con 'c' de cádiz
«Fui el primero en cortar la Avenida de Cádiz para filmar un cortito de 30 segundos»
hugo fernándéz martínez. director y guionista de cine y publicidad
Sueña y trabaja con hacer una película en Cádiz, una tierra en la que ha crecido este cineasta al que el séptimo arte le ha llevado a México, país del que ha regresado para volver a sembrar en su tierra
Dicen que los gaditanos nacen donde les da la gana y aquí tenemos el vivo ejemplo de un andaluz que tiene entre ceja y ceja dar a Cádiz una película con la que recompensar a una ciudad, su ciudad, a la que ha vuelto tras varios años ausentándose y asentándose en la industria mexicana. Cuando le preguntan a qué se dedica responde de manera desenfadada que él es «director y cuentista de cine y publicidad» y la verdad es que para todo aquel que siga su carrera le sienta de categoría la definición. Porque Hugo Fernández Martínez (Marbella, 1983) no sólo va a ser un cineasta de renombre, no, este marbellí adoptado a los cinco años por Cádiz bien podría ser un magnífico reportero a juzgar por los textos que suele subir a su cuenta de Facebook donde suele compartir las vivencias profesionales a las que le lleva una vida que ha elegido desde que apenas gateaba con una pequeña cámara JVC bajo el brazo.
Siempre le tiró el arte y se le nota con un simple barrido. De carácter tranquilo y pensativo, Hugo tiene la percha propia de un profesional del séptimo arte. A veces parece que se evade pero siempre está, entre otras cosas porque a pesar de que sueña mucho, trabaja más. Comenzó a formarse en Sevilla, pero como disfrutón de la vida que es decidió darse un paréntesis para empaparse de Roma, de la que habla con pasión. Se perfeccionó en Madrid y se ha curtido en México, donde ya se ha ganado un sitio dentro de la selva que supone el mundo de la publicidad.
Hugo Fernández comanda Romantic People, una productora audiovisual gaditana con la que ha regresado a su tierra «con la idea de volver sembrar», como él dice. Siente que ha crecido profesionalmente al otro lado del charco, pero más siente aún haber perdido ese nombre al que ahora vuelve a sacarle brillo en su tierra. Vive con una obsesión, rodar en su ciudad, con su gente, con su mar y con su sol. De momento, da pasitos firmes y seguros, tan seguro como que más temprano que tarde estará ordenando 'Cámara y acción' por sus queridas calles gaditanas.
-¿Cómo lleva el paso a los 40?
-Por ahora estamos guay; los 40 son prometedores. Si los conservamos... jejeje.
-Lleva desde los cinco años en Cádiz y aquí se quedó. ¿Qué le hace a un gaditano como usted irse a nacer en Marbella?
-Mi padre fue capitán de la Guardia Civil y tuvo muchos destinos; y yo caí en Marbella, donde estuve dos años. Luego nos mudamos a Gran Canaria hasta que cumplí cinco y desde entonces a la actualidad aquí estamos.
-Su padre es de...
-Mi padre es de La Bañeza, León. Y mi madre de Ponferrada. Y claro, en esa época se movía bastante a medida que iba ascendiendo.
-De hecho su hermano Óscar (propietario del Offside) es de Huelva.
-Sí, y mi hermana la mayor es de León. Es que la aventura de mi padre es otro tema en verdad, pero ha tenido suerte porque ha tenido destinos de p. madre. Empezaría por León y después ha estado en Barcelona, Asturias, Huelva, Marbella, Gran Canaria, Cádiz... No ha estado en malos sitios, no.
-Nació en Marbella, pero de allí se fue apenas contando dos años. ¿De dónde son sus primeros recuerdos?
-Pues en Marbella, en Marbella. Y te digo el por qué. Mi padre iba mucho a desayunar con los compañeros a una cafetería que quedaba cerquita, así como abajo de la calle de la comandancia; y allí había una maquinita del Ghosts 'n Goblins en la que mi hermano jugaba bastante.
-Esos recuerdos que todos tenemos a modo de 'flashes'.
-Sí, tío. Me acuerdo de ser pequeñajo y estar ahí al lado de mi hermano animándolo o puteándolo mientras jugaba. Pero fíjate que también me acuerdo de la casa. Más que de la casa, de los planos de las casas donde vivíamos tanto en la Marbella como en la de Gran Canaria, donde vivimos también hasta que tuve cinco años. Recuerdo también vivir algún Mundial allí.
-Sería el de Italia 90.
-No sé, ese creo que ya me pilló en Cádiz.
-Pues México, no queda otra. Veo que futbolero desde la cuna, ¿no?
-Sí, sí. A tope.
-Vamos a los estudios. ¿Dónde los cursa?
-Aquí ya en Cádiz la EGB. Paso por Cortadura, por Argantonio.
-(Interrumpo) Pasas por bien, por mal o porque le gustaba cambiar de colegio. Jejejeje
-Jejejeje A ver.
-En Cortadura empezó por su padre, imagino.
-Sí. Yo realmente nunca me he considerado un buen estudiante aunque sí es verdad que he tenido cierta facilidad para afrontar algunos exámenes.
-Eso suena raro. ¿Cómo que cierta facilidad? ¿Qué tipo de habilidades? La maña, imagino. Explique, explique. Siempre me resultaron unos elegidos todos aquellos que aprobaban sin estudiar.
-Jejeje Por ingenio. No, no, en serio. Estudiaba poco pero estudiaba lo suficiente. Es verdad que me lo podía haber montado mejor, pero también es verdad que nunca he tenido mucha presión para sacar buenas notas.
-Pero iba pasando sus cursos religiosamente.
-Sí, aunque hubo un año que repetí 1ª BUP en Cortadura. Aquello tiene su historia porque llegó junio y me puse malo; perdí seis o siete exámenes. Entonces, en septiembre me puse a estudiar como un gorrino; recuerdo perfectamente que estábamos con la familia disfrutando de unas plácidas vacaciones por Benidorm.
-Tampoco se lo ponían fácil para la remontada sus padres.
-No, no. Jejeje Pero me hicieron estudiar a tope durante el verano porque era un trauma que repitiera. Al final me quedaron Música, Dibujo e Historia.
-¿Qué me dice? ¿Cómo se puede ser tan...? Pfff. Vaya tela. Manda bemoles repetir por dos marías.
-Sí, sí. Mis padres se mosquearon tela y me llevaron para Argantonio.
-(Valga recordar que entonces se podía pasar con dos) Con toda la lógica del mundo. Es que hay que ser... En fin.
-'Quillo, tú al carajo de aquí', me dijo mi padre. Fue tal cual. Historia vale, no la estudié aunque se me da bien pero porque era un tema más denso y prefería centrarme en otras asignaturas importantes de las seis o siete que me quedaron.
-Entonces Historia la dejó y con Música y Dibujo qué paso. ¿Se te olvidó la flauta, la escuadra y el cartabón o qué?
