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Rodríguez Tirado: «En una comunidad de casi 25.000 miembros es inevitable que surjan roces de convivencia, y la intermediación permite relajar el conflicto»

La Defensora Universitaria de la UCA reflexiona sobre su labor, que es la de garantizar la convivencia universitaria. Y ello, desde los principios de independencia, autonomía y confidencialidad

Ana María Rodríguez Tirado l.v.

BEATRIZ ESTÉVEZ

Cádiz

Ana María Rodríguez Tirado, profesora titular de Universidad del Departamento de Derecho Internacional Público, Penal y Procesal, lleva casi tres años ejerciendo como Defensora Universitaria de la UCA. En esta entrevista, comparte con LA VOZ de Cádiz su experiencia y hace balance antes de afrontar el último año al frente de este institución independiente del Rectorado.

¿Cuáles son sus principales tareas como Defensora Universitaria y qué labor desempeñan sus dos compañeras adjuntas?

La nueva Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU) ha consolidado la función principal que venían desarrollando las y los Defensores Universitarios que es la de velar por el respeto de los derechos y las libertades del profesorado, estudiantado y personal técnico, de gestión y de administración y servicios, ante las actuaciones de los diferentes órganos y servicios universitarios. Y utiliza como herramientas para ello la mediación, la conciliación y los buenos oficios. Es un medio adecuado para resolver conflictos en el ámbito universitario. Hemos conseguido organizar el trabajo en atención a la naturaleza de los asuntos que ingresan en la Defensoría Universitaria para resolverlos. Dependerá del tipo de asunto ingresado y la tramitación que se le confiera para que la asuma una u otra Defensora Adjunta o lo asuma yo directamente, según nuestra formación y experiencia. Cuando hay asuntos complicados o complejos, solemos intervenir dos o, incluso, las tres. He de aclarar que no podemos intervenir en caso de que exista un procedimiento administrativo abierto.

Al no poseer la Defensoría Universitaria acción ejecutiva, ¿consigue realmente solucionar problemas?

A pesar de no tener eficacia ejecutiva las actuaciones de la Defensoría Universitaria, sí se nos tiene en cuenta y se nos atiende. Ha sido un aprendizaje para mí comprobar el grado de confianza y la alta colaboración por parte de los órganos, unidades y servicios a los que acudimos en la resolución de los asuntos que tramitamos. Preservando la confidencialidad en todo caso, se me viene a la cabeza un caso en el que un estudiante pretendía la devolución de las tasas tras la anulación de la matrícula en el que intermediamos con la Secretaría de Campus correspondiente, por ejemplo. También contactan informalmente con nosotras, especialmente conmigo, miembros de la comunidad universitaria cuando se avecina un posible conflicto, en la búsqueda de asesoramiento, bien para evitar que se produzca, bien para encontrar posibles vías de solución en caso de que tenga lugar. Eso sí, la confidencialidad es esencial, sin la cual sería prácticamente imposible resolver los asuntos que se tramitan, en particular, como quejas o mediaciones.

¿Está asentada y es realmente conocida entre la comunidad universitaria de la UCA la Defensoría Universitaria o hay que mejorar las vías de comunicación?

Como institución, está asentada en la comunidad universitaria, si bien es cierto que habría que mejorar las vías de comunicación para un mayor y mejor conocimiento de la misma. Entre el profesorado y el personal técnico, de gestión y de administración y servicios, existe un mayor conocimiento. Acuden a nosotras cuando surgen conflictos de convivencia interpersonales, por ejemplo. En cuanto al alumnado, el Consejo de Estudiantes de la Universidad de Cádiz (CEUCA) nos ha invitado a participar en jornadas de formación dirigidas a representantes estudiantiles a fin de acercar el conocimiento de esta institución universitaria que, además, asume la función específica de asesoramiento.

¿Se ha tenido que enfrentar a casos graves o complicados en estos años?

Hablaría más bien de casos complicados y sí, los ha habido en cuanto que han implicado a grupos dentro de alguno de los tres grandes colectivos de la UCA con algún órgano o servicio de esta universidad. Queda fuera de nuestro ámbito competencial los asuntos de acoso, así como los que estén sujetos a expediente disciplinario.

¿Hay algún problema enquistado?

No hablaría de existencia de un o de algún problema enquistado. Es verdad que, en la Memoria, se utiliza la expresión, pero en relación con los conflictos de convivencia. En una comunidad universitaria de casi veinticinco mil miembros es inevitable que surjan roces de convivencia. Por nuestra experiencia, no siempre es fácil obtener una solución satisfactoria para las partes, pero la intermediación o mediación informal permite relajar el conflicto. No sólo por nuestra labor, sino también por la previa que se realiza desde decanatos, departamentos o gerencia, por ejemplo.

¿De qué se siente más orgullosa de su labor como Defensora Universitaria?

De mis compañeras de la Defensoría y del lado tan humano que aborda esta institución y que la confidencialidad preserva.

¿Y cuáles son los puntos débiles de la Defensoría Universitaria, qué debe mejorar?

Uno puede ser la mejora de las vías de comunicación de esta institución. Y otro es que se tiende a confundir al Defensor Universitario como parte del equipo rectoral cuando no lo es, debiendo preservarse su independencia.

Lleva casi tres años al frente de la Defensoría Universitaria de la UCA, ¿qué balance puede hacer de su labor hasta ahora?

Muy positivo. Cuando tomé posesión del cargo, el 1 de febrero de 2021, conocía la figura, pero no su gestión diaria y la diversidad de asuntos que se tratan. La anterior Defensora Universitaria me puso al día de los asuntos pendientes, lo que fue de mucha ayuda. Y muy importante también fue contar con una de las Defensoras Adjuntas que es gestora especial en la Defensoría desde hace casi dos décadas, imprescindible para conocer su funcionamiento. Tres años después se ha consolidado un equipo de trabajo que conformamos las Defensoras Adjuntas, Inés González García (PTGAS) e Inmaculada González García (PDI), y yo misma, que también procedo del sector del personal docente e investigador. Es acertado que la LOSU considere a la Defensoría Universitaria como una unidad básica de la estructura universitaria presidida por los principios de independencia, autonomía y confidencialidad en el ejercicio de sus funciones. Quiero resaltar que es muy importante el cumplimiento de esos principios básicos en el ejercicio de las funciones asumidas por la Defensoría Universitaria. La independencia se predica con respecto a cualquier otro órgano, unidad o servicio. Como Defensora Universitaria, respondo ante el Claustro Universitario. No forma parte del equipo rectoral y no debe formar parte para garantizar su independencia. De hecho, llegan asuntos que afectan actuaciones de vicerrectores en el ejercicio de sus funciones y en los que hemos intervenido en la resolución de la queja planteada o hemos intermediado.

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