Con 'C' de Cádiz

Pepe Reyna: «Nos echaron de San Severiano como a okupas»

José María Reyna espigares. jubilado y cofrade

Veterano cofrade y hermano de Oración en el Huerto desde que tiene memoria, cuenta las horas soñando despierto por salir a las calles de Cádiz con su cofradía

Pepe Reina, en la iglesia Santa Catalina. Francis Jiménez
Alfonso Carbonell

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José María Reina Espigares (Cádiz, 1951), o Pepe Reyna, como le llaman en el mundo cofrade, está a unos meses de alcanzar los 74 años de una vida que ha vivido a lomos de las dos fiestas más populares de una ciudad que conoce no tan bien como la hermandad de Oración en el Huerto, esa en la que entró siendo un niño y en donde se ha hecho mayor.

La entrevista se desarrolla en el bar-cafetería Santa Catalina, junto a la esplanada de Capuchinos y de la iglesia que ha acogido este año a la Venerable Cofradía de Penitencia de Nuestro Padre Jesús de la Oración en el Huerto y Nuestra Señora de Gracia y Esperanza de Cádiz, una hermandad que ha caído de pie en un barrio que le ha recibido con los brazos abiertos, casi que los mismos que le cerraron de donde llegaron.

Pepe sueña con los ojos abiertos y se emociona solo de pensar en cuanto la cruz de guía de Oración cruce el dintel de su nueva casa y ante los que ya son sus nuevos y agradecidos vecinos. Como agradecido es Pepe, un gaditano de esos con los que echar un ratito es irse y pensar en la de ratazos que se echaría uno con una persona que es toda sencillez, bondad, cercanía y gaditanismo, pero del bueno, de ese que está, que se siente y que no se vende ni quiere vender. Pepe hace patria chica para todo aquel que de vez en cuando tapa su condición de gaditano por culpa de tanto paisano empeñado en ridiculizar a la bandera de todos. No es el caso de nuestro protagonista de este domingo. Porque don José María Reyna es de ese tipo de gaditano por el que uno se enorgullece de serlo. Es sentarse con él y entabla una fina y sonriente conversación a las primeras de cambio porque su aura hace que el ambiente fluya de golpe gracias a sus humildes, y a la vez, certeras palabras que han salido de la sabiduría que solo da la calle.

-Antes de meternos de lleno con la Semana Santa, me aproximaré a la persona. ¿De dónde es Pepe Reyna?

-Yo soy de Cádiz capital, del año 51. Voy a cumplir 74 años para agosto.

-Bien 'llevaos', sí señor.

-El 13 de agosto; yo nací el 13 y martes y...

-¿En martes 13?

-Martes 13, chungo, pero me ha ido bien jejeje. Yo no soy supersticioso.

 -¿En qué barrio creció?

-Yo nací en la calle San Francisco, número 13 también, aunque por circunstancias de la vida cogí una neumonía, por la humedad de Cádiz, y me tuve que trasladar a los primeros pisos de astilleros, enfrente de la institución sindical, lo que era formación profesional. Y hasta el año 1980, que me trasladé otra vez 'pa Cádi' porque mi 'Cádi' es mi 'Cádi' [dice con gracioso soniquete]. No pude aguantar más. Me casé y me vine 'pa Cádi'.

-A ver, a ver. Espere. Por su 'Cádi' o por su mujer.

-Mi mujer es de Arcos, aunque a me extrañaba porque conocía Cádiz mejor que yo. Yo le decía: '-Chiquilla, ¿tú cómo no siendo de Cádiz conoces tan bien todo lo de aquí? -Es que mi padre trabajaba en la residencia, en Capuchinos, como enfermero'. Porque antes no era ATS. Entonces vivía aquí, en los pisos de la Diputación.

-¿Y dónde se va a vivir ese 1980?

-Pues muy cerquita de aquí, a la calle San Dimas, al campillo de los coches, donde está la Facultad de Filosofía y Letras.

-¿Dónde trabajaba?

-Yo entré en Astilleros con la edad de 17 años; en mantenimiento integral.

-Años 80, años de la reconversión...

-Claro, a nosotros nos tocó en el año 2005. Salimos muy bien, la verdad. A mí me prejubilaron con 52 para 53 años. Y desde entonces, pues nada, la vida.

