que nos encontramos ante un hito importantísimo en la investigación de arqueología subacuática». «Y a nivel internacional han sido muy escasas las extracciones de pecios de estas características para su investigación, que tienen como referente, únicamente, el caso del navío Vasa en Estocolmo«.
Asimismo, la consejera ha remarcado que el Delta I es «un exponente de la riqueza impresionante e histórica de arqueología subacuática que tienen estas aguas de Cádiz a nivel internacional». «Estoy convencida -ha apuntillado- de que nos encontramos en un punto único en el mundo, en relación al riquísimo patrimonio de pecios y de otras piezas que se encuentran bajo las aguas del pecio de Cádiz«.
Tras sus palabras, la jefa del Centro de Arqueología Subacuática del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, Milagros Alzaga, ha sacado a flote los trabajos de investigación que se vienen realizando con los restos del navío. «Empezamos esta investigación con dos objetivos: Procurar identificar el barco y analizar cómo se construían los barcos en el siglo XVII, porque ahora tenemos un elemento real para hacerlo«, ha sonreído señalando los vestigios del barco.
«Del fondo marino se ha extraído el plan del barco, esto es, la zona más baja. Y se puede apreciar una bodega muy amplia, casi sin curvatura, permitiendo así albergar una gran cantidad de pertrechos y materiales. Y el plan también nos indica que estamos ante una construcción atlántica de un barco muy robusto. El costillaje del barco está muy junto, lo que nos revela también que el barco estaba preparado para hacer navegaciones transoceánicas«, ha compartido Alzaga a los numerosos medios de comunicación allí congregados.
Estas revelaciones se antojan muy importantes puesto que hasta el momento, tras las investigaciones realizadas en 2013 tras su localización, sólo se contaba con documentos con información sobre el calado, el tonelaje y sobre cómo se unían las distintas piezas que conformaban el barco, «pero no teníamos un elemento real como ahora», ha incidido la responsable del CAS. De esta forma, ha sido posible iniciar una investigación que pasa por analizar los distintos niveles constructivos del barco.
Así, durante el primer mes de trabajo se realizó una cobertura fotográfica con un dron para, de esta forma, obtener una primera imagen del estado de los restos del pecio tal y como salieron a flote. A continuación se iniciaron las labores de limpieza de los fangos: «Una limpieza manual y costosa», ha precisado. Y posteriormente el trabajo se centró en »desconcrecionar cinco grandes bloques de hierro, con piedras en su interior, que estaban en la superficie de la bodega«. Esa desconcreción, que se hizo de forma manual (80% ) y con medios mecánicos a través de un pequeño percutor manual (20%), dio como resultado la localización de diez piezas de artillería (cañones) incompletas y de diferentes dimensiones que, junto con las piedras, formaban parte del lastrado del barco. «Eran elementos ya antiguos y rotos, pero de gran peso que servían para equilibrar la embarcación junto con las piedras».
Asimismo, se localizaron 75 balas de hierro de cañón del calibre 6-12, y se ha descubierto otro calibre más que se está analizando actualmente. Y también aparecieron trozos de maderas de guayacán, procedente de América. «Una madera muy dura y resistente que se utilizaba para hacer elementos que requiriesen de gran resistencia, como la motonería de las embarcaciones. No obstante, esa madera también tenía otra utilidad, la médica, ya que se pensaba que curaba la sífilis, el reuma y enfermedades epidérmicas si se tomaba como tisana«, ha explicado Alzaga.
El siguiente paso ha sido identificar las maderas que componen el suelo del pecio, y también se ha estudiado la clavazón de las mismas. Así, con una imagen aérea se pretende tener «toda la información y la secuencia de la clavazón y de cómo fueron colocadas las maderas».
