día de la policía

Paco, el policía de Cádiz que tras superar una leucemia ha vuelto a la comisaría: «Mi ángel custodio ha sido mi hermana»

El agente Francisco Rivero ha sido el encargado este año de dar el discurso de agradecimiento tras ser condecorado por el Día de la Policía en Cádiz con la Orden al Mérito junto a otros compañeros

La Policía Nacional celebra sus 200 años de historia, su ayer y su hoy en Cádiz: «Esto no es una profesión, es un sentimiento»

El agente Paco Rivero da el discurso de agradecimiento por el Día de la Policía en Cádiz. antonio vázquez. vídeo: M. almagro
María Almagro

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De ángeles sabe bien el agente Francisco Rivero, conocido en comisaría, por amigos y familia como Paquito. Hace dos años le diagnosticaron una leucemia. Y desde entonces su lucha incansable empujada por su alegre carácter, su persistencia y sus ganas de seguir le hicieron persistir en la batalla. En la de la vida. Y así lo contaba este jueves en el atril tras ser condecorado con el ingreso en la Orden del Mérito Policial en la celebración del Día de la Policía en Cádiz. Un discurso emotivo, dada las circunstancias, muy directo -sin anestesia- y lleno de esos valores que, como decía, le han salvado en este camino. Sus palabras despertaban una enorme y sincera ovación del auditorio.

Pero, lo primero es lo primero y su primera dedicatoria era a uno de sus ángeles, la principal: su hermana. «Su milagro fue ni más ni menos que salvarme la vida donándome a través de las manos del personal sanitario su médula ósea. Mi ángel custodio se llama Yoli, mi hermana mayor, una enamorada de este Cuerpo que hoy tengo la bendita suerte de que esté aquí con nosotros», contaba emocionado.

Y seguía su 'confesión': «Preparando esta alocución pensé en romper el protocolo y pedir un aplauso para ella....».... y el aplauso llegaba sin que hubiera acabado de decirlo. Las lágrimas de más de uno asomaban ya. «Bueno... iba a decir que si podía terminar el párrafo os lo iba a pedir...», bromeaba el agente.

«Ella representa a todas las personas que con toda su generosidad, salvan vidas», continuaba. «Hay ángeles de carne y hueso, como ella, pero también los hay que se convierten en ángeles para marchar y cuidar de nosotros, allá donde estén. Vaya el homenaje a todos ellos». Y se acordaba de dos «referentes»: el inspector Guillermo Han, fallecido recientemente, «que tenía todos los valores que deben regir el comportamiento de los que tenemos la suerte de vestir este uniforme». Y del también inspector Paco del Cerro, «que sentaba cátedra de lo que significa la palabra alegría allá por donde anduviera». Pero también hacía este homenaje extensivo: «Tampoco ha sido un año fácil para los hermanos de la Comandancia de la Guardia Civil de Cádiz que tuvieron que ver como partían dos de los suyos en el cumplimiento de su deber aquella noche trágica de Barbate».

«Todos ellos dejaron un vacío que solo podemos paliar siguiendo su legado, manteniendo firme los valores que transmitieron y teniendo la firme convicción de que siguen vivos en nuestros corazones mientras sus recuerdos estén vivos en nuestras cabezas».

De esta forma dejaba otro mensaje de los que calan y se piensan lento: «Tenemos que aprender que los que se van lo hacen recordando a los que nos quedamos que no sabemos el tiempo que nos queda. Por tanto tenemos que pensar muy bien qué hacer con el tiempo que se nos regala cada día».

Y así llegaba al momento de los agradecimientos en boca de todos los distinguidos. «Estoy convencido de que hablo en nombre de todos los condecorados cuando digo que nuestro día lo queremos dedicar, compartir y vivir con ustedes, nuestra querida familia, nuestra familia de sangre y nuestra querida familia azul».

Porque, como quiso dejar claro, «cuando vamos a la taquilla y colgamos las alas volvemos a casa con la sensación de que quizá podríamos haber hecho algo más, de que quizá podríamos haber llegado antes o de que seguro que lo podríamos haber hecho mejor de alguna manera. Y ahí, queridos familiares, es cuando pasamos de ser un ángel a precisarlo y lo encontramos en el beso de una madre, el abrazo de una pareja, en el recuerdo de una abuela o viendo la tranquilidad de nuestros niños jugar. Por eso, aunque seamos nosotros quienes lucimos orgullosos esta medalla, ya sabéis que es más vuestra que nuestra, así que muchas gracias por estar siempre ahí para nosotros».

Ante sus palabras sus compañeros le miraban y escuchaban atentamente orgullosos. Satisfechos. Paquito continuaba y remataba. «Dice un proverbio africano que si quieres ir rápido tienes que ir solo pero si quieres llegar lejos tienes que ir acompañado. Y yo me pregunto, ¿a dónde vamos tan rápido si queremos llegar lejos?... Mejor... vamos juntos, despacio y sobre todo disfrutando de esta maravilla de sendero que tenemos la suerte de caminar que son nuestras vidas».

Tras su lucha contra la leucemia mioloblástica, el aislamiento en el hospital, el trasplante y con la ayuda de sus médicos, su familia, su hermana... pero ante todo esas fuerzas e ilusión de seguir corriendo este maratón o triatlones, mejor dicho (porque también ha vuelto), Paco ha regresado ya a la Comisaría de Cádiz donde se le distingue desde antes y ahora como profesional. El tribunal médico que le evaluó hace poco le ofreció pasar a segunda actividad, a marcharse, sin embargo, Paquito ha preferido volver a 'casa', volver a vestir ese uniforme y volver a que todo siga igual. O mejor.

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