-Retrocedamos a los 80 ¿Cómo era ese Cádiz?

-Vamos a ver, en los años 80 estaba un poquito desproporcionado porque se estaba llegando a una época en la que se quería hacer de Cádiz; como te diría, como montar algo moderno, no moderno... no se sabía hacia dónde iba a ir o hacia donde lo querían mandar; había muchas ramificaciones, pero era el plan no sé, no parecía claro; se estaba rehabilitando el casco antiguo, pero había un movimiento muy raro donde la tendencia era mantener lo que era el espíritu de Cádiz con la cuestión de edificaciones. Había un trasvase muy raro, hasta que menos mal en los años 90 se asentó y ya, gracias a Dios, tenemos este Cádiz tan espléndido como lo vemos nosotros ahora en día.

-¿Cómo son sus primeros pasos en las cofradías?

-Como hermano, en mi juventud, con 16, 17 años, salí en Dolores Servitas, en Las Penas; también he colaborado con Humildad y Paciencia. En Servitas, incluso, hice la canastilla del paso de palio junto a un compañero, que la hicimos allí, en el mismo sótano de la iglesia de San Lorenzo. Siempre me ha gustado colaborar en las hermandades donde he podido, sin lucro de ninguna clase. Eso, como hermano nada más porque de junta solamente he estado en mi hermandad, que entré con 17 años.

-Oración en el Huerto.

-Oración en el huerto, por supuesto.

-¿Y por qué Oración?

-'Amo a ve', eso tiene su explicación. Como yo me trasladé con la edad, por lo de la neumonía, que al cumplir los 12 años me se quitó completamente, gracias a Dios; estuve con mis médicos y mis cosas y se fue. Total, yo tendría unos 8 años y mi hermano 7 cuando nos fuimos para allá. Exactamente, nos fuimos a los primeros grupos de astilleros, enfrente de donde está la formación profesional San Severiano, el colegio Carmen Jiménez; donde El Corte Inglés, Villoslada... Entonces, se inaugura la iglesia San Severiano, donde me parece que yo he hecho los cimientos porque yo jugaba en el mismo patio sin estar construido todavía.

-Lo que venía siendo un solar al lado de la iglesia.

-Claro. Las imágenes estaban en Cádiz antiguo todavía; estaban en la capillita pequeñita donde está el Prendimiento, en la calle Bendición de Dios.

-¿De ahí salía Oración en el Huerto?

-De ahí procesionó. Y de ahí nos trasladamos a lo que era la Casa Cuna, al lado de San Severiano, un edificio que después ha sido como para formación profesional también y que cuando la explosión se fue de todo al garete. Ahí teníamos nosotros una nave y era donde teníamos a las imágenes; ahí estuvieron hasta el momento que se inauguró la iglesia, en el 1963, que ya las imágenes pasaron a la iglesia particularmente.

-¿Por qué se trasladó la cofradía a San Severiano?

-Cuando se fundó había una junta rectora que no llegó a prosperar y estaba en San José; incluso había una virgen que se quemó por un incendio y que podría haber sido la primitiva nuestra; tenía una antigüedad bárbara. Entonces, ¿qué pasa? No llegó a prosperar y la junta se pasó otra vez a Cádiz y unos hermanos de aquí, de la Salle Mirandilla, formaron la junta que después se llevaría la cofradía a San Severiano.

-¿Recuerda, siendo niño, llegar la cofradía a San Severiano?

-Vamos a ver, yo era muy pequeño. A mí me han contado cosas y, después, vivencias a partir de los ocho años. Se inauguró la iglesia y yo estuve de monaguillo allí por mucho que se quiera decir que yo estaba en contra, yo nunca he estado en contra.

-¿En contra de quién, Pepe?

-De los curas. Ahora te contaré las vivencias de lo que ha pasado allí.

-Ojú. Siga.

-Yo estuve allí en lo que era, digamos, el colegio parroquial, hasta que fui cumplimentando edad y entré en la junta con 17 años cuando todavía no se podía porque había que tener 18. Y a partir de ahí, pues fui vocal, fiscal, vicehermano mayor y treinta años de mayordomo. Toda una vida con la hermandad del Huerto.