-Jajaja. De Música es que ni me acuerdo de qué coño iba el examen. Me da coraje porque ahora soy medio melómano; me encanta la puta música y hasta toco la batería. Y Dibujo es verdad que nunca se me dio bien, pero no sé. Fueron inflexibles. Así que me voy a Argantonio, que es donde hago la ESO y lo típico, llega la clase en la que nos preguntan '¿qué queremos ser de mayor?' y recuerdo que tuve una respuesta en clase muy certera que hasta le sorprendió hasta al profesor.
-Vamos con ella.
-A mí desde pequeño siempre me gustaba mucho escribir, el periodismo, una profesión a la que por entonces le tenía un gran respeto. Pero cuando nos hacen esa encuesta a viva voz en Bachiller yo ya estaba empezando a cambiar de idea porque ya sentía que se estaba desvirtuando bastante.
-Y de eso hace ya...
-Tela marinera. Sería finales de los 90, principio de los 2000. Ya se veían unas formas un poco raras y claro, a uno siempre le gusta la búsqueda de la verdad, investigar, hacer las cosas lo mejor posible... Jeje
-Eso es bueno que lo piense porque, como bien sabrá, esta entrevista será totalmente moldeada a mi gusto y consideración. Jajajaja
-Jajajajaja Por supuesto, por supuesto. El caso es que comencé a cambiar de idea.
-¿Siempre se movió por las Letras?
-No se me daban mal los números, pero sí que iba por las letras, por las Artes. Entonces, cuando me preguntó este profesor le contesté que estaba pensando muy seriamente en hacer Comunicación Audiovisual. Y me dijo: '¡Ostia, qué interesante! Creo que es una muy buena elección porque ahora mismo tiene muy buenas salidas'. Y tenía razón, pero cuatro o cinco años después de esa pregunta ya las salidas se habían reducido otra vez a la mínima.
-Es verdad que Comunicación Audiovisual y Periodismo compartían casi que las mismas asignaturas los dos primeros años y después ya se bifurcaban.
-Así es, y también Publicidad.
-Bueno, ¿y dónde la estudia?
-En Sevilla, donde me paso los cuatro años de la carrera.
-¿En qué Universidad?
-La hago en CEADE. Evidentemente no me daba la nota porque no era el mejor de los estudiantes y por aquel entonces la nota media para entrar en Comunicación era de 7,6.
-Pfff, se lo digo o se lo cuento, que mis padres compraron una casa en Sevilla con la idea de que estudiásemos allí las carreras y acabamos estudiándolas pero en Madrid, en casa de mi tío. Menudas notazas había que tener. Al final el piso de Sevilla se acabó alquilando a estudiantes.
-Sí, sí. ¡Es que eran notas de cómo si fuéramos a salvar el mundo! Pues mira, yo os podría haber alquilado el de Sevilla Jeje. Pero antes de todo eso, estuve a punto de estudiar en Madrid. De hecho, ese verano me hice un tour con mi padre en coche visitando universidades, colegios mayores, residencias... y era horrible la ciudad. No aguanto las ciudades grandes y esto es una opinión personal. Siento que deshumanizan mucho y todo se convierte en muy superficial; no sé, el trato a la gente, el tráfico, el metro... No sé, acostumbrado como estaba a las ciudades pequeñitas, donde hay más cariño y la gente se preocupa más por la gente, las ciudades grandes, que son el coño de la Bernarda, nunca me entusiasmaron. Para mí son muy hostiles y yo soy un tío muy tranquilo. El caso es que no lo vi claro y estando en Madrid un día antes de volvernos, esto es muy gracioso, me llama uno de mis mejores colegas y me dice: 'Quillo, que estoy por Sevilla viendo la universidad de Arquitectura; está de p madre, pero es que he encontrado un colegio mayor que es una locura, es impresionante. Hay que estar ahí'. Total, que le digo que me iba a pasar por Sevilla para ver las posibilidades que tenía de estudiar Comunicación y de paso me pasaba a ver el colegio mayor.
-Y...
-Era una locura.
-Jaja Entiendo que todo esto era en verano porque había sacado la Selectividad en junio.
-Eso es. Me tocó las desamortizaciones de Mendizábal y lo clavé. Esa nota me ayudó bastante. Jajajajaja
-Estábamos con la llamada del colega, la llamada de la suerte.
-Sí, sí. Él me habló del colegio mayor mixto Maese Rodrigo, que ya no existe. Estaba en Mairena del Aljarafe y era una cosa extraordinaria. Eran todo bungalows [psi, psi, psi, psi, pronuncia mientras va ordenando los bungalows con sus manos a lo largo y ancho de la mesa como si los estuviera viendo en el plano], con sus callecitas; allí te daban de comer, de desayunar, de cenar; tenía piscinas, campos. Era como una urbanización con sus jardincitos, sus campos de fútbol, su cancha de tenis. Aquello era un bastinazo.
-¿Y cuándo se lo enseñó a su padre qué le dijo? Anda, el niño no me ha salido tonto.
-Jajaja Claro, yo le dije que estaba la Cartuja al lado de Mairena y así no tenía que cruzar Sevilla.
-Tema de seguridad. Ya, ya, ya ... Jajaja
-Había autobuses que además te llevaban directo a la Facultad. Buah, tío. Eso era idílico. Y además iba a estar junto a mi súper colega y con más gente cercana que eran de Cádiz. Además, Sevilla no era una ciudad tan grande y tan coñazo como Madrid, ni la gente está tan estresada y además está cerquita de Cádiz. Así que forcé para estar en Sevilla, que también me cansé de estar en Sevilla, pero bueno, eso ya son cuestiones personales porque no quiero meterme con los sevillanos para nada.
-Jajaja Está usted en su casa, eh.
-Jajaja Ya lo sé, ya lo sé, pero por si acaso. Jajaja
-¿Y cómo fueron esos cuatro años?
-Bien, bien. Me admitieron en CEADE y estuve en el colegio este los cuatro años. Lo típico, en el primer año que llegas a la universidad exploras todo, la curiosidad de la vida, estar fuera. Sí, sí, lo pasamos muy bien. Y estudiamos algo también. Jejeje.
-¿Y cómo es ese tránsito del adolescente que está con sus cachondeos y su carrera a la par al momento en el que se dice 'bueno, venga va, que esto se pone serio'. ¿Qué quiero hacer con mi vida cuando salga de aquí?
-Efectivamente, de todo uno se cansa. Y sí, en ese primer año de la universidad me dejé llevar un poco, unos meses, tal vez hasta febrero, pero es cierto que después ya me puse las pilas hasta junio. Los cuatro primeros meses fueron un desastre total para todos, incluso para mi colega de Arquitectura, que nunca había suspendido nada en su p vida y le quedaron tres o cuatro; se volvió loco diciendo '¡esto no se puede volver a repetir!'. Jajaja. Ante esto, decidimos calmar un poco el percal. De esa etapa, recuerdo dos fases. Del cachondeo a la seriedad fui dando el paso sobre todo trabajando en la noche.
