con 'c' de cádiz

«Nunca te acostumbras a ver el sufrimiento de pacientes y familiares»

ana abascal torres. enfermera

Enfermera por vocación y abogada por inquietud, esta gaditana retrata la vida pasar desde hace unos años que conociera las bondades de la fotografía tras una vida al servicio de la vida

Ana Abascal, en uno de paseos por el Paseo Marítimo. francis jiménez
Alfonso Carbonell

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De padre montañés y de madre gaditana, Ana Gloria Abascal Torres (Cádiz, 1964) es la tercera de seis hermanos de una familia que tiró hacia delante gracias al chicuco que regentaba el jefe de familia en pleno Cerro del Moro. Los recuerdos de esta enfermera por vocación, gamberra como cualquier niño que se precie, se le van al colegio Patrocinio de San José, que estaba a la espalda de la iglesia del mismo nombre y por donde solían jugar con los vecinos del mismo bloque del edificio conocido como de los sindicatos. Eran tiempos de tardofranquismo, y de muchos de tantos momentos se quedó con el de la semana que no hubo cole por luto por el dictador y alegría de la democracia.

Era buen estudiante y como tal pensaba a lo grande, pero ser buena estudiante no significa que uno quiera pasarse la vida estudiando. Quizás por eso dejó a un lado su idea de estudiar Medicina para ir a algo más vocacional y directo como la enfermería. Y qué enfermera. Tan pronto como acabó la carrera pasó a trabajar y en menos de un año se situaba a porta gayola a recibir a los pacientes que llegaban a Urgencias. Y no paró. La adrenalina con la que vive su profesión y la inquietud por no parar de formarse le hizo licenciarse en Derecho para proteger sus derechos cuando igual los veía pisoteados. Y eso hizo. Licenciarse en Derecho mientras se subía a una ambulancia a seguir socorriendo, esta vez, sobre el mismo y caótico campo de batalla.

Ya con el tiempo, su merecido tiempo, comenzó a interesarse por algo que le gustaba desde pequeña pero a lo que nunca le puso tanto tesón y conciencia como a sus ocupaciones laborales. Fue así como entró en el mundo de la fotografía y lo hizo, eso sí, de la mano de un gran profesional como el portugués afincado en Cádiz, Manuel Esteves. Le apasiona dar paseos por Cádiz y lo suele hacer acompañada con su cámara, pero a Ana, más que los paisajes, los atardeceres o las obras arquitectónicas lo que más le gusta es inmortalizar la cotidianidad de las personas, su día a día, su ratito de café en una terraza contemplando la vida pasar. Le encanta su ciudad, pero no su fiesta santa. Eso sí, ya haya un pito de caña, un farol o un farolillo, si hay cachondeo de por medio ella se apunta. Con cámara o sin ella, ya se verá.

-¿De Cádiz y de cuándo?

-De Cádiz y de 1964, como el bar Stop.

-¿Y de qué zona?

-Pues de allí también, de esa zona del cementerio de los ingleses.

-La infancia.

-Me acuerdo de cuando era chica, una gamberra 'totá'; 'to' el día jugando por esa zona. Recuerdo que teníamos una pandillita los del mismo edificio, que eran los antiguos edificios de los sindicatos y que es donde sigo viviendo, en la casa de mis padres. Bueno, en la misma zona porque los edificios antiguos los tiraron y los volvieron a construir.

-¿Dónde estudió?

-Estudié en el colegio San Vicente; bueno, antes empecé a estudiar en Patrocinio de San José, a la espalda de la iglesia de San José. Y ya, cuando cerraron el colegio, me vine a San Vicente, que como Patrocinio también era de las monjitas.

-¿Y allí hace el COU?

-En el colegio no había el COU todavía; entonces me fui a estudiarlo al Rafael Alberti, a la barriada de la Paz. Ya por aquella época vivía en el Atlántico 3, al lado de la gasolinera Cádiz.

-¿Qué recuerda del tardofranquismo en Cádiz?