-¿Y cómo ha sido esa evolución hasta el problemón?

-Ha costado mucho.

-Es una cofradía muy difícil de siempre, ¿verdad?

-Difícil, difícil, difícil por el barrio.

-Ahí quedó eso. La sensación es que siempre fue más de San Severiano que de Bahía Blanca.

-De Bahía Blanca nunca. Es que, vamos a ver, decíamos San Severiano y no era así porque había una división iglesia, San Severiano y Bahía Blanca. En Bahía Blanca prácticamente sabíamos que está el Opus Dei y otras religiones donde están las mismas iglesias, pero el barrio no era adaptable, no se adaptaba nunca a una cofradía; no quería saber nada de la cofradía, ¿vale? Nosotros, en la iglesia San Severiano, hemos tenido, por ejemplo, al Padre Vallejo.

-¿De alguna orden en especial?

-No, el Padre Vallejo era un sacerdote normal y corriente, una bellísima persona, maravillosa, También tuvimos al Padre Abad, que era un vasco que llegó hecho un toro, pero con nosotros eso era un encanto de persona.

-Vamos, que buenos capotazos se llevó.

-Exactamente, jejeje. Pero era una gran persona y nos llevábamos muy bien. Y así estábamos también con el Padre Acedo, otra persona maravillosa, que incluso nos daba las llaves. 'Ahí tenéis las llaves de la iglesia para lo que queráis', nos decía. Vamos, que lo único que nos faltaba era dar misa jejeje. Y así estábamos de bien hasta que llegaron otros señores.

-Todo esto que me cuenta entiendo que es desde los 80...

-Desde los 80 hasta pasados los 90, que también tuvimos a Salvador Sánchez de la Campa, que fue bueno hasta que .... eh.

-Jajajaja. Comienzan los problemas.

-Yo nunca; yo con él siempre me he llevado fantástico. Es la verdad, es la verdad, pero había que comprenderlo.

-Vamos, que poco a poco los curas comenzaron a ser cada vez más reacios con la cofradía.

-Efectivamente. Y así, hasta que llegaron Antonio Diufain, como párroco (y director espiritual de la cofradía), y Marco Antonio Huelga de la Luz, como vicario.

-¿Cuándo llegaron?

-[Hace memoria] Vamos a poner que en 2012 (en realidad, llegaron en el 18).

-¿Y dónde empiezan los problemas?

-Ellos no eran cofrades. El único que venía que era un poco cofrade y que quería ser cura cofrade, que eso es lamentable (Interrumpo).

-¿Por qué? ¿En qué quedamos?

-Porque como haya un cura cofrade choca con una cofradía. Te explico. En una cofradía tenemos un fiscal, tenemos un mayordomo, que es el que cuida durante todo el año el patrimonio; el que decide, bajo la supervisión de la junta, la vestimenta, esto, lo otro... Entonces, cuando hay un cura cofrade... 'A mí no me gusta así porque a mí me gusta asá; yo elijo esto mejor que eso; no me gustan esas flores...'

-Vamos, que se metía en cosas que no son las suyas.

-Claro. Entonces: 'Usted aquí y yo aquí'. A partir de ahí empezaron ya las indiferencias. Este (Marco Antonio) le comía el coco a Diufain y empezamos 'que si tú, que si yo, que si esto, que si lo otro...' No había convivencia ya, y al no haberla comienza todo a deteriorarse a pesar de que nosotros con la iglesia siempre hemos colaborado al máximo porque siempre habrá que hacerlo porque estamos en la casa de ellos. Hay que saber que las cofradías estamos de 'emprestao'. Por mucho que queramos decir... '¡No, estamos de 'emprestao'! Como ahora en Santa Catalina.

-¿Cómo ha sido el acuerdo con Santa Catalina?

-Nosotros estamos en un régimen del Obispado. Pero, ¿qué pasa? Que esto lo tenemos que mantener nosotros. Tenemos un director espiritual, que es Daniel Robledo, bellísima persona.

-Hombre, mítico capataz del Ecce Homo en aquel año de la levantá a pulso en el Palillero. Gran persona.