-¿En Sevilla?
-No, no. Allí no. Lo que sí hacía, a lo mejor en verano, era trabajar en el Cañas y Tapas -donde ahora está el Marama- y me sacaba dinero. De hecho, en Sevilla llegué a un punto, sobre todo desde el segundo año de carrera, en el que comenzaba a estar hasta los cojones de Sevilla y me centraba en salir corriendo de allí; en cuanto daban la una del viernes agarraba el coche y salía 'piummmmmm' en dirección a Cádiz para comer aquí la mar de feliz. Y ya no regresaba a Sevilla hasta el lunes a primera hora. Aparte, por entonces yo estaba aquí muy metido con el tema del Cádiz porque estaba aquí Matías (Pavoni) y veníamos mucho a ver los partidos.
-Valga esta entrevista para poner luz sobre un tema. Al Offside muchos de nuestra generación aún le seguimos llamando el Pavoni por él. ¿Pero, Matías era imagen, socio o el socio era su hermano Gastón?
-No, bueno. El socio era en realidad Matías con mi hermano (Óscar). Y Gastón estaba en la barra, en parte como encargado suyo.
-Gastón jugaba conmigo al pádel. Tenía más presión por no fallar un punto por la bronca que me echaba que por perder el partido de turno.
-Sí, sí, eran dos grandes picaos con los deportes.
-Vaya un abrazo por aquí a los dos. Retomamos. Acaba la carrera y qué hace.
-Tenía una idea clara de lo que quería hacer, pero era consciente de que era complicado. Igual que años atrás había muchas salidas, cuando salgo de la carrera ya nos las había porque Comunicación Audiovisual estaba saturadísima.
-No hace mucho hablé con un director de cursos on line que vendía que la empresa audiovisual estaba en auge y que no era mala opción especializarse en hacer guiones porque con la irrupción de tantas plataformas digitales, series, youtube y demás se necesita mucha mano de obra. ¿Puede que ahora las salidas sean más y su profesión esté ahora más cotizada de lo que lo estaba a comienzos de siglo?
-Pues mira, no sé si está ahora más cotizada, mucho menos ahora con la huelga de guionistas que hay en Estados Unidos. Pero sí es verdad que puede haber más salidas porque se filma más que antes; el realizador visual tiene más opciones por donde poder salir. Me explico. Normalmente, los ingresos vienen a través de proyectos con instituciones públicas o empresas privadas, estas últimas se mueven más en redes sociales porque son contenidos digitales más baratos, que no son de televisión o campañas de publicidad que luego van a cine o a festivales, que son más caros. Y sí, es verdad que cada vez hay más contenido. Igual que los chicos estos de San Fernando, los de Malviviendo, que con dos trastos hicieron un webserie y han ido creciendo. Ahora está todo más democratizado porque cualquiera con una buena idea y buenos recursos se puede montar, no para dar el pelotazo de su vida o hacer una obra maestra, pero sí para mostrar que si le dan la oportunidad pueden hacer algo más grande. El tema es que cuando sales de la Escuela de Cine de Cádiz puedes estar un poco perdido porque ¿quién va a confiar en un estudiante recién salido de la Escuela? Lo normal es que estas oportunidades salgan en ciudades más grandes, donde hay más contactos, más empresas. O donde se filme más que en Cádiz, que al ser una ciudad pequeña escasean las oportunidades.
-¿Había hecho algún tipo de práctica durante la carrera o posteriormente?
-En realidad, sí. Estuve un año como cámara en Onda Luz. Hacía totales de rutas, fachadas, cositas. Se me daba bien la cámara y lo hacía un poco rápido y a veces se lo daba a Fernandito, que era el que lo editaba manualmente. Les llevaba las piezas casi editadas porque la verdad que se me daba bien. Se lo daba prácticamente masticado. Y en Sevilla también hicimos algún videoclip cortito, pero cosas muy experimentales a veces...
-Eso sería...
-Yo terminé la universidad en 2003 y lo que hago es hacer pasta para ahorrar porque tenía en mente hacer el máster de Dirección cinematográfica.
-¿En dónde?
-Pues en un principio uno siempre intenta apuntar alto y me quería ir a Londres, aparte para aprender inglés. Pero eran carísimos. Costaban entre 30.000 y 35.000, eran una locura. No había forma de permitírnoslo y en Madrid también había másters muy buenos; me hablaron de uno que se basaba en el de New York Film Academy y la de Londres y que impartía Jorge Esteban Blein, pero hasta los tres años o así. Es que yo también... [medita el momento y sonríe].
-Hasta los tres años qué. ¿Pensándotelo? Jajajaja
-Sí, no... Currando, ahorrando pasta pero claro, cuando iba a hacerlo ya el colega este de Arquitectura terminó su carrera.
-¿Otra vez? Jajajaja A ese chaval hay que ponerle nombre ya. ¿Qué ocurrió ahora?
-Jajajajaja Igual me estoy pasando. Fue al año siguiente creo de terminar Comunicación Audiovisual porque él sí que se pegó un año o dos más que yo en Sevilla. Además tenía que hacer el fin de carrera.
-Bueno, y que Arquitectura no es Comunicación Audiovisual con todos los respetos a nuestros modulitos, que diga carreras. Jajaja
-Jaja Sí, sí, claro. El caso es que el dinero que tenía ahorrado para hacer el máster me lo gasté en irme con él de Erasmus a Roma sin estar yo de erasmus ni nada.
-¿También le dijo 'aquí que tenemos que estar'?
-Claro. Yo es que también me apunté a su viaje de fin de carrera, que se fueron a Holanda. Hicimos un 'train trip' por allí y estando en no sé qué parte de Ámsterdam le llama la novia y le dice que habían salido las becas de Erasmus y que ella se iba a Graz y él a Roma. '¡Ostia, puta, qué guay! Me ha tocado Roma', me dijo. Y recuerdo que cuando que me dio un montón de envidia porque también me gustaba mucho Roma. Además, a mí la experiencia Erasmus siempre me gustó pero nunca la había hecho ni tampoco había salido mucho del país.
-Total, que a Roma un año y a por pipas el dinero del máster.
-Así fue. Me tomé un año sabático. Estuve seis o siete meses con él y nos lo pasamos pipa. Falsificamos como si fuera un estudiante y tal ... No, eso es broma jajajajaja.
-Jajaja
-Pero sí es verdad que no todo fue cachondeo.
-¿Se metió por amor al arte en cursos mientras su amigo iba a clases o algo?
-Bueno, sí. En algunas cosas nos metimos, pero Roma es una ciudad muy chula y en la que se aprende mucho de la gente. Conocimos a muchos italianos que nos enseñaron a cocinar pasta de p madre, lasaña de boloñesa muy rica.
