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Rafael Zornoza: «Hay varios obispos en España que han presentado hace tiempo su renuncia y todavía no se la han aceptado»

El prelado de Cádiz recuerda que «la sucesión lleva un tiempo, no es inmediata» y deja claro que se considera «un eslabón más de la iglesia»

Visitar la Catedral de Cádiz como nunca antes se había hecho ya es una realidad

El obispo de Cádiz, Rafael Zornoza, este jueves en la cripta de la Catedral de Cádiz francis jiménez

J.M.V.

CÁDIZ

Rafael Zornoza, al cumplir 75 años, edad a la que el Código de Derecho Canónico insta a los obispos residenciales a formalizar su jubilación, ha presentado al Santo Padre su renuncia a la sede diocesana de Cádiz y Ceuta.

Este pasado miércoles 31 de julio fue su 75 cumpleaños y un día después, durante la presentación de una nueva experiencia de realidad virtual que se incluirá en el circuito turístico que actualmente se ofrece a los visitantes en la Catedral, era obligado preguntarle por esa jubilación.

Zornoza explicaba que es el Santo Padre quien, tras realizar las consultas oportunas con el nuncio apostólico en España y otros estamentos, tiene la potestad para designar su relevo. Hasta que esto suceda continuará desarrollando como hasta ahora la responsabilidad de su ministerio al frente de la diócesis, con el mismo cuidado e intensidad.

La presentación de la renuncia no significa que la diócesis quede sin nadie al frente hasta que llegue el relevo en la sede episcopal. De hecho, como suele suceder, pueden pasar muchas semanas o meses hasta que se resuelva y se haga el nuevo nombramiento.

«Estoy a plena disposición de lo que disponga el Santo Padre. En cualquier caso, jubilado o no, seguiré trabajando al servicio de la Iglesia, porque a lo que uno nunca renuncia es a ser cura y ser obispo. Es muy edificante ver que hay muchos sacerdotes que siguen trabajando con la edad de jubilación ampliamente superada y que lo hacen muy bien«, resumía el todavía obispo de Cádiz.

La sucesión

«Mi único deseo es hacer lo que me diga el Santo Padre. La sucesión lleva un proceso, no es inmediata. Hay varios obispos en España que han presentado hace tiempo su renuncia y todavía no se la han aceptado. No me preocupa lo más mínimo, lo que tiene que tener claro la gente, la feligresía y yo mismo, es que yo me jubilaré... pero la diócesis no lo hará. Aquí sigue habiendo familias, sigue habiendo catequesis, sigue habiendo cultos, misas en las iglesias.. y es bonito saber que formo parte de una cadena, yo soy un eslabón más. La iglesia no empieza ni acaba conmigo«, recordaba el todavía obispo de Cádiz.

«Ha habido tres obispos estupendos antes y el que venga será también estupendo. Yo estaré hasta que haya un sucesor, un sustituto. Hasta entonces, todo se mantendrá igual. Tengo una actividad bastante intensa, acabo de llegar de una peregrinación de jóvenes, he estado con enfermos, campamentos de verano, ahora fiestas de los pueblos, dentro de unos días la Virgen de África y tocará celebrarlo con los ceutíes... seguimos como siempre», añadía.

Se le pedía al todavía obispo de Cádiz que hiciera un balance de sus 13 años y huía de valoraciones. «Balance no hago, no lo hago nunca. Lo harán los demás, Vivo el día a día, tengo proyectos, se han ido haciendo cosas, las que se han podido, hay cosas que me hubiese gustado hacer y no he podido hacer... Así es la vida, yo vivo al día y en la providencia de Dios. Que sigamos caminando y que recéis por mí», pedía.

«Mi deseo es seguir sirviendo como hasta ahora, pero de otra manera. Gobernar una parcela de la iglesia es algo complejo, hay que atender muchas realidades. Jubilarse será un gran descanso», apuntaba Rafael Zornoza.

Lo más positivo y lo más negativo de su gestión

Rafael Zornoza no ha querido hacer un balance, pero ha ido soltando algunas que otras valoraciones de sus años al frente de la diócesis de Cádiz.

Se le pedía que apuntara lo más positivo y lo más negativo que le viniera a la cabeza. Y accedía, tras una breve reflexión, para confesar lo siguiente: «Lo positivo es la fidelidad de estar, de intentar acompañar a la gente, de hacer lo que tiene que hacer la iglesia: estar al lado de las personas, intentando dar esperanza, que encuentren a Dios. Una diócesis es muy compleja, hay que llevar temas administrativos, culturales, de catequesis, una cantidad de frentes que son muy amplios. Yo me he volcado en la evangelización. Esto es una siembra: he recogido lo sembrado por anteriores obispos y obispos sucesores recogerán parte de lo que yo haya podido sembrar. ¿Lo más negativo? Mis pecados. Tengo que pedir perdón por ellos todos los días«.

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