En este punto, la jefa del CAS ha indicado que cada una de las acciones de los trabajos que se han realizado se ha terminado con una cobertura en 3D, con la intención de «reconstruir todo el proceso, así como de hacer modelos gemelos digitales que nos puedan servir para realizar una reconstrucción tanto en 3D como físicamente a la escala que queramos de los restos que se conservan«. »Y si consiguiésemos saber el nombre del navío e identificarlo, podríamos hacer una reconstrucción aún mayor«, ha deseado.
El jueves pasado se comenzó a levantar ya el suelo del barco de manera manual, con objeto de realizar una limpieza de la misma y posteriormente, un análisis tanto visual como digital, con un escáner de última generación.
Tras estas acciones, se ha observado que las juntas del forro exterior de las maderas estaban impermeabilizadas con brea y esparto. «Hemos encontrado ya varios ejemplos y se están analizando las muestras». Y ha resaltado Alzaga una peculiaridad del barco relacionada con esta información: «Sobre el forro externo, justo en la parte baja, se ha encontrado un forro de sacrificio, que tenía una doble misión: proteger toda esa parte baja del buque de cualquier golpe y también proteger el forro externo de un xilófago, una especie de gusano que vive en las aguas cálidas y que se alimenta de madera y la perfora creando canales, lo que supone un peligro para un barco«.
Al hilo, ha informado de que el barco está construido «casi todo» en roble, aunque en el suelo «hemos encontrado también otra madera que se está analizando». Se trata de una madera de un color algo más claro y también un poco más blanda.
Y con respecto a la clavazón utilizada, se ha apreciado que es de madera en su mayoría, pero también los investigadores han encontrado clavazón de hierro de sección cuadrangular, «algo muy significativo porque nos lleva a pensar que no hubo un problema económico para construir este barco, ya que la clavazón de sección cuadrangular era más cara que la circular». No hubo problema económico, pero sí, al parecer, con la madera. «Faltaba ya madera. Había escasez de madera, sobre todo en aquellas piezas que requerían de un gran árbol, de un gran tronco, para hacerlas en su integridad». Y a esta conclusión han llegado tras encontrar madera reutilizada de otros barcos que se irán analizando en las próximas semanas.
Mayor sorpresa ha causado Alzaga cuando ha apuntado que la superficie del pecio ocupaba prácticamente más del doble de la que se conserva, y que viene a medir 20,32 metros de eslora y 6,8 metros de manga: «En la proa (parte delantera) sobresale una madera, que es la quilla, y ahí falta un elemento que cerraría la proa y que recibe el nombre de roda. Iría curvándose y terminaría casi en vertical formando la proa del barco. Calculamos por tanto que nos pueden faltar en la proa unos siete metros de barco todavía. Y en la popa hemos hecho un cálculo, hipotético aún, de unos 20 metros más». «Esto lo sabemos -ha proseguido- porque se conserva desde la proa hasta el centro del barco, ya que hemos encontrado ahí el hueco de la carlinga, que es donde iría el palo mayor del navío. Y también hemos encontrado el hueco donde irían las bombas de achique, además de un elemento muy singular que sólo se nos ha conservado en una banda del barco, en la de estribor, que es el corbatón: una pieza que viene a afianzar la carlinga, a hacerla cada vez más fuerte. Y además, el corbatón estaba protegido por un mamparo que se ha conservado también en parte». Así, si finalmente se está en lo cierto, este galeón del siglo XVII mediría unos 50 metros de eslora.
Algunas maderas se analizarán en una Universidad de Gales
Tanto Del Pozo como Alzaga han remarcado que toda la madera del pecio va a ser analizada. Y en concreto, las maderas con albura se van a analizar en la Universidad Trinity Saint David, de Gales. La experta ha explicado que albura es «el último momento de crecimiento del árbol antes de ser talado, y que puede proporcionar la cronología del talado del mismo». El estudio de la madera se va a hacer tanto esa Universidad como en los laboratorios del Instituto Andaluza de Patrimonio Histórico. Y asimismo, los elementos férricos se analizarán en la sede del Instituto en la capital hispalense.