-Sin querer yo meterme en la vida de su colega, supongo que cuando él iba a la facultad.
-(Interrumpe) No, es lamentable, mi colega es el peor Jajaja. Él fue a Roma para dos créditos o algo así porque realmente ya tenía la carrera terminada; él fue a clase, no sé, dos o tres horas en todo el año.
-O sea, que momentos de soledad tuvo bastantes pocos en Roma para sentarse a tomar un café y preguntarse. 'A ver Hugo, ¿yo qué cojones voy a hacer cuando vuelva?'
-Jaja Aparte de pasarlo muy bien ese año, sí es verdad que mi colega, al ser arquitecto, tenía gran interés por lo mucho arquitectónico que había por allí. Hacíamos muchos viajecitos; a Florencia, a Bolonia, la Toscana, Turín, Milan, la costa Amalfitana del sur, que eso fue más adelante. Hacíamos unas excursiones muy chulas.
-Ha conocido la belleza de Italia, su gente, su comida, su arte. Pongamos una balanza aquí. ¿España o Italia?
-Ostia, tío, no lo sé. Es complicado. Aquí tenemos muy buen arte pictórico, arquitectónico y en literatura también creo que le ganamos. Y en teatro, uff, ellos tienen mucha ópera, muy cabrona. Y por supuesto tienen a Leonardo, Miguel Ángel. Ostia...
-Jajajaja No se agobie, no se agobie, que era una pregunta al tuntún.
-Es que está competido el tema; la comida es muy rica en ambas partes. Ufff. No somos muy distintos, somos muy latinos los dos. No sé, tío. Me gusta mucho Roma, Italia, y lo disfruto.
-Tienen a Sorrentino.
-Cierto, y su sur también es maravilloso. Aunque no lo conozco tanto, me gustaría conocer más Sicilia. Pero mira, nosotros tenemos Cádiz y ahí ya la balanza va al carajo. Se decanta a nuestro favor.
-Jajajajajaja. Regresa de Italia y ya qué va rumiando su cabeza profesional.
-Claro. Lo primero que hay que hacer es volver a recuperar pasta así que vuelvo a currar para, ahora sí, intentar hacer el máster. Me enseña el oficio mi hermano y curro un año y medio más en el bar. Tampoco era muy complejo pero nos gustaba intentar hacer las cosas bien; tener buen trato con el cliente, buenas copitas, crear un buen ambiente.
-Y tanto. Yo creo que el 5% del máster se lo habremos pagado mi grupo de amigos. Jajaja.
-Jajajaja No, no, no. Yo creo que lo he pagado todo gracias a mi hermano.
-¿Y qué tal ese año y medio?
-Pues mira, estuve muy feliz pero fue cuando ya realmente me empecé a cansar de la noche. Era joven y tenía energías, y sí, te descocas; cachondeíto para arriba, cachondeíto para abajo, súper tarde todas las noches.
-No se ahorra tanto...
-No se ahorra tanto. Aunque en este caso sí, porque al trabajar en un bar de copas tampoco gastas tanto, pero sí es verdad que hacíamos cosas impensables. Como salir a las cinco de la mañana del bar e irnos a la SuperSonic hasta las siete, ocho. Cosa que yo ahora no sería capaz ni de lejos. Yo ahora, como mucho, estoy a las tres de la mañana en mi casa, tranquilo y gracias.
-Consiguió hacer el máster entonces...
-Sí, en Madrid. Allí estuve un año.
-¿Y cómo fue estar ese tiempo en una ciudad que nunca le gustó?
-Pues muy centrado a lo que iba, el máster. Y muy tranquilo.
-¿Por qué zona vivió?
-Pillé un pisito en la Ciudad Universitaria porque el máster estaba en el San Pablo CEU.
-Justo al lado, sí. ¿Julián Romea podía ser la calle?
-Sí, sí, justo ahí.
-Allí ahí hice yo las asignaturas de Radio y Televisión. Grandes madrugones. ¿Y qué tal el año y el máster?
-Pues por suerte yo estaba acompañado; tenía una novia. Hacíamos planes los fines de semana porque yo de lunes a viernes estaba con el máster a saco. Los viernes nos gustaba irnos a cenar a algún italiano o algún asiático porque eso sí, Madrid tiene una oferta gastronómica que es de p madre. Y eso, cenábamos e igual nos tomábamos una copita con algunos amigos en casa y el lunes vuelta a trabajar en el máster. Apenas salí por allí, tío. Y es que salir por Madrid es un infierno.
-Para quedar hay que pedir instancia.
-Jeje Algo así. Porque claro, un día cualquiera. 'Venga, que vamos a salir. Quedamos aquí. Ahora vamos a este bar'. Y bueno, como haya un cambio de bar va a la mierda la noche. Dos horas para llegar al sitio y, claro, el morazo al carajo. Y como haya otro cambio de bar ya ahí es cuando te vas para tu casa. Y si le metes el frío... Es horrible. Yo lo pasaba fatal.
-Jajajajajajaja Sí, sí. Quedamos que hace el máster y eso sería 2008.
-Sí, 2007-2008. Por ahí. Lo guay del máster es que sí me dieron todas las herramientas posibles para poder buscarme la vida más o menos por mis propios medios. Saber crear una historia con sentido de principio a fin, con su estructura, entender bien cómo va un guion cinematográfico, cómo hay que manejar a los personajes, cómo construirlos, cómo darles forma, cómo darles su arco. Eso solo respecto al guion, luego ya por supuesto la dirección cinematográfica era muy académica; más allá de estudiar los valores de los planos, nos centrábamos en el lenguaje cinematográfico.
-¿Puede que aprendiera más en un año de máster que en cuatro de carrera?
-Posiblemente, sí. De la carrera no me acuerdo ni de la mitad. Era por tener un título. Bueno, sí es verdad que aprendí a editar y varios sistemas que se empleaban en el mundillo.
-Pero no es menos cierto que cuando hizo esas prácticas venía ya algo rodado, ¿no?
-Bueno, sí, pero eso también se debe a que yo desde pequeño ya andaba liado con camaritas. Recuerdo que tenía una JVC chiquitita e iba grabando mis cositas haciendo snowboard, o cuando íbamos con mis padres a Granada. Desde pequeño ya expresaba mi curiosidad por todo lo relevante al cine. Bien sea grabando con la camarita, alquilando pelis, leyendo...
-O sea que a sus padres en ningún momento les pudo sorprender que tirase por el séptimo arte a la hora de ganarse la vida.