-¡El mítico del Ecce Homo, fantástico! Este hombre tiene la profesión de médico. Además, también le gusta el Carnaval y con nosotros va a muerte, la verdad.

-Un gran cofrade que fue.

-Fue un gran cofrade, sí. A nosotros nos ha dicho, porque se ha firmado durante cinco años con prórroga, que mientras esté la hermandad aquí no va a haber problemas; que ni por él ni por los que puedan venir.

La esplamada de Capuchinos verá salir este Jueves Santo a la cofradía de Oración en el Huerto. Francis jiménez

-¿Cómo se llega al final de la historia en San Severiano?

-Pues por muchas cositas. Vamos a ver. Cuando pasa la pandemia, Ignacio Robles, que es mi yerno, cumplió su mandato como hermano mayor y presenta una junta donde íbamos nosotros. Íbamos Fernando Reyna, mi hijo José y yo. La presenta y no querían. 'No, no, no, no', le dicen los curas. 'Que si era polémica, que si teníamos que descansar, que no sé qué, no sé cuánto...' Por decir algo para darnos el no. Total, que presenta una nueva lista Ignacio Robles y también se la rechazan. Presenta otra, en la que nosotros nos echamos para atrás...

-Vamos, que si ustedes eran el problema, daban un paso al costado por el bien de la hermandad.

-Ahí está. Problema erradicado y presenta otra y tampoco se la aceptan. Ya no era problema de los Reyna, digamos, entre comillas. Era problema de que los curas querían echar a la cofradía al garete. Pero en estas que hay una contradicción y buscan a una junta, que fue la de Manolo Sánchez Casas, ¿vale? Que duró 'na y meno', como una pompa de jabón. Seis meses. Y nos enteramos de que había una nueva junta que se quería presentar con el beneplácito de los curas, por supuesto. Entonces ya no era la cofradía en sí, era por dar morcilla a los que habíamos estado toda la vida. Sale la junta 'padelante', la de Manolo Sánchez Casas, y ahí no veas... Ahí ha habido destrozos, ha habido enseres que no han aparecido, ha habido de todo. Menos mal que duró seis meses porque si dura más tiempo no sé qué nos hubiéramos encontrado más.

-¿Qué año fue el último de Oración en la calle y con esta junta que me dice?

-Salieron el 22, solo una vez. A partir de ahí ha habido muchos conflictos y desde ese 22 no salimos.

-¿Salió ese año de penitente bajo esa junta?

-No, no, no, no. No nos permitían, además. Fue una falta de saber estar. No nos permitieron, con la poca vergüenza también de que, como yo era mayordomo, me pusieron a saber que yo había escondido cosas, que yo había cogido.... Bueno, bueno. Me llegaron a preguntar por una parihuela de traslado porque pensaban que me la había llevado y cuando me llamaron para preguntarme, les dije. '-Mira, vete por la parte trasera donde están los mantos y verás la parihuela en el suelo. -¡Espera! Pues sí, te tengo que pedir perdón. -¿A qué estáis jugando? -No, es que ha desaparecido tal... -Mira, la última vez que yo hablo con ustedes'. Total, que pasó esto, también empezaron a comentar cosas en las redes sociales, a mi familia, a nuestra junta, un rollazo.

-Y una pregunta, Pepe. Si esta nueva junta tenía el visto bueno de los curas, ¿por qué no continuaron en San Severiano?

-Ahhhhhhh, de eso sabemos una media parte. Ellos se enfrentaron a los curas, lo que nosotros nunca hicimos. Ni tampoco faltamos a la educación.

-Vamos, que guerreaban con 'to' el mundo.

-Con todo el mundo. El hermano mayor era un sindicalista de estos de banderita y de vámonos que nos vamos. Total, y se enfrentaba con los curas, porque también estos querían imponer, que en una parte también era culpa de los curas porque la cofradía tiene potestad para elegir a su capataz, que era Óscar Jiménez, muy amigo de Marco Antonio y que saca la Santa Cena. Entonces ¿qué pasa? Que lo normal es firmar al capataz por un año y según como vaya la cosa firma otro o no, y nosotros dijimos que no firmamos. Entonces se metió por medio el que no tenía que meterse, el cura, que decía: 'No, no, no, no, no. Es que este señor queremos que salga porque si patatín, que si patatán. Que si no, verás tú lo que puede pasar'. Como si fueran amenazas. Y parece ser que la amenaza se cumplió.