«Esperamos poder hacer también un análisis de los moluscos que han podido quedar adheridos a la quilla y al casco externo justo en la parte baja, ya que pueden proporcionar cronología y también decirnos por qué mares ha navegado esta embarcación«. Estos estudios también se harán en Sevilla.
El estudio científico del pecio Delta I, dirigido por Nuria E. Rodríguez, técnico de investigación del CAS, cuenta también con la colaboración de profesionales del Instituto de Historia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSISC) y las universidades de Lisboa y Alicante.
Su procedencia, un misterio... aún
La jefa del CAS ha reconocido desconocer de dónde provenía el Delta I, hundido en aguas de la Bahía. «Queremos averiguar de dónde provenía, por dónde navegó y qué estaba haciendo en el puerto de Cádiz en el momento de su hundimiento«.
Al hilo, se ha remontado al año 1671, pues «sabemos que hubo un evento catastrófico en Cádiz, como un ciclón o un huracán que entró por La Caleta y fue por todo el Campo del Sur llegando al Puerto de Cádiz y ocasionando hundimientos«. «Es nuestro punto de partida, pero puede que se hundiera en ese momento o no».
Los restos serán fondeados tras finalizar esta fase de trabajo
Milagros Alzaga también ha reconocido que los trabajos acumulan «un poco» de retraso, «pero es que la arqueología es lo que tiene, que no se puede ir rápido», ha justificado. Y estima que «a finales de noviembre o principios de diciembre» se terminará esta fase de trabajo directo con las piezas que se conservan del galeón. «Después tendremos año o año y medio de trabajo de laboratorio y de investigar en archivos y de contrastar los análisis para obtener la pieza final».
Los restos del navío, que se mantienen húmedos dentro de una carpa instalada en el Muelle 5 para su conservación, se van a ir fondeando de manera paulatina en unas dos semanas.
Al respecto, Del Pozo ha explicado que se devolverán al mar las piezas una vez se finalice el estudio de las mismas «con el objetivo de que puedan conservarse, porque no tenemos todavía las técnicas necesarias que nos permitan y nos garanticen la conservación de este pecio fuera del agua. Por tanto, hasta que no aparezcan esas técnicas en el futuro para la conservación en seco, se conservarán las piezas bajo el mar. Se colocarán en una estructura metálica y todo el conjunto será fondeado y cubierto en un depósito reversible y perfectamente georreferenciado«. »Por tanto, lo vamos a tener perfectamente ubicado, controlado y protegido«, ha tranquilizado.
El compromiso de la APBC con el patrimonio subacuático
Por su parte, la presidenta de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz, Teófila Martínez, ha resaltado «el gran compromiso de la APBC a lo largo de los años con la defensa del patrimonio subacuático». El hallazgo de los pecios Delta I y Delta II no habría ocurrido, ha puntualizado, «si no se hubiera apostado en su día por hacer una terminal de contendores y, por tanto, no habríamos podido saber que esos pecios estaban ahí». A lo que ha añadido Martínez que el organismo que preside «no ha escatimado en recursos para realizar todas las tareas necesarias para la extracción de galeón, sin que se haya deteriorado».
Al hilo, ha destacado que la inversión que desde el año 2011 viene realizando la Autoridad Portuaria en la puesta en valor de nuestro patrimonio subacuático ronda los 6 millones de euros. «Sin ese esfuerzo no podríamos hablar ahora de este pecio», ha aseverado.
«La obra de la nueva terminal nos ha permitido conocer ese rico patrimonio y tratarlo como se merece, de una manera que no se ha tratado en el mundo nunca a la hora de sacar un pecio de estas características y con la dificultad de que no estaba entero«, ha expuesto.
Y ha concluido su intervención junto al navío del XVII dirigiéndose tanto al Estado español como a la Unión Europea, a quienes les pide que sean «conscientes, de cara al futuro, de que en esta Bahía y en este Golfo de Cádiz existe la mayor concentración de pecios del mundo«.