-A ver, lo que me pasa es que me coge muy chiquitita y todavía vivía por la zona de San José; yo lo único que me acuerdo de Franco es que cuando murió estuvimos una semana sin colegio.

-¿Por miedo?

-No, no. Por luto, por luto. Además, nada más que había la Primera y la Segunda en la tele e imagínate todo los días con eso. Creo que me pilló todavía en el colegio Patrocinio, que era de monjas.

-Retomamos. Entiendo que si se cambia al Alberti y es para hacer la selectividad y posteriormente una carrera. ¿Cuál?

-Bueno, en realidad hice la selectividad porque quise porque en un principio mi idea, mi ilusión entre comillas era estudiar Medicina.

-¿Su padre era médico?

-No, mi padre era un chicuco de toda la vida.

-Andá.

-Mi padre era santanderino, de ahí el apellido Abascal.

-¿Dónde tenía el chicuco?

-Bueno, él era de la familia de los que tenían La Pasiega, los que estaban en frente de San José.

-Hombre, un mítico hasta hace poco que ha cambiado de manos y se llama Don José.

-Eso es, pero él tenía una tiendecita en el Cerro del Moro, el Dos de Mayo.

-¿Fue el primero de su familia que 'aterrizó' en Cádiz?

-Antes se vino el padre; él nació en Santander, en la montaña, en la Vega de Pas.

-¿Y su madre también es montañesa?

-No, mi madre es de aquí de Cádiz. Pero, bueno, es que mi padre se vino muy joven 'pa'cá' porque mi abuelo estaba afincado aquí. De hecho, sus tres hermanos ya nacieron aquí en Cádiz; él fue el único que nació en Cantabria.

-Curioso, curioso. Bueno, y decía que su ilusión era estudiar Medicina.

-Quería hacer Medicina, pero curiosa y anecdóticamente pensé que no me quería pasar toda la vida estudiándola. Lo digo porque son seis años, pero un médico no para seguir estudiando. Y entonces muy fui a lo fácil entre comillas, que era Enfermería.

-¿Y dónde la hace?

-En Salus Infirmorum, que estaba en el Olivillo, donde ahora están empezando a construir.

-¿Cuántos años era?

-Tres.

-¿Y qué recuerda? ¿Mucho cachondeo?

-No, no, no. Los cachondeos cuando se podía porque era un régimen casi interno.

-¿Cuándo la comenzó?

-En el año 82. Aquello era un régimen casi que de monjas de clausura; yo no vivía allí, pero había las que sí lo hacían porque vivían fuera de Cádiz y sí estaban de régimen interno. Aquello era muy exigente; más que nada porque te ocupaba toda la semana. Lo único que tenía libre era el domingo de doce de la mañana hasta el lunes. Pero ya te digo, todos los días eran de mañana y tarde.

-Ya ve, y usted se creía que Enfermería era una maría. Jeje.

-Eso pensaba yo, jeje.

-¿Lo sacó en sus años?

-Sí, la verdad es que yo era un poquillo empollona. Lo acabé en el 85.

-¿Y cómo y dónde comienza a trabajar?

-Pues entro en lo que había más posibilidades en aquella época que era San Rafael.

-Siempre se ha dicho que en Enfermería ha habido mucho trabajo. ¿Eso era así y es así?

-Enfermería se ha puesto más duro a medida que los jóvenes se han comenzado a dar cuenta que Enfermería era un chollo entre comillas, como que es lo único que tiene salida laboral. Y claro, desde ahí es cuando se empieza a poner más duro pero llega un momento en el que, aunque sigan haciendo falta enfermeros, ya esa facilidad para entrar en el mercado laboral en cuanto terminas ya no es la misma. De hecho, hay mucha gente que se va a trabajar a Portugal, Inglaterra...

-¿Cuánto años está en San Rafael?

-No, en San Rafael estuve nueve meses, hasta que hice un examen para contratos en Diputación y entré en el Hospital de Mora en el año 86.

-¿Cuándo se cerró el Hospital de Mora?