-Y eso fue el detonante.

-Ajá. 'Totá', que llegan los de Sánchez Casas, que por un lado querían que saliese Óscar Jiménez, pero por otra parte hubo también algo que al final dijo la junta que no. Uhhhh, ahí, según me he 'enterao', se ha 'liao' tela; en programas de televisión insultando a los curas, esto, lo otro... Un bastinazo, un bastinazo.

-Y se da el puntillazo a San Severiano ante esta convivencia imposible.

-Imposible, imposible, eso era imposible. Y, ante esto, hacemos un cabildo para decidir si nos quedamos o nos vamos.

-Quedarse era pasar por el aro.

-Aro y muuucho aro. Entonces, ¿qué pasa? Que en ese cabildo sale positivo de trasladarnos fuera de allí. No a Santa Catalina, ojo.

-¿Dónde iba a ser al principio?

-De momento, no teníamos sede. Lo único que votamos y salió fue 'innos'. Irnos a donde sea, a una iglesia, a un local, donde fuera. Se hablaba de San Francisco, se hablaba del Carmen, se hablaba de muchos sitios. Total, que el cabildo se decidió y se hizo un acuerdo con el obispado y cogimos Santa Catalina, que la cogimos de esa forma. Esto era un garaje, un garaje [dice bajando la voz con respeto]. Lo que se ha hecho aquí... Yo entro ahora y no nos creemos que nosotros hayamos hecho esta obra. Esto lo hemos hecho nosotros. Hombre, ha habido un arquitecto de por medio puesto por el Obispado y el ayuntamiento. Y la Junta de Andalucía también ha estado diciendo 'esto no se puede tocar. Esto tiene que estar igual'. Lo hemos dejado tal como estaba. El retablo tal como estaba; hay piezas que hemos tenido que ir mimando centímetro a centímetro.

-¿Y la iglesia ha recuperado sus misas?

-Sí, sí, sí. Se ha recuperado para el barrio, sí. Bueno, y ahora te cuento. Para nosotros ha sido una vivencia que yo no me lo imagino. Nosotros abrimos las puertas y la gente estaba esperando para entrar. Sea sin los pasos, sea con los pasos, sea cuando se han ido montando. En las misas, el domingo pasado, por ejemplo, a rebosar.

-¿Qué se ha perdido yéndose de San Severiano?

-'Vamo a vé', yo voy a hablar por mí. Yo lo que he perdido es lo que hemos dejado allí, el patrimonio que hemos dejado allí. Que es el local de donde salían los pasos más una casa de hermandad que ha estado.

-Que se lo ha quedado la iglesia.

-Efectivamente. Porque el suelo no construido era del Obispado; había un papel ¡que desapareció! donde ponía: 'Mientras que la cofradía exista, ese suelo es de la hermandad'. Porque la construcción la hicimos nosotros con mucho sacrificio y con muchas nóminas de trabajo [dice emocionado y dando un par de golpes con los nudillos sobre la mesa]. ¡Con muchas nóminas! Y a partir de ahí, pues, se han quedado los curas con todo. Ese es el sentimiento que me queda a mí. Más los 66 años de vivencias. Ya no solamente personal, sino de sentimiento de vivencias que hemos pasado. Porque la cofradía se ha llevado un gran tiempo allí. Esa es la verdad.

-Seguramente también muchos vecinos de San Severiano sientan la marcha de la cofradía, ¿no?

-Mmmm. No 'musho'. No 'musho'. Yo me quedo con la mitad, que son los verdaderos cofrades que están volviendo aquí. Eso sí que lo siento. De la mitad para acá, no te digo nada porque lo que es Bahía Blanca, a nosotros nos han dicho, con denuncias por medio, que «por favor no tocáramos ni el tambor ni las trompetas porque había que descansar».

-A esas horas de la madrugada que se recogían. Tres, cuatro de la mañana.

-Tres de la mañana, cuatro, cinco y seis, siete de la mañana.