-Pues no lo sé si les sorprendí o no. Bueno, mi padre, como capitán de la Guardia Civil que es, imagino que como todos ellos quieren que vayas a la Academia Real de Zaragoza a ser teniente en cinco años jejeje, pero no era mi intención. Yo siempre había demostrado cierto interés por la fotografía y por el cine desde muy pequeño; consumía cine a todas horas, sobre todo de noche, después de cenar. Ya en el máster me di cuenta de cómo funcionaba el engranaje de una peli. Me daba cuenta de muchas cosas; de las planificaciones de las escenas, de las fotos, de los planos, de los movimientos, del porqué de esta perspectiva o la otra. También entendí el trabajo que hacen los eléctricos, el ayudante de dirección, todos los puestos artísticos y los que no son tantos. Con las herramientas que nos dieron podías ser capaz de hacer un corto, pero no una película. ¿Qué puedes hacerla después de hacer un máster de Dirección cinematográfica? Seguro, pero con errores. Al final, cuanto más práctica y más filmes, mejor. Son logísticas muy complejas y el tiempo siempre juega en tu contra porque filmar es un acto complejo; tiene que estar todo calculado al milímetro para gastar el menos tiempo posible y que te dé tiempo a filmar la mayor cosas posibles y para que sea lo más barato posible. Hay que saber muy bien lo que se quiere y la intención de lo que se busca.
-¿Por qué cuesta tanto repetir una escena?
-Sobre todo antes, cuando se grababa en película de 35 mm, lo que costaba era el rollo y luego el positivado. Ahora, con lo digital, en vez de tirar dos o tres tomas puedes tirar 10 o 15 si quieres. Bueno, Kubrick tiró en El resplandor 53 con Jack Nicholson, pero ya para ese entonces podía tirar lo que quisiera porque su productor ya era otra cosa; dependía de él. Jeje. Pero claro, imagínate que también hay efectos especiales en una toma. Aunque sea digital, si tienes que lanzar un coche por los aires, pues tendrías que tener otro coche si la primera no ha salido bien. O más simple, un actor que tiene que recibir unos balazos en el pecho y se tiene que llenar de sangre. Pues si no sale a la primera hay que lavarlo, cambiarlo todo, más maquillaje. Al final todo es tiempo y más dinero.
-Cuando se entra en un máster de Dirección cinematográfica se entra pensando en salir como director o también puede valer, dentro de la jerarquía artística, ser cámara, guionista, técnico... ¿Con qué pretensiones entra?
-En realidad, todos los que hacemos ese máster tenemos el sueño de hacer una peli. Queremos ser autores, contar una historia a través de nuestros ojos. Y yo lo que quería ya desde entonces era hacer una película en Cádiz. De hecho, lo primero que hice cuando salí del máster en 2008 fue irme tres meses a Vejer para escribir la peli.
-¿Solo?
-Sí, sí. Venía los fines de semana, pero allí me pegaba de lunes a viernes escribiendo, de ermitaño. Mi idea era y sigue siendo hacer una película coral. Es más, desde hace tres años ya está escrita y terminada. Era como tres historias principales; una de ellas me la cargué durante esos tres meses en Vejer, y las otras dos ya las fui terminando por aquí. Es una peli muy a la Magnolia.
-Buena tapita de paella en el Magnolia, pero aparte de eso, para los cenutrios como yo, qué película es.
-Jajaja. Magnolia es un peliculón de Paul Thomas Anderson que ganó el Oso de Oro de la Berlinale y cuenta la historia coral de muchísimos personajes, hasta nueve.
-Y una vez que escribe su primera película, qué sigue haciendo.
-Uno sale del máster con mucha energía, con muchas ganas de hacer cosas, de empezar a trabajar de lo que realmente te gusta pensando en que el máster debe cambiar la dinámica. Yo ya había hecho tres cortos durante el máster, que al fin y al cabo son cortos de escuela que intentas moverlo por ahí en algún festivalito gratis. Pero después del máster surgen varias dificultades porque realmente es bastante complicado integrarte dentro del mundo laboral del cine si no tienes contactos, o un padrino o familiares.
-Me comentaba un amigo no hace mucho y que se dedicaba a un mundo similar que lo que no aguantaba de su gremio era tener que salir de noche para hacer contactos.
-Sí, sí, sí. Dar con gente, conocerlos, hacerte colegas de ellos... Un poco una locura. Tú ahí ya tienes dos vías. Una es...
-Abrazar farolas, que seguramente es la que no queremos y...
-Jajajaja Estaba pensando en bueno sí, hacer tus cortitos, con tus medios y como puedes. Yo, por ejemplo, como seguía trabajando poniendo copas pues me compré mi 5D, mi equipito de audio, mis lucecitas... Y si es verdad que más o menos me buscaba la vida y hacía mis cositas para el Notodofilmfest, el festival este de Jameson que está muy bien. De ahí salió Daniel Sánchez Arévalo, Nacho Vigalondo... Es un festival que creó Javier Fesser y que está muy bien porque de ahí salen cineastas emergentes e independientes con talento. Y dije: '¡Coño, yo quiero ser el próximo de ellos!'. Es verdad que acabé siendo finalista o nominado, pero nunca pegué ningún pelotazo, pero sí al menos esperaba que esos cortitos me sirvieran de algo para buscar trabajo más adelante. Pero claro, aunque tengas el máster, la licenciatura, tres o cuatro cortitos un poquito más finos, todo eso le da igual a una productora grande de Madrid o Barcelona porque tú para ellos eres un estudiante, un júnior. Ellos tienen varios tipos de de proyecto y un perfil como el nuestro no encaja a menos que te apadrine alguien. Y si no, lo que queda es poner copas. Es complicado.
-No le sale trabajo, pero entiendo que esas nominaciones en ese festival de cortos independiente alimentan el ego y eso siempre es bueno para no decaer. Pregunto.
-Son buenas noticias, sí, pero yo siempre he sido muy ambicioso, no sé si es la palabra. A ver, siempre me he intentado exprimir mucho a mi mismo. Una de las cosas que tengo es que le doy mil vueltas a las cosas y a la hora de buscar historias y darles sentido, que tengan permisos originales; no sé, que tengan algo distinto y que esté muy currado. Para eso siempre me he comido mucho la cabeza.
-¿Podemos decir que se detiene mucho a la hora de dar un pasito con tal de que se dé perfecto cuando otros van más rápidos a la hora de gestionar cosas?
-Mmmm, no sé si será eso. Supongo que a la hora de hacer un trabajito, o sea, no es que sea un tío, cómo decirlo [titubea]; no es que sea muy extrovertido ni que tenga un gran sentido del humor por fuera, pero a la hora de crear cositas sí me monto mis peliculitas. Y hay veces que decido hacer historias mucho más cómicas o paródicas sin mucha sustancia, luego es verdad que en otro sentido sí las calculo más cuando quiero meterme en algo más serio ya.
-Y se va a México. ¿Por qué?
