Cádiz Fenicia
Un reencuentro con el pasado: «Cádiz es fenicia por encima de cualquier otra cosa»
El historiador Manuel Parodi y la arqueóloga Mela Román repasan detalles del legado que dejó el Gadir fenicio
¿Qué ver hoy lunes 16 en Cádiz Fenicia? Planes para niños y mayores
La programación del Cádiz Fenicia 2024, días, horas y actividades para niños y mayores
Hablar de Cádiz es hacerlo de historia, de todas las civilizaciones que han pasado por este trozo de tierra rodeado de mar dejando su huella cultural y que poco a poco dieron forma a lo que hoy conocemos. La ciudad como tal, eso sí, comenzó con los fenicios hace más de 3.000 años.
'Orgullos@s de nuestra historia: Cádiz Fenicia 2024' nace como un programa de actividades impulsado por el ayuntamiento gaditano con el objetivo de dar a conocer a vecinos y visitantes los orígenes de una urbe que durante siglos vivió un esplendor comparable con el de los rincones más pomposos del planeta.
Pasacalles, esculturas, espectáculos o conferencias componen la oferta durante diez días en los que se intentará proyectar la imagen de la Gadir que fue la primera ciudad de Occidente, la que impulsó una civilización que encontró una joya Mediterráneo arriba. Es tanto lo que se puede contar que supondría que la celebración temática tuviera que alargarse varios lustros, pero merece la pena bucear en el pasado.
Porque Cádiz y los fenicios son un binomio indisoluble, como expresa Manuel Parodi, doctor en Historia y miembro de la Academia Andaluza de la Historia: «Cádiz aparece en la historia de la mano de los fenicios y es fundado en el siglo XI a.C., algo en lo que parecen ponerse de acuerdo las fuentes clásicas y la arqueología». El historiador romano Veleyo Patérculo sitúa la fundación de Gadir en el año 1080 a.C., indica Parodi, una cifra que recomienda coger con alfileres por razones obvias, pero que estima que la mayoría de arqueólogos dan por acertada.
¿Por qué llamó la atención de los fenicios este enclave? Aunque Cádiz se sitúa en el Atlántico, siguió los patrones de asentamiento del Mediterráneo: «Los fenicios tenían un perfil de sitio en el que asentarse bastante claro, buscaban un promontorio en la costa, como en Almuñécar, o un conjunto insular muy cercano a la orilla del continente, como era el caso del archipiélago de las islas gaditanas, por una clara vocación de defensa».
Existe un intenso debate histórico, como apuntan los propios licenciados, sobre si esta civilización se establecía en primer término en tierra firme y posteriormente en las islas o viceversa. Sea como fuere, en la provincia se instalaron también en Doña Blanca, Medina Sidonia o Chiclana. Y a nivel cultural legaron para la posteridad artes como la pesca de almadraba, que supone hoy gracias al atún un importante filón económico, o la conserva de salazones.
«Desde el punto de vista comercial, Gadir era un lugar privilegiado, primero porque tiene dos grandes vías de comunicación inmediatas que unen Cádiz con el interior de la actual Andalucía, que son el Guadalete y el Guadalquivir, navegables en la época», expone Parodi. «Y mirando hacia el océano, Cádiz estaba abierta a las rutas marítimas exploradas por los fenicios que los habrían llevado a las Canarias, al Golfo de Guinea o al Mar del norte», agrega desde el punto de vista de las fuentes clásicas, lo que abría un amplio abanico de posibilidades a una población con una clara vis comerciante.
¿Qué queda por descubrir?
En buena medida, lo que se sabe del origen fenicio es lo que la arqueología ha ido aportando a lo largo de los siglos con múltiples hallazgos en las mil y una excavaciones llevadas a cabo en Cádiz, como cuenta la arqueóloga Mela Román: «El pasado de Cádiz está enterrado en sus arenas y, aunque Cádiz es chiquitito, queda mucho por descubrir».
«Cádiz es todo lo que concibe la historia», expone no sólo respecto a las civilizaciones que han habitado la ciudad, sino a sus antecesores indígenas. Tanto que dice, en tono simpático, casi dar por buenos esos versos que decían aquello de que debajo de la tumba de los Carranza se encuentran cuatro romanos con cuatro lanzas, como ilustración de los caminos cruzados que pueden deparar las entrañas de la ciudad.
Los vestigios fenicios más ilustres son los dos sarcófagos antropoides, el último la Dama de Cádiz en cuyo interior había restos óseos masculinos y que fue descubierto en 1980. ¿Hay esperanzas de hallar alguno más? «Nunca sabes lo que te espera hasta que empiezas a excavar. Puede ser que te aparezca un sarcófago o que tengas expectativas de que vaya a haber grandes hallazgos, como nos pasó en el solar del garaje América que era muy grande y que excavé con José Manuel Pajuelo, y en cambio encontramos muy poca cantidad arqueológica», expresa Román.
La intuición sirve de poco a los científicos e información «no podemos tener porque no hay ninguna fuente que nos diga si había cuatro o cinco sarcófagos en Cádiz enterrados. Pero siempre se tiene la esperanza de decir 'a ver qué se puede encontrar'». El destino es caprichoso y a veces un punto cruel, como le sucedió a Pelayo Quintero Atauri, uno de los padres de la arqueología española que dirigió una enorme cantidad de trabajos en la ciudad. Varias décadas después de su muerte, bajo la que fue su casa en la calle Ruiz de Alda, apareció el segundo sarcófago: «A lo mejor lo tienes debajo de tus pies, como le pasó al pobre hombre».
Un carácter abierto
El carácter del gaditano tiene mucho de fenicio, muy abierto por las características del lugar en el que habita, expresa Parodi: «Sigue siendo una ciudad volcada hacia el mar y sigue teniendo su identidad histórica, cultural y su idiosincrasia profundamente enraizada».
«En Cádiz se cumple históricamente, desde la antigüedad, con los patrones fenicios: luminoso, comerciante, polifacético o multicultural. Es como si siguiéramos siendo los fenicios de la Europa Occidental», remata el historiador.
La arqueóloga Mela Román concuerda con esta visión: «Cádiz no se concibe sin la palabra 'fenicio'. La ciudad y la idiosincrasia del gaditano es fenicia cien por cien». «Cádiz es fenicia por encima de cualquier otra cosa», afirma al respecto.
«Las poblaciones volcadas al mar son abiertas de carácter, que fácilmente se mezclan y no tienen problema en hacer uniones entre poblaciones diferentes», indica. Esa hospitalidad histórica caracteriza al gaditano y la hace a su juicio insuperable «porque estamos abiertos a cualquier persona, idea o sentimiento que venga de fuera. Y eso se agradece».