Tráfico de drogas | cádiz

«¡Policía, al suelo, al suelo ya!», así se ha detenido a unos activos traficantes de droga en Cádiz

Los principales sospechosos son dos hermanos que vendían presuntamente cientos de dosis de hachís y cocaína en la Barriada de la Paz, al lado de escuelas, asociaciones vecinales, centros de salud... y cuya actividad se estaba extendiendo a otros vendedores de la zona

La Policía Nacional ha arrestado a los implicados tras seguirlos durante meses y tener bien atadas las pruebas para llevarlos al juzgado. Ya están en los calabozos

Una mujer de 80 años, entre los detenidos en una operación antidroga en Cádiz 

Agentes de la UPR de Cádiz en el momento de la entrada al domicilio de los detenidos. Antonio vázquez
María Almagro

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En tiempos convulsos en los que se habla sobre todo del tráfico de drogas a gran escala, el de hachís o el de cocaína que entra en narcolanchas o en contenedores por los puertos, existe otro más pequeño pero no por ello menos peligroso. Aquel que se centra en menudear, en trapichear, en vender en parques, al lado de colegios, cuyos consumidores 'queman' plata en escaleras o en soportales, o donde niños manejan patines y van al colegio mientras que el de al lado reparte sin pudor 'papelas' y 'piedras'.

Pues contra ese tipo de menudeo de drogas, el que «más castiga la seguridad y convivencia vecinal», ha ido este jueves el grupo de Pequeño y Mediano Tráfico de la Unidad de Droga y Crimen Organizado (UDYCO) Bahía de Cádiz. Durante meses estos agentes han investigado y seguido la pista sin descanso de estos 'camellos' «que vendían a cualquier hora y a vista de todos». Hachís y cocaína.

Así que tras meses de vigilancias e interceptaciones y cuando han tenido todas las pruebas para llevarlos al juzgado, han ido a por ellos. LA VOZ ha podido ser testigo de este operativo que hoy ha desarticulado uno de los puntos de venta más activos de los últimos tiempos en la zona de extramuros de la capital gaditana.

Arranca el operativo

Todavía no eran las siete de la mañana cuando los agentes de la UPR se equipaban con todo el material ya preparado y disponían sus furgones hacia el objetivo: la calle Barbate. Allí, en uno de los bloques estaban los dos principales implicados. Dos hermanos, de 40 y 45 años, con antecedentes ambos. Uno, según la investigación, dedicado al hachís y otro, a la cocaína.

Los agentes de apoyo subían las escaleras en silencio y en escasos minutos el ariete impactaba ya contra la puerta. «¡Policía, al suelo, al suelo ya!». Con una entrada limpia y rápida y con los dos sospechosos reducidos y engrilletados comenzaba el registro.

Un registro que pronto daba resultado positivo ya que los miembros de la UDYCO hallaban las primeras evidencias de por qué estaban allí: una considerable cantidad de 'coca', también hachís en diferentes estancias; además de balanzas de precisión (para el pesaje de la droga), envoltorios, recortes... más pruebas. «Bueno... yo me dedico a la venta ambulante», les decía uno de ellos a los policías. «Claro», le contestaba. «Tranquilo, ya está... ahora ya lo vemos».

Imagen principal - Uno de los detenidos es trasladado a calabozos. Los agentes en el domicilio registrado.
Imagen secundaria 1 - Uno de los detenidos es trasladado a calabozos. Los agentes en el domicilio registrado.
Imagen secundaria 2 - Uno de los detenidos es trasladado a calabozos. Los agentes en el domicilio registrado.
Uno de los detenidos es trasladado a calabozos. Los agentes en el domicilio registrado. Antonio Vázquez

Pero no era la primera vez que lo veían. Desde principios de año este sujeto y uno de sus hermanos (otro está en prisión) estaban siendo vigilados de cerca. Junto a otras personas que les 'trabajaban' a ellos y que también están siendo investigados. En la misma plazoleta, frente a los bloques, allí repartían su 'material' entre sus clientes, algunos de ellos, menores. También extranjeros y gente «de todas las edades y condición».

Además de los dos hermanos, la Policía ha detenido a otros dos implicados más y, por otro lado, a dos mujeres, una mujer de 80 años y su nieta.

Poco antes de las nueve, y mientras continuaba el registro, una vecina asomaba la cabeza por el hueco de la escalera. Su hija se iba hacia el colegio. De repente llamaba la atención que justamente ella no se sorprendiera ante tal importante dispositivo policial. Sin embargo por su cara si parecía entender pronto la situación, bajaba la mirada y en silencio, y sin querer decir nada, respiraba profundo.

 

La alerta la dieron precisamente los vecinos. Hartos del ir y venir de tanta 'papela'. Preocupados por sus hijos y por la tranquilidad y seguridad de sus mayores, de sus negocios, en definitiva, de su vida y del día a día.

Y por el barrio. Porque, como también detectaron los investigadores, el problema se estaba extendiendo cada vez más. Es decir, estos presuntos 'camellos' estaban siendo ya seguidos por otros que los utilizaban de intermediarios y que de esta forma estaban desplegando sus peligrosos y adictivos tentáculos a otros bloques. La droga había vuelto a estas calles y las estaba empezando a hacer temblar como en tiempos de María del Mar, la conocida como la Pantoja de la Barriada, una activísima vendedora de 'rebujao' que también cayó y fue hace años a prisión.

De ahí que esta operación haya sido un empeño especial por parte de la unidad antidroga de la comisaría gaditana. Prevenir un problema más grave que ya se estaba convirtiendo en un arriesgado y peligroso mal mayor y al que había que ponerle fin cuanto antes... y ahora, ya será la justicia la que dictamine.

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