-Pues mira, a bote pronto no sabría decírtelo pero precisamente hace poco estuve hablando de ello con unos amigos y recordé que se cerró en el año 90. Aquello pasó al SAS y mucho personal funcionario tuvo que negociar la integración en el Servicio Andaluz de Salud.

-¿Enfermería es cien por cien vocacional?

-Sí, es vocacional, es vocacional.

-Debe serlo porque para un servidor pueden ser de las profesiones más duras y, entiéndame, desagradables. Tiene que gustarle a uno mucho la tragedia.

-Pues mira, sí. Y reconozco que admito lo de la tragedia en mi trabajo porque yo no sé con quién estaba hablando el otro día de manera trivial que decía alguien ajeno a mi profesión: 'Sí, porque con las cosas que he visto yo...' Y yo pensando: 'Y las que he visto yo...'.

-¿Qué es lo más duro de su profesión?

-La muerte.

-¿Comunicarla, verla...?

-Vivirla. A pesar de que la gente piense que somos de otra pasta nunca te acostumbras a ver el sufrimiento de pacientes y familiares. Exceptuando esos años en el Mora, pasé a trabajar en servicio de urgencias y eso es como..., como una droga. Urgencias es como una droga.

-¿En qué sentido?

-Una vez que te metes en urgencias, como te guste, ya no te quieres salir. Es por lo que llevo toda mi vida trabajando en urgencias. Allí eres el parón.

-Recibe casi que a porta gayola.

-Efectivamente. Y ahí sigo. Trabajando hasta que me jubile dentro de tres años.

-Y en Urgencias.

-Ahí sigo. Bueno, te cuento. Del Mora me fui a Puerto Real, que es allí donde se empiezan a ver las cosas más gordas en urgencias; básicamente, porque se trata de un hospital. Cierran el Mora, en el año 90, y todo el personal nos vamos a Puerto Real, que acababa de abrir.

-¿Cómo llevó el cambio?

-Yo bien porque seguía viviendo en Cádiz.

-El paro, la vivienda, la sanidad son tres asuntos de calado en la sociedad y en la que más quejas suele haber de siempre. ¿Cómo ve la sanidad?

-Con el tema de la sanidad lo que pasa es que donde más se ven las carencias es con el tema de las demoras en la atención y es lo que yo detecto que hay más críticas.

-¿Sigue en Puerto Real?

-Yo ahora trabajo en Villamartín; en el año 2006 me fui a Ubrique porque abrieron los DCCU

-¿?

-Son los que se ven en las ambulancias vestidos de azul, no de naranja, DCCU significa Dispositivos de Cuidados Críticos y de Urgencias.

-O sea que desde el 2006 trabaja en una ambulancia de cuidados críticos. Vamos, que de la primera línea saltó al campo de batalla. De doble tirabuzón a doble tirabuzón invertido.

-Exacto. Empecé en Ubrique porque estando en Puerto Real ya estaba empezando a estudiar Derecho y por los turnos, como ya estaban más con el tema del espacio europeo, te exigían más la asistencia a clase. Entonces, claro, en Ubrique hacía una guardia de 24 horas cada cinco días. Así estuve tres años, que de Ubrique pasé a Villamarín en el año 2009 para tener mayor tiempo para sacarme la carrera.

-Ahora iremos con el Derecho, pero ¿qué le han dado las ambulancias aparte de los obligados disgustos?

-Se puede decir que me gusta más, pero de todas formas en Villamartín funcionamos más como un sistema híbrido.

-¿Y eso?

-Porque en todos los sitios, sobre todo en la sierra, en los dispositivos de urgencias hay dos equipos mínimo: uno que atiende en punto fijo lo que pueden ser un dolor de muelas, de cabeza, resfriados..., que es lo que antes te hablaba del tema sanitario; la gente va a urgencias porque no le atienden en atención primaria al no haber citas. Todo eso es lo que colapsa el sistema. Y otro equipo que es el móvil, que es el que va. Y nuestro equipo en Villamartín es un híbrido de los dos. Durante el día, de lunes a jueves estamos de ocho de la mañana a ocho de la tarde de DCCU en la ambulancia para Villamartín, Bornos, El Coto, Puerto Serrano, Prado del Rey, El Bosque y Benamahoma y a partir de las ocho de la tarde estamos en el centro de salud para el pueblo y avisos domiciliario.

