OPINIÓN
TRIBUNA: 'Pregonero de Cádiz'
josé juan ramos
Ayer fuiste un obrero del carnaval, hoy eres leyenda y el próximo año serás pregonero de la fiesta más maravillosa del mundo
Quién te iba a decir querido amigo cuando escribiste «Hoy represento a la gracia del vendedor de pescado» que aquel primer pasodoble iniciaba una senda que te conducía hasta San Antonio.
Corría el año 1971 y con 19 años tu pluma empezaba a dibujar en el aire de nuestra ciudad la historia de toda una época de Carnaval.
Esta fiesta que tanto queremos a veces no es justa con quien lo merece, pero tu nombramiento nos reconcilia con el Carnaval y con Cádiz. Tanto cariño entregado tenía que recibir compensación y así ha sido.
Te tachaban de poeta triste y triste de verdad es quien no conoce tu obra, quien cree que el carnaval acaba de nacer y quien no ha disfrutado soñando contigo adentrarse en los mares con aquella preciosa sirena.
Has sido directo, humilde y leal, tremendamente leal a quienes han caminado a tu lado al compás del Carnaval. Siempre has dado a tus músicos el valor y el reconocimiento que merecían y tus grupos permanecían unidos durante años hubiese premio o cajonazo.
En tus pasodobles quedan tus pensamientos, siempre valientes, reflejo de la sociedad de cada etapa histórica que te ha tocado vivir. Esa generosidad de no esconder nada y entregar en cada repertorio tu sentir ha sido una cátedra de sabiduría constante.
Muchos releerán tus letras descontextualizadas, pero pocos sabrán valorar la honestidad que hay detrás de cada una de ellas. Si tu hastío con los constantes atentados te hacía pedir justicia así lo decías, jamás escondiste tu pensamiento ni por premios, ni por pose, ni por aplausos.
Has sido el poeta de lo cotidiano, con una facilidad pasmosa para meter en la rima de cada pasodoble cualquier tema sobre el que fuesen necesario expresarse.
Hoy pasea por mi memoria Carmen la de la trenza, aquel bombero que subió al cielo, la sirena que pasea por los bucles del mar, aquel burrito, la abuela con Alzheimer sentada en su sofá o aquel piso de arena que unos chiquillos construían en la playa. Todos esos recuerdos vienen a mi mente con gran facilidad porque sin lugar a dudas has sido el demiurgo de todo un imaginario colectivo para los aficionados de mi generación.
Bendito fue aquel ensayo de Pulchinelas al que mi abuelo quiso llevarme de la mano viendo lo que a su nieto le gustaban las coplas. La daga que clavaste en mi corazón jamás sanará la herida de amor que me produjo. Si ya me gustaba esta fiesta desde aquel día empecé a amarla.
Ayer fuiste un obrero del carnaval, hoy eres leyenda y el próximo año serás pregonero de la fiesta más maravillosa del mundo.
Gracias por tanto querido Joaqui.
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