Orgullo y emoción entre los familiares

Desde primera hora, los familiares fueron accediendo a la Escuela de Suboficiales buscando asiento para vivir la ceremonia de entrega de Despachos. Todos buscaban la sombra para sobrevivir al día de calor. Algunos iban más allá con pequeñas neveras donde mantener bebidas frías y el ruido de los abanicos ha permanecido de fondo durante todo el acto.

Cuando los nuevos sargentos hicieron acto de presencia, ilusión en los familiares tratando de distinguir a su padre, madre, hermano, hermana, hijo o hija entre el grupo de los nuevos sargentos. Muchos niños pequeños esperando el saludo sin éxito, porque el protocolo no se puede romper.

A los nervios de esperar el comienzo de la ceremonia, le siguió el orgullo y la emoción durante la entrega de los Despachos. Cada vez que sonaba un nombre, solo era necesario seguir el sonido de los aplausos para descubrir dónde se ubicaba su familia. Todos buscaban la mejor posición para obtener una imagen o unos segundos de vídeo para registrar un momento importante en la carrera de los nuevos sargentos.

Los más pequeños comenzaron a impacientarse y comenzaron a escucharse algunos lloros. El calor y el tiempo parados hicieron mella. Todo el mundo se esforzaba por entretenerlos mientras trataban de disfrutar de un acto que es el final de una formación muy dura que exige muchos sacrificios tanto para el nuevo sargento, como para su familia.

Tras el desfile, se cerraba el acto y los homenajeados eran llamados a una foto con el Rey. Fue el momento que algunos aprovecharon para saludar brazo en alto hacia sus invitados. Alguno incluso se acercó a recibir los primeros besos y felicitaciones antes de tiempo. Y tras la fotografía protocolaria, por fin, la reunión, los abrazos y la celebración por el logro conseguido.