-Unos vecinos no muy cofrades, 'vamo' a dejarlo ahí. Igual que le noto algo decepcionado con mitad de San Severiano y Bahía Blanca, percibo en su voz y su mirada todo lo contrario cuando habla del barrio al que llega la cofradía. Veo que el recibimiento ha sido puntero. Se le ve entusiasmado, Pepe.

-Es que nosotros salimos de allí muy mal. Nos abrieron las puertas los curas y, digamos, nos dijeron como a los okupas: 'irse de aquí'. No quisieron ni una una misa de despedida. 'Cierra la puerta y vámono'. Nosotros lo único que escuchamos fue un portazo muy grande. No sé si sería por el viento o no, no lo sabemos.

-Jajajajajajajajajajaja

-No, es la verdad. Hacía mucho viento, pero igual que al okupa nos trataron. Nada más que les faltó decir 'largarse'. Que estuvimos una semana con las imágenes en el local donde salían los pasos, preparándolos para hacer el traslado... Eso sí, también tengo que decir que cuando salimos, bueno, bueno... apoteósico, aquello era como un Jueves Santo.

-Se refiere al traslado de las imágenes de San Severiano a Santa Catalina.

-Exactamente, un Jueves Santo. Y lo que más nos llegó al corazón es que haciendo el recorrido era un Jueves Santo. La policía cortando el tráfico y miles de personas.

-Vamos, que en cierta forma, todo el respeto y el cariño que no les dio la iglesia, os la dio Cádiz.

-Cádiz, desde Puerta Tierra ya pasando por el barrio. Bueno, el mítico barrio con Teniente Andújar, Santa María. Aquello era fervor, era un clamor.

-Es que, de hecho, a Oración en el Huerto parecía que se le quería más en cuanto entraba en el barrio que en el propio San Severiano.

-Eso es lo que iba a decir. En el barrio de Santa María se acogía mejor a la Oración en el Huerto que en una parte de San Severiano. Y no te digo ya nada más del traslado porque era todo. San Juan de Dios, la Plaza de Abasto. Bueno, y cuando llegamos aquí, que nos cayó el chaparrón. Que parece que no se quisieron olvidar de nosotros ni las nubes; como el abrazo de una persona. También nos quisieron abrazar las nubes. Y nos cayó el chaparrón.

-¿Dónde os cogió?

-Pues nos cogió llegando a San Lorenzo. Unas gotitas y ya empezó más, más, más. Y ya cuando vimos nosotros entrar en el barrio de La Viña. ¡Eso era espectacular! '¡Y viva la Oración del Huerto, y viva las Virgen, y viva no sé cuánto!' En el chaparrón, dando misa, nos abrieron las puertas y eso así, de bote en bote.

-Vamos, que han caído de pie en su nueva casa.

-De pie, de pie, de pie.

-¿Qué espera este Jueves Santo?

-Oooooooh, este Jueves Santo. Yo cierro los ojos y no me lo creo. Porque todos los ojos van a estar puestos en la Oración en el Huerto. Y más en sitios típicos por donde vamos a 'pasá', atípicos en Cádiz. Como, por ejemplo, llega a Montañés, tira a la izquierda, salir Plazas las Flores, Hospitalito de mujeres... Eso va a ser de escándalo, de escándalo. De escándalo.

-¿Como se rehace la cofradía tras la marcha de estos últimos que estuvieron tan poco?

-Al cabildo se presentan Ignacio (Robles) y Sara Asencio, que sacó poquísimos votos y se lo llevó con mayoría Ignacio Robles. Y con esta junta estamos ahora trabajando con mucha ilusión de llegar a este Jueves Santo después de tanto trabajo.

-Y que se pueda ver. Dejemos, por un momento, la Semana Santa y hablemos de Carnaval, donde me dicen que también tiene experiencia.

-¡Sí! Es que yo Carnaval, belenista [Interrumpo).

-¿Belenista también?

-'Arooo'. Yo soy socio fundador de la Asociación Gaditana de Belenistas. Yo hago, junto a hijos míos y varios socios, lo que es el Belén Municipal, que tenemos una buena relación con Bruno (García). Se expone en la calle Ancha.

-¿Y desde cuándo es belenista?

-Pues desde el 92.

-¿Y eso, cómo que le dio por ahí?