-Pues lo decido cuando ya estoy cansado de estar aquí. O sea, estoy feliz poniendo copas y estando en el negocio familiar, que no hay mejor sitio en el que estar. De hecho, prefería estar poniendo copas con la familia y pendiente del negocio que estar trabajando de cámara en cualquier televisión municipal. Y lo de México surge gracias a uno de los colegas del máster que es mexicano y siempre me andaba diciendo durante tres años que me fuera para allá, que probase. Él tenía allí una productora y llegué a un momento de hastío aquí que dije 'vamos a intentarlo por lo menos, tío'. Imagínate, México D. F. es cuatro veces Madrid, o sea, a el que no le gustaban las ciudades grandes... Y aparte, en ese momento también detestaba mucho volar. Pero nada, es como el típico momento en una peli en el que si quieres algo con ahínco vas a tener que pasar por muchos obstáculos y enfrentarse a varios sacrificios. Mandé todo a la mierda aquí porque había llegado a un punto de frustración de no poder hacer nada de lo mío que no tuve otra que probar allí, donde había y hay muchas más oportunidades.
-Antes de adentrarnos en su labor profesional allí, ¿cuánto tiempo se ha llevado en México de manera ininterrumpida?
-Pues desde el 2014 hasta la pandemia. Mucho ir y venir.
-Resúmame esos años.
-Empiezo en la productora del colega con trabajos pequeñitos. Por suerte soy versátil. Igual que mi idea era ser guionista o creativo y director, por suerte me las apaño muy bien editando.
-Digamos que para ganarse la vida levantaba el dedo cada vez que pidieran lo que pidieran dentro del gremio. ¿Guionista? Aquí. ¿Un editor? Aquí también. ¿Así era?
-¿Fotógrafo? Aquí también. Sí, sí, así era. He hecho campañas fijas de fotografía para dos o tres empresas grandes. Para Cementos Fortaleza, para fundaciones... Mucho retrato, mucho trabajo de edición, de levantamiento de imagen...
-Todo esto en nómina de la productora o como autónomo.
-Siempre era por proyecto, por obra.
-¿Cómo valora a nivel profesional y personal toda esa experiencia en México?
-La verdad es que no se trabajaba todos los días, pero lo que se trabajaba haciendo fotos o editando ya te decías 'ostía, tío. Esto no está mal'. Porque con dos o tres trabajitos que me saliesen ya se ganaba bien. Y se intuía que si se llegaba a un nivel de dirección eso ya era otra escala muy interesante.
-¿Es cierto que su primer contacto fue su amigo, pero una vez dentro ya se podía valer por si mismo?
-Con el colega estuve y estoy súper guay, lo que pasa que claro, es su productora y tampoco había tantos proyectos que dirigir y los que había era normal que los dirigiera él. Yo le ayudaba en lo que fuera y así también rascaba algo. Pero fue a través de otra plataforma internacional de filmmakers, MoFilm, que tenía sede en todas las partes del mundo aunque ya no; que salían 'briefs' de marcas como CocaCola, Chevrolet, Cerveza XX... Y mira, me apetecía hacer anuncios de algunas de esas marcas y lo que hacían era buscar a cinco filmmakers para que desarrollasen una idea.
-¿Estas marcas daban plena libertad para crear el anuncio?
-Claro, tú presentabas un guion y si eras de los cinco elegidos, pues te daban unos 1500-3000 dólares de 'budget' (presupuesto) y con eso te buscabas la vida. Con estas ideítas gané dos o tres anuncios. Allí en México lo bueno es que hay muchísima gente que se dedica a esto, muchísimas productoras y bueno, poco a poco fui conociendo a gente que te echaban una manos por lo menos en este tipo de producciones donde nadie ganaba nada; lo hacíamos por si pegaba y para hacer un poquito de porfolio y luego eso me daba más legitimidad para pedir trabajo en productoras de más nivel. Así fui poco a poco entrando en productoras más grandes que veían que aunque no eran grandes proyectos sí que eran buenas ideas y estaban bien realizadas.
-O sea, que se va asentando en el panorama mexicano.
-Poco a poco me empiezo a consolidar y doy con otra persona relativamente importante que me ficha para tres proyectos; uno de coches clásicos que queda súper guay, otro para hacer turismo en Cancún durante dos semanas en los hoteles Occidental Barceló. Hicimos 16 comerciales y algún cine-minuto. Ahí ya agarré muchísima más experiencia. A partir de ahí conseguimos competir un proyectazo, que fue casi una película en realidad. Es verdad que todavía no he hecho una peli pero sí un proyecto de siete semanas filmando por todo México para el Grupo Posadas, una cadena de hoteles muy gorda allí. Y con un presupuesto importante y con el que con menos se han hecho películas.
-(Interrumpo) Que por lo que veo sigue siendo su sueño, su obsesión.
-Sííííííí, síiíííí.
-¿Por qué dar carpetazo a su estancia en México cuando comenzaba ya a estar en la vorágine, en la rueda de los proyectos?
-Tras ese proyecto de siete semanas yo pensaba que no me compensaba marcharme. Ya estaba muy bien ubicado y sentía estar en un buen momento. La gente me buscaba para hacer trabajitos de freelance; también entré en una de las productoras más importantes de allí y empecé a competir en el tenebroso mundo de la publicidad a unos niveles que ni me podía imaginar que existían. Me acuerdo un productor que me decía: 'Tío, esto no es una pecera'.
-¿En qué sentido?
-'Pues que esto ya es mar abierto, aquí vienen por todos lados'. Y es verdad. Podría escribir un libro de cómo se compite allí un proyecto de cientos de miles de euros contra otras productoras y otros directores. Y cómo se preparan esas presentaciones; esas reuniones con 15-17 personas de agencias, de clientes, de productoras y tú ahí en medio vendiendo un proyecto en el que luego va a entrar otro director como tú a vender el suyo. Y todo el mundo quiere ese proyecto.
-Tiburones por todos lados.
-Lógico. Porque luego hay muchas comisiones, negociaciones; aquello es una locura. A mí lo que me gusta son contar historias; prefiero que sean largas, pero me gusta el corto. También me gustan las historias pequeñitas porque la publicidad hoy en día ha cambiado mucho. Ya no es el 'call to action', el cómprame el producto. El ingenio a la hora de vender un producto, un servicio no tiene límites en realidad. Tú puedes contar una historia cinematográfica en 30 segundos o un minuto para vender lo que sea con el giro adecuado. Entonces empecé a buscarle un poco el gusto a esto y, bueno, a especializarme un poco. Me sentía cómodo; no me gustaban muchas cosas ni determinada gente porque el medio puede ser repugnante en algunos casos, pero cuando haces un proyecto que te gusta y te pagan tan bien pues joe, cómo me voy a marchar de aquí. Hay algunos proyectos que se filman que puedes estar sin dar un puto palo al agua tres años. Y aparte, estás viajando, estás conociendo todo México y conociendo lugares increíbles.
-Además, a más trabajos, más contactos.
-Hasta el punto de que también te da para trabajar para ONGs. No solo se trata de hacer pasta. Por ejemplo, lo que hicimos con la campaña del autismo que venimos por aquí por Europa a grabar con los futbolistas.