-Hablando de ambulancias, ¿por qué todas las que se ven por Cádiz o una gran mayoría pone Barbate, joe?

-Porque la empresa que da cobertura es de allí, creo.

-Explíqueme lo de Derecho. ¿No le era suficiente ya con las urgencias y las ambulancias?

-Pues lo de Derecho fue porque estando dentro y trabajando en SAS, como eres joven y guerrillera, te vas dando cuenta que te dan coba por 'to laos'. Y me decían que eso era 'porque no tienes información'. Pues bien, como información es poder, me metí en Derecho.

-¿Y para qué le sirvió?

-Para reivindicar cosas.

-¿Y en dónde se sacó la carrera?

-Pues empecé en la UNED y ya después me fui a Jerez.

-¿Y en cuántos años la tuvo?

-Eran cinco años, pero tardé más porque al principio no me matriculaba de cursos completos. Fui poco a poco.

-Fran fuerza de voluntad y polifacética.

-Bueno, y te tengo que decir otra cosa.

-Suya es la palabra.

-Es que después de hacer el curso de prácticas jurídicas al terminar la carrera me llamaron de un sindicato, del CSIF, para formar parte de la asesoría jurídica; allí estuve nueve años como liberada sindical.

-¿Que le aportó esa experiencia?

-Cuando me fui estaba muy asustada porque al principio no tenía mucha idea, pero es como todas las carreras o trabajo, donde se gana experiencia a medida que se va trabajando. Me llevo la cantidad de cosas de Derecho que ha aprendido en esos nueve años. Además, en su momento, ese cambio lo veía también como un 'impasse' dentro de la enfermería. Ten en cuenta que mi vida laboral va ya para 39 años y un cambio siempre se agradece a modo de aire fresco.

-Gaditana de toda la vida, ¿qué le gusta hacer en la ciudad?

-¿Qué me gusta hacer como gaditana? Jeje. Me has cogido en un momento vaga.

-Ya somos dos. Jaja.

-Pero bueno, sí te puedo decir que lo que me encanta es andar. También te digo que no soy carnavalera, pero eso no me lo pongas porque no se puede poner.

-Jajajaja ¿Cómo que no! No hay nada más heroico que ser gaditano y que no le guste el Carnaval. Una valiente es lo que es. Vamos, para mí merece todos mis respetos.

-Jajajaja. Que no me guste el Carnaval no significa que no me guste el cachondeo, eh. Hay gente de la sierra, compañeros míos, que si saben las letras de Antonio Martín, que si Juan Carlos Aragón, pero a mí me sacas del 'Me han dicho que el amarillo' y estoy perdida.

-Jajaja. Eso está bien, siempre y cuando le guste el cachondeo.

-Sí. Y ahí me da igual que sea Carnaval, que sea Semana Santa o lo que sea.

-Tiene en la fotografía como una de esas aficiones preferidas. ¿Desde cuándo?

-Pues la verdad es que exactamente no lo sé; me gustaba de siempre pero no empecé a interesarme hasta hace unos seis, siete años.

-¿De dónde le viene la 'picá'?

-Pues de los paseos.

-Y además de puestas de sol, paisajes y demás, ¿qué tipo de eventos le gusta retratar?

-Me gusta mucho la fotografía deportiva; además, de siempre me ha gustado el fútbol. De todas formas, para hacer fotografía deportiva tienes que tener alguna idea de qué va el tema.

-¿Y cómo se forma?

-Además de varios cursos de fotografía, también hice el año pasado el profesional de Manuel Esteves, un fotógrafo con una carrera muy interesante; él es portugués. Yo había hecho cursos antes, de iniciación. Porque a mí me gustaba la fotografía pero no tenía ni puñetera idea de manejar una cámara; no la utilizaba en modo P, como dicen, de postureo, pero sí es verdad que no tenía ni idea. Y así, entre cursos de iniciación y algo más avanzados, hubo un momento quise pegar un saltito más y así hice el de Manuel Esteves.