-Buenoooo, pues, vamos a ver, es una tradición, como la Semana Santa y el Carnaval, donde también me he metido de siempre.

-Ah, vale, vale. ¿Qué ha hecho en Carnaval?

-En Carnaval yo he sido maquillador, he construido atrezos, he hecho vestuarios para... Empecé con Paco Rosado, con 'Los cruzados mágicos'. Y continué con él.

-¿Y nunca ha salido de componente? 

-Nunca me ha gustado. Me ha gustado siempre estar por detrás colaborando con ellos. Además, Paco Rosado era compañero mío de trabajo en Astilleros.

-Un grande de la fiesta.

-Muy grande. Y con Romualdo Pérez Pavón también.

-Otro grande y con un gran capataz como hijo.

-El hijo es uuuuueeeee.... La familia entera es que es un bastinazo. Y ya te digo, yo me quité del Carnaval porque si no, yo no estaría hoy 'casao' con mi mujer jajajajajaja. Estaría 'divorciao'. Es que yo, con mi José Mari ya, y mujer con la barriga, me iba yo a las cinco y media 'pa' Astilleros porque entraba a las siete y cuando salía de trabajar me iba o a 'maquillá' o a la cofradía y me comía un bocadillo por el camino. Llegaba a mi casa y veía a mis niños durmiendo solamente. Les daba el besito y vámonos que nos vamos otra 'vé'. Y tuve que 'desi' 'o dejo una cosa o la otra' y dejé el Carnaval.

-¿Cuándo?

-Yo dejé el Carnaval en la última que sacó Paco Rosado, que fue 'El bache'.

-Qué grande. Segundo premio del 93 con solo un punto menos que 'Los miserables' de Ares. Gran pelotazo.

-Efectivamente. ¡Qué maravilla! Ellos lo único que querían era los parchecitos.

-Los coloretes.

-Los dos coloretes, pero también las caritas para que salieran bien con los focos y todo lo demás. Estuvimos en Madrid; fue una experiencia, fuimos grabando 'pogramas' en RadioTelevisión Española. Un bastinazo fue aquello.

-De sus tiempos a ahora, ¿cómo ha ido evolucionando una fiesta y otra, el Carnaval y la Semana Santa?

-Pues 'vamo a vé', el Carnaval, de mis tiempos a ahora, yo lo único que reprocho es la botellona. En mis tiempos había conatos; a lo mejor te tomabas una cervecita y poco más, aunque también porque estaba prohibido. Antiguamente, con una litrona te sacaban una multa. Entonces, yo soy de Carnaval, veo el Falla, me lo trago de arriba abajo, veo los coros en la plaza, voy el Lunes de Carnaval y todos los días en lo que se celebra algo, pero en el momento de la botellona [y aplaude con sus manos en señal de picar billete], me piro.

-¿Y la Semana Santa? ¿Se ha mejorado?

-Muchísimo. Hubo un bajón en los años 70, 80, por ahí. Aquello era un desmadre, las maniquetas, las varas, la gente...

-En los años 80 había mucha droga y hasta esa circunstancia llegaba a la Semana Santa, ¿verdad?

-Mucha, mucha, mucha. Nosotros hemos tenido muchas experiencias esos años debajo de los pasos; de coger a uno, no voy a dar nombres, con las rayitas puestas o en los cuarto de baño. No solamente era Oración, eran tiempos donde había mucha droga también debajo de los pasos. Afortunadamente, todo eso forma parte del pasado y se radicó. Y hubo un subidón muy grande en los años 90 y gracias a Dios lo estamos manteniendo. En cuestión de todo, en carga y en todo.

-Hablemos de la carga ya para terminar. ¿Qué tipo le gusta?

-'Vamo a vé' [Interrumpo].

-Que me gusta, Pepe, cuando me dice 'vamo a ve' antes de responder. Eso es que se viene un titular gordo. Le escucho.

-A mí me gusta una carga intermedia. No me gusta la carga esta de 'vámono que nos vamo' y que venga 'move' varales y el palio 'pa' un 'lao' y 'pa' otro; eso no. Me gusta una carga señorial. Tu 'mecío' como Dios manda, porque muchos están equivocados. La carga antiguamente era 'palante'; estamos hablando del Rubio del Aceite y de mucha gente más. Era 'palante' y ya después empezó el movimiento de 'barcón a barcón, tracatrá, palante patrá'.