-Cierto, cierto, lo recuerdo de verle en Facebook visitando a ciudades deportivas tan importantes como las del Real Madrid, Atlético... ¿Cómo se llamaba la campaña?
-Esa era 'Iluminemos de Azul' por el autismo. Eso salió gracias a la productora del colega. Estuvimos en España, Italia, Alemania... En Madrid estuvimos con Luis García, Arbeloa, Lucas Silva. También con Koke. Ya en Barcelona estuvimos con Xavi, con Bartra. ¡Bueno, bueno! De Xavi tengo gran recuerdo; fue la caña porque gracias a él pillamos a todo el Bayern de Munich.
-Por Guardiola.
-Claro, tío. Yo no me acordaba que Lorenzo Buenaventura tenía a un hijo con autismo.
-En efecto. De ahí que estuviera dos años en el Cádiz de Víctor Espárrago.
-Claro, claro. Pues Xavi, que es muy campechano y cercano, sin yo decirle nada, fue el que me dijo después de estar grabando con él: 'Quillo, y tú que eres de Cádiz por qué coño no le has dicho nada a Lorenzo, tío, que está en Munich con Guardiola'. Y caí en eso, claro. Porque Lorenzo siempre ha estado muy involucrado en todas las campañas de autismo y concienciación y tal. Entonces, ya mi hermano le pidió a Pavoni el contacto de Lorenzo en Alemania y le comentó la idea. Me pasaron el teléfono de Lorenzo y tío, de un día para otro y llegando ya a Verona para grabar con Rafa Márquez me llega el mensaje de Lorenzo, que lo tengo ahí todavía el mensajito. Era muy sencillo, muy escueto. Decía. 'Sobre las 10. Sabener Stasse 53. Tienes a Pep'. Nada más recibir el mensaje, por supuesto nos volvimos locos todos. '¡Ahhhhh, joder, Ostia puta. Increíble'. Lo que pasa que el problema era llegar de Verona a Munich en menos de diez horas. Vimos que había unos trenes nocturnos que luego eran mentira y nos hizo perder mucho tiempo. Así que agarramos unos aviones que costaron más caros pero hicieron un esfuerzo los de la ONG y llegamos a lo justo. A las siete aterrizamos, agarramos una furgoneta como pudimos con GPS en alemán y nos fuimos a la ciudad deportiva del Bayern; allí nos recibió Manel Estiarte y no nos faltó de nada. Todos los jugadores del Bayern pasaron para grabar, Guardiola. Fue increíble.
-Para dar carpetazo a México, un país al que ya se había asentado. ¿Por qué se va finalmente?
-En realidad, no lo he abandonado porque es una puerta que no me gustaría cerrar. Conozco mucha gente allí, le tengo mucho cariño al país y tengo muchos amigos. Además, hay muchas oportunidades de trabajo. Ahora, de hecho, estamos intentando vender una serie allí.
-Qué bueno. Y entonces...
-Pasa que en 2019, justo antes de la pandemia y de venirme a España, hice un corto que 'festivaleé' por todo el mundo, pero con el rollo de la pandemia no pudo tener la repercusión que yo hubiera esperado. Era un corto que filmé en inglés en México, con actores y equipo mexicanos. Y funcionó muy bien, pero bueno. [Se detiene] Me hubiera gustado presentarlo en el Festival de Málaga siendo yo de Marbella pero como se canceló por la pandemia el corto se acabó estrenando en México. Ganamos premios y tal, pero el tema es que lo filmé como si fuera el 'teaser' de una serie. Intentaba que la historia fuera nada, una puntita de un iceberg, como si se viera que hay mucha, mucha vida debajo para presentarlo como un 'teaser' y tener la oportunidad de hacer de ese corto una serie.
-¿Y cómo funcionó ese corto? ¿Y cómo se llama?
-El corto se llama 'Mantis' y obtuvo varios premios; el más importante se lo concedieron en París, la ARFF, pero claro, al estar en pandemia y en vez de estar en un evento de p. madre en donde te dan el premio, te haces tus fotitos, tu nota de prensa y tal... Pero al final fue un mail. La gala la dieron por zoom; yo estaba con mi hermano tomando una cerveza en casa y la verdad es que ni me conecté a la gala porque tampoco pensé que la fuera a ganar, así que pasé un poco del tema.
-Vamos, que no la gala no la vio ni usted.
-No la vi ni yo. Pero bueno, mira, al final lo celebramos cuando nos enteramos. Estuvimos también nominados en todos los continentes.
-Pasa el confinamiento en Cádiz y qué tal su regreso.
-Antes del coronavirus, casi a final del año anterior, a mi padre le diagnostican un cáncer de pulmón entonces ya me replanteo el tema. Mis padres ya son mayores y yo ya llevaba un par de años diciéndome que igual ya llevaba mucho tiempo en México y que me apetecía estar más tiempo allá con los míos. Y con la enfermedad pues la cosa se precipita todo. Como no puede ser de otro modo, yo me siento en deuda con mis padres, los quiero mucho, me han dado todo lo que han podido e igual que entiendo que ellos lo han dado todo por mí, ahora que son mayores entiendo que los hijos tenemos que estar ahí para ellos igual que antes estuvieron para nosotros.
-Oiga, y que tampoco le ha tocado estar con ellos en la Estepa rusa, eh. Jeje
-Jeje. Sí, sí, en Cádiz se está muy bien. Además, felizmente el tratamiento va genial. Al principio él tenía el rollo de ISFAS por ser militar, pero lo cambiamos a la Seguridad Social y tuvo la suerte de ser candidato a la inmunoterapia, que fue lo que le ha salvado el culo. Y guay, tío. Obviamente, por ahí ya mucho más tranquilo.
-Y yo, que no sabe bien lo mucho que me alegro por el cariño que os tengo. Y volviendo a lo laboral. ¿Cómo está el tema ahora mismo?
-Estoy en varios frentes. Ya en pandemia, que venía con la idea de quedarme una temporadita, también traía la idea de empezar a sembrar por aquí. Es verdad que por México tengo mis oportunidades de trabajo, pero en Cádiz no me conocía nadie. He estado seis, siete años fuera y ya nadie se acordaba de mí. Yo he estado filmando cortos en Cádiz los años 2010, 2011, 2012 y 2013, cuando casi nadie lo hacía realmente. Cuando fui a hablar con Sara Grimaldi, de la Cádiz Film Office (Oficina del Ayuntamiento de Cádiz para el apoyo, asesoramiento e información a profesionales del sector audiovisual), para el primer corto del ayuntamiento de turismo se acordaba de mí porque fui el primero en cortar la Avenida de Cádiz para filmar un cortito de 30 segundos. '¡Ah, tú eres el que cortó la avenida! Me acuerdo de ti, Hugo', me dijo muy simpática al presentarme.
