Lotería de Navidad
Sant Miriam de Llobregat reparte más de millón y medio de euros en Cádiz: en la pescadería, la gasolinera, la peluquería...
«Le ha tocado a uno que dentro de tres días lo echaban de su casa. Más feliz no puedo estar. Y eso que a mí no me ha tocado nada...»
«Fuera la pena, viva la alegría, porque en Chipiona ha tocado la lotería»
Así ha sido el Sorteo Extraordinario de Lotería de Navidad 2024
A un lado se calculan cifras, se citan números, se declaman décimos, se cuentan series y se suman millones de euros. En la otra cara de la moneda, o del boleto, se reparten abrazos, se regalan sonrisas, se enjugan lágrimas de emoción, se descorcha el champán y se desborda la alegría.
El tradicional Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad se puede convertir en algo tedioso, anodino, por instantes obsoleto y hasta con su puntito de 'estafa' y demagogia. Que no es para tanto. Pero cuando esa felicidad se arrima a tu puerta, a la propia o a la del vecino, a la del amigo o a la de esa persona que todos los días, sin falta, te pone el café con leche con eficacia y amabilidad... ahí es cuando toca la fibra sensible de cada cual. Y entonces uno entiende que esto va mucho más allá del dinero o del azar.
Las historias de la Lotería
Va de historias, de las historias de cada uno. La del gaditano Jorge, el de la peluquería, cuya hija Miriam ha emigrado a Sant Boi de Llobregat y ha cogido una administración de Loterías con la que se viralizó porque su pasión sigue siendo la publicidad; va de Antonio, el de la gasolinera, que compró un décimo para compartir con toda la familia (16 que son); va del pescadero que ha repartido entre sus amigos toda una serie. Entre ellos, un buen colega al que dentro de tres días lo van (¿lo iban?) a echar de su casa.
Y es que Cataluña ha regalado a Cádiz más de un millón y medio de euros gracias a Sant Miriam de Llobregat, esa joven de 27 años que regenta la administración Gaia en la localidad barcelonesa. Envió más de un centenar de décimos a la Tacita para que su padre los repartiera. De ellos, 13 están gratificados con el segundo premio: el 40.014.
Su padre, Jorge, el de la peluquería, repartía esos décimos por varios sitios. En su negocio, donde ha tocado la 'pedrea'. En la Estación de Servicio Los Milagros, frente al estadio del Cádiz CF, que Antonio ha compartido con toda la familia. Y en la pescadería Hugo, que «vendió diez de los premiados a sus amigos. Le ha tocado a uno que dentro de tres días lo echaban de su casa. Más feliz no puedo estar. Se ha repartido 1.625.000 euros en Cádiz».
«Y yo no me he llevado nada», que ahí está la gracia. «Pero estoy súper contento. Como si me hubiera tocado. La administración la ha cogido mi hija hace seis meses y me siento como si tuviera yo la administración, esta felicidad no está pagada. Ha repartido más de siete millones en Cataluña».
«Hemos tenido la suerte de que nos tocara un décimo, y que sea familiar. ¡Nos han tocado 125.000 euros!«, grita Antonio. «Unos 6.200 euros cada uno. Entre padres, hijos, nietos...». La suerte se ha aferrado bien a este gaditano, que además ha sido nombrado Rey Mago en el barrio de Loreto. «Teníamos un presentimiento. Hasta mi hija se ha hecho las planchas en el pelo porque decía que iba salir en la tele. Eso no hay dinero que lo pague. Reunir a toda la familia así y que cada uno se lleve su premio». ¡Futuro presidente del Cádiz!, le gritaba un familiar que se venía arriba.
Miriam, la lotera gaditana
Desde muy lejos les escucha emocionada Miriam Vázquez, que ha repartido 7.250.000 en su nueva administración. «Gaia es un negocio tradicional, con 37 años de antigüedad, pero apenas llevamos seis meses, muy poquito tiempo. Hemos tenido muchísimo trabajo, es muy sacrificado, pero por día como hoy merece la pena», reflexiona.
Miriam es de Cádiz, nacida en los Porches aunque criada frente a Cortadura, y por eso «me he alegrado un montón de que haya tocado allí. Conoces a la gente, sabes a quien le puede hacer falta. A uno de ellos lo iban a echar de su casa, y a esa persona le has resuelto la vida. Además, ha sido repartido entre familiares... No podemos estar más contentos».
«Es un número raro, el 40.014, no es el más bonito hasta cuando toca«, bromea. »Lo teníamos asignado desde siempre y me alegro de que haya repartido tanta felicidad entre mis paisanos«.