-Jajajajajajaja

-No me gusta, jajaja. 'Vamo a vé', no me gusta.

-A ver, si comparto su opinión, pero que me hace gracia como lo expone. Es más, Oración no era muy sobria que se diga en su andar, Pepe.

-Sí, sí, sí. Uy, uy, uy, por favor. Llevas razón.

-Y la Virgen ni le cuento.

-Y los encuentros de la tercera fase.

-Jajajajaja ¿Eso cómo era?

-Los dos pasos juntos, maniguetas con maniguetas pegados y 'tracatrá palante y patrás.

-¿Pero usted no estaba en la junta?

-Sí, sí, pero yo me tenía que adaptar a todos los miembros. Aunque yo votara que no. Aquí quiero poner un granito de arena a Ramón Velázquez.

-¿Un granito de qué?

-Hombre, claro, claro. Y muchos más granos le pondría porque ¡creo que Ramón Velázquez ha sido un revolucionario de la carga! En la forma de vestir, en la forma de llevar un paso. Por mucho que lo critiquen a pesar de que él no haya hecho nada más que mejorar la Semana Santa de Cádiz.

-Totalmente. De alguna manera, Ramón Velázquez profesionalizó la carga de Cádiz.

-Efectivamente. Entonces, ¿qué pasa? Él no ha sido sevillista, aunque lo pusieran de sevillita. ¿Por qué? Porque solo deja caer las horquillas; pero si las horquillas en Cádiz se utilizaban solo para aguantar la parihuela. ¿Qué pasa? Que después se llegó al soniquete, que era al compás del tambor. Perfecto. Tú dejabas de caer la horquilla, pero Ramón Velázquez era 'clac, clac' y ya está; no a partir 'losillos' y a darle la vuelta a la horquilla; eso era una fantasía. Yo me mareaba.

-Hablando de sevillitas y de la carga. ¿Ha llegado a hablar con Dani Robledo de la carga y de eso año que se formó con el Ecce Homo?

-Ehhhhh, quiero, quiero entrarle. Lo que pasa es que a mí me conoce cuando la bronca del Palillero, que tampoco fue la bronca del Palillero porque ellos tenían un estilo de carga.

-¿Y qué papel tuvo usted ese día de marras en el Palillero?

-Yo no tenía papel ninguno, lo que pasa es que estuve presente. Yo lo conozco de hace tiempo y me agradaba la forma de carga. Que tampoco fue nada del otro mundo; tenía sus cositas, sí, pero no para tanto. Era otra historia de la Semana Santa que a mí tampoco me disgustaba. Hombre, no la quiero imponer. Esa es la cuestión.

-Me habla del costal.

-Sí. Que sí, que es liviano. Porque cofradías que vengan del quinto pino, sabemos todos que el costal es más liviano que la carga. También se metieron con el doble paso. Y, entre comillas, no me desagrada. La verdad, no me desagrada. Porque llevando una horquilla en la mano y un palo en el hombro, para mí, es estilo gaditano, por mucho que quieran.

-De hecho, más nos enriquece, ¿no?

-¡Efectivamente, efectivamente! Porque en Jerez y en Sevilla sabemos que hay, aunque sea costalero, distintos tipos de cargas. Tú no puedes poner a San Gonzalo con Macarena o Esperanza de Triana. Y van igual. Esperanza de Triana va de varal a varal, lo sabemos todo el mundo. Y me gustaba a mí también; con esos pedazos de ramos que los hemos llevado también nosotros. Esos gladiolos que rozaban las paredes. Lo que pasa es que son otras cosas, cada uno va a su forma, su estilo, su andar.

-Lo último, Pepe. ¿Qué le pide a este Jueves Santo?

-Uhhh, este Jueves Santo jejeje. Yo le pido de todo. De todo. Eso, que no haya lluvia, pero lo peor va a ser el levante porque aquí el viento predomina mucho en la parte por donde nosotros vamos a coger por aquí, por el Campo del Sur. Pero, ante todo, va a ser muy emocionante.

-Lo será. Muchas gracias, caballero.

-A ti.

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