-Ahora la quiere cortar Ismael Beiro.
-Jeje. Ya ves. Así que cuando regresé en 2019 lo que hice fue comenzar a sembrar otra vez. Tengo un portfolio de p madre de turismo, con marcas gordas, de proyectos grandes. En realidad, por esta zona y aunque esté mal que lo diga, nadie tiene ni la experiencia ni el portfolio que tengo yo de vender turismo a ese nivel de publicidad.
-Es cierto que ya ha grabado varios anuncios de turismo en Cádiz. ¿Cómo fue eso?
-Hice las campañas de Fitur y también otras para Diputación y de cualquier otra localidad que lo requiera. Lo que hice fue entrar primero en el Ayuntamiento y luego en Diputación. Empezar a sembrar también en algunas empresas privadas; ya hemos hecho algún videoclip con el grupito de 'The Electric Alley', que la están pegando y la van a romper. En un grupo de rock muy bueno de Cádiz que están causando sensación. Estas campañas de turismo están genial, además me dieron libertad para escribirlas. Les di primeros las ideas, le gustaron; me dieron alguna indicación que por supuesto las tomé en cuenta. Se quedaron muy contentos, tuvimos muchos premios. Y con Diputación también he hecho algunas cositas. La verdad que está guay que estando por aquí por Cádiz salgan cositas porque no es un lugar idóneo para tener una productora audiovisual.
-Hablando de eso. No sé dónde escuché, leí o inventé que se pensó en hacer en la entrada de Cádiz por la Zona Franca, que eso parece Bosnia con tantas naves destartaladas dando la bienvenida al personal, unos estudios de cine para atraer al sector a una ciudad donde cada año vienen a rodar no pocas productoras. ¿Cómo lo vería?
-Quillo, en verdad no lo recuerdo bien, pero algo me suena. No sé si también por Jerez se ha planteado esa idea, pero sí te digo que si me toca el euromillón o me va muy bien sí montaría allí una nave gorda con pantalla interactiva para filmar secuencias. Porque aquí, en Cádiz, se pueden recrear muchos escenarios, pero hay otros que nos tenemos que ir lejos. Es verdad que en Andalucía, no ya en Andalucía, en la provincia de Cádiz se albergan muchos escenarios naturales impresionantes. Tenemos la Sierra, la frondosidad, también hay zonas desérticas, los campos de Trebujena parece la Toscana, playas increíbles... En Cádiz tenemos unos parajes naturales impresionantes, aunque sí que es verdad que a la hora de interiores también, aunque está poco conocido. En la estrategia de cine del Ayuntamiento de Cádiz se está a disgusto cuando hay producciones que se filman muchos exteriores aquí pero se van a filmar los interiores a Sevilla, por ejemplo. En Cádiz se puede filmar en interiores perfectamente porque tenemos unas casas palaciegas de muchos siglos que son de p. madre. Y sí, es verdad que un estudio de estos que comentas podría ayudar. Aunque yo no soy muy fan de los foros porque o tienes uno de mucha altura que sepas iluminarlo muy bien y, sobre todo, ambientarlo.
-Perdone. Entiendo que un foro es como una nave.
-Sí, un foro es como por ejemplo los anuncios estos típicos de cocina que tiene la ventana falsa, tres o cuatro muebles y en donde se nota que la luz no es natural. Por eso no soy fan de los foros, pero porque requiere mucha destreza artística y fotográfica para que eso del pego de que es natural. Y en Cádiz yo no sé hasta qué punto el nivel de producción es factible. Es como cuando vas al plató de Onda Cádiz. Sí, está bien montado de luz, de todo, pero tú ahí como que no te ves grabando en una habitación un plano-secuencia porque desaforas por todos lados. ¿Vendría bien? Sí, sí, pero no sé si las producciones de más alto nivel les va a ser suficiente para ellas. Si tiene mucho espacio a lo ancho y a lo alto y ellos traen su producción y le salen los números, puede ser que sí, pero es complejo.
-Ya que hablamos de filmar. ¿Cómo está esa película que tiene escrita y se desarrolla en Cádiz? ¿En qué mes de embarazo estaría la madre?
-En realidad, es uno de mis grandes motivos por lo que no descanso del todo bien. Tengo esa espina clavada. Más que espina ya es una espada, casi sable samuray. Es complicado. Yo admiro a la gente que lo ha hecho. Hay dos chavales de Cádiz que han tenido la oportunidad de hacer una peli y los admiro porque no sé cómo lo han hecho. Yo ahora estoy intentado tocar puntos de financiación. Me he reunido también con Fomento para ver con ellos la posibilidad de que algunas empresas de Cádiz se adhieran a las ayudas fiscales que hay en el Estado para que en vez de destinar sus impuestos a Hacienda lo destinen a Artes Cinematográficas, por ejemplo. Y contando con el apoyo a lo mejor de dos, tres empresas de Cádiz como Cajasol que quisieran pillar ese estímulo fiscal para invertirlo en un buen peliculón pues, joe, me encantaría que fuera conmigo porque la historia que tengo que contar aquí creo que podría funcionar muy bien tanto a nivel de crítica como a nivel turístico porque la ciudad de Cádiz es protagonista. Y sobre todo, a nivel de público, porque es una película muy entretenida, muy humana y que transmite cosas que estamos perdiendo.
-El título no se puede decir, claro.
-El título ha dado alguna vuelta aunque en realidad está como está y como siempre estuvo. Se trata de una peli coral con tres historias principales y varias secundarias. Todas acontecen en Cádiz y concluyen en un mismo y extraordinario evento catártico. Cada prota sufre la inestabilidad, y sus consecuencias, de algún pilar básico de la vida: uno anda jodido con la familia, otra con las amistades, y otro con el amor. Por supuesto se tocan otros tantos temas, pero quería hacer un pequeño homenaje a lo justo y a lo necesario de la vida. Historias humanas, con diversos tonos, con diversas realidades, diversas temáticas y diversas revelaciones terrenales, pero todas con el mismo corazón.
-El presente.
-Estamos enfocados en entregar en breve un par de proyectos que tenemos en Romantic People, que es nuestra productora, donde hacemos cosas en Cádiz y con gente de Cádiz súper guapas. Y por otro lado, por México, estamos moviendo nuestra serie de 'Mantis', que va por buen camino parece. Tenemos una oportunidad con Amazon México que ojalá llegue a cristalizar y a hacerse realidad porque sería un sueño para todos y sobre todo para mí también. Y cómo no, estamos empezando a mover seriamente el peliculón este que queremos hacer en Cádiz. Así que, aprovechando este espacio que me das, si cualquier productor gaditano que lea esto y que esté por ahí fuera le podría interesar echarle un vistazo al proyecto ojalá nos diera la oportunidad porque le encantaría seguro. Jeje.
-Bien jugado. Y a seguir. Muchas gracias.
-A ti, Alfonso.