opinión

La SailGP, una oportunidad para Cádiz y Puerto América

antonio martín, Presidente del Círculo Náutico Gades

Esta iniciativa de la Junta de Andalucía «debe convertirse en el revulsivo para dotar a las instalaciones portuarias de Puerto América, bajo su tutela, de las necesarias inversiones»

Antonio Martín Cancho

Debemos felicitarnos ya que Cádiz volverá a acoger este año, una vez más, las regatas de la Sail Grand Prix, un acontecimiento náutico de relevancia mundial y un espectáculo vibrante en el que los catamaranes monotipos surcarán veloces a vela las aguas de nuestra bahía. Ello ha sido posible gracias a los denodados esfuerzos de un grupo de gaditanos, amantes del mar, de la navegación y de la cultura marítima, comprometidos con devolver a Cádiz el esplendor de su vinculación milenaria con la mar; cuna de navegantes, cartógrafos e hidrógrafos; origen del comercio marítimo, sede de la Carrera de Indias y protagonista principal de los acontecimientos navales más señalados en los anales de la historia de España y del mundo.

Fenicios y romanos hicieron del entorno gaditano un enclave marítimo único: puertos, caños, esteros y salinas, atarazanas, fondeaderos y muelles, corrales de pesca, almadrabas y chancas. La mar presente en todos sus poros y generadora de riqueza, de cultura y progreso. Flotas que soltaron amarras en Cádiz para conocer y explorar otros océanos, establecer nuevos derroteros, arrumbar hacia el conocimiento y poner proa al desarrollo de nuevas formas de entender el mundo bajo el amparo de la ciencia.

Cádiz aún recuerda las imponentes arboladuras de los navíos de línea, surtos en la bahía, que zarparon a Trafalgar con Churruca, Gravina, Escaño, Alcalá Galiano... Todavía sus murallas de piedra ostionera conservan rumores de mareantes, diletantes y marinos, albergando el espíritu innovador e ilustrado de Patiño, Ulloa, Jorge Juan, Malaspina, Bustamante, Peral... Los cañones, hincados en las esquinas de las calles a modo de guardacantones, delatan a la ciudad que vio nacer la Compañía de Caballeros Guardiamarinas, el Instituto Hidrográfico de la Marina, el Real Instituto y Observatorio de la Armada y el Real Colegio de Cirugía de la Armada (origen de las actuales facultades de medicina). Una ciudad única y vinculada al mar, ante el que se despliegan sus azoteas y torres vigía para saturarse de la luz del Atlántico, ávidas de jarcias y velámenes.

La bahía, marco incomparable, donde resuenan en la memoria los roblones en el astillero de Puerto Real, las machinas en el arsenal de La Carraca; en cuyos diques fueron botados y carenados algunos de los emblemas más señeros de nuestro patrimonio naval: la Descubierta y la Atrevida, el submarino de Isaac Peral, el buque escuela Juan Sebastián de Elcano… siempre la bahía.

El patrocinio de la Diputación de Cádiz, la Consejería de Turismo de la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Cádiz, junto con la colaboración de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz y la Armada, nos demuestra que es posible la cooperación entre instituciones para dotar a la ciudad de sinergias que nos hagan recalar en un futuro donde nuestro abolengo marítimo sea tratado con el merecido respeto. Es necesario revalorizar la importancia que Cádiz posee en nuestra historia marítima y para ello es vital impulsar todas las iniciativas privadas y públicas tendentes a situar de nuevo a Cádiz en la perilla del ámbito náutico.

No obstante hemos tocado fondo y será compleja la puesta a flote que nos reintegre la gloria perdida. El principal escollo de nuestra derrota es la degradada, abandonada y sucia punta de San Felipe. En ella, a pesar de ser una de las zonas más bellas de la ciudad, se dan cita la terminal MARPOL con las basuras de los buques, las mercancías peligrosas acogidas en el IMDG, la arribada de la inmigración, las pateras, los narcos y sus barcos incautados, los botellones… toda la actividad marginal junto a dos puertos de recreo habitados, el Club Náutico de Cádiz y Puerto América, dependiente de la Agencia Pública de Puertos de Andalucía: la APPA que mantiene este puerto público en un estado deplorable de mantenimiento, sin personal de seguridad, con instalaciones higiénicas insuficientes y sin ninguna inversión coherente durante años, para una dársena, de excelente trazado, que debería ser el emblema de los puertos públicos andaluces y puerta de entrada de todos los navegantes oceánicos que salen o entran al Mediterráneo.

Ahora Puerto América acogerá a la SailGP, loable iniciativa de la Junta de Andalucía, que debe convertirse en el revulsivo para dotar a las instalaciones portuarias de Puerto América, bajo su tutela, de las necesarias inversiones (que eliminen el agravio comparativo con otros puertos de la red andaluza) y de la apuesta necesaria de futuro y abandonar las estultas políticas precedentes.

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