-Porque se lo habían recomendado.

-No, no, porque lo había visto. Aunque es verdad que un día me lo presentaron al lado de donde tenía la asesoría el sindicato, en la calle Gómez Plana, donde está el Lidl que no da a la plaza. Y es ahí donde me comentan lo del curso y como yo quería dar un salto, pues lo hice.

-¿Hay tanta diferencia entre cursos?

-Entre hacer un curso básico y hacer el de Manuel Esteves es lo más. Y es lo más porque además él lo tiene muy bien montado; tiene muchos módulos: de revelar analógico, de moda, de arquitectura, de iluminación, de interiorismo, que es un tema que también me gusta mucho... Desde octubre hasta junio.

-¿Alguna foto que haya hecho que le tenga especial cariño por la calidad de la misma?

-Me cuesta trabajito; además, yo es que soy muy crítica conmigo de todas formas. Bueno, el año pasado, con el curso teníamos que hacer dos proyectos y yo hice uno sobre el tango.

-¿El argentino o el de aquí, de Cádiz?

-El argentino, el argentino.

-Es verdad, es verdad. Perdone, se me había olvidado a mí lo del Carnaval. Jaja.

-Jajaja. Me vino la idea porque mi cuñada baila tango; entonces fui a San Fernando, ellos le llaman una milonga, donde se reúnen un sábado al mes y ahí empecé a hacer fotografías a los ensayos y bailes. Esas fotos, la verdad, es que me gustan mucho; allí también hice un autorretrato que dicen está muy conseguido.

-¿Le gusta hacer retratos?

-No, no me gusta mucho porque no tengo paciencia. Y después porque no sé manejar a la gente.

-Entiendo que la cabra tira al monte y una persona acostumbrada a la vida en urgencias o metida en ambulancia, como que le gusta más la acción.

-Sí, la acción es lo que me gusta. Primero porque como he dicho no tengo paciencia y luego porque según se sale del curso, como no sigas practicando, sobre todo en temas de iluminación, cuesta un poquito más de trabajo.

-¿Qué sitios de Cádiz le gusta fotografiar?

-Sobre todo me gusta hacer fotos por el centro, pero no una calle en especial; me gusta fijarme en la gente. Yo no sé si seré gadita o no, pero a mí lo que me gusta de las ciudades es tomarme un café o una cervecita sentada en alguna terraza tranquila. Y eso me gusta retratarlo. De hecho, cuando me voy de viaje es curioso porque, aunque parezca un bicho raro.

-[Interrumpo] Me va a decir que le gusta viajar sola, seguro. No es la primera persona que me lo dice y menos aficionada a la fotografía.

-Pues sí, me encanta viajar sola. Primero por el tema de la fotografía porque eso no lo aguanta nadie.

-Y de esos viajes, ¿en dónde ha disfrutado más haciendo sus reportajes?

-Hay sitios que me gustaría volver, como por ejemplo, Viena porque cuando fui no sabía todo lo que sé ahora de fotografía. A ver, utilizaba la cámara pero no sabía controlarla. También estuve fotografiando Berlín y Dublín, pero como me pasó con Viena, también me pasó con Berlín, que lo tengo pendiente porque se lo prometí a mi sobrino cuando aprobó algo pero justo nos cogió la pandemia. Ahí estamos pendientes de cuándo somos capaces de coincidir en una fecha.

-¿Hace fotografías de conciertos o eventos de noche? ¿Cómo gestiona la oscuridad con la cámara?

-La verdad es que no lo he hecho nunca; es que la noche con la fotografía es muyyyyyyy 'jodía'.

-Jajajaja Por eso se lo pregunto.

-Uff, es que el tema de la luz es súper 'jodío'. Hombre, lo que hay que tener es unos objetivos muy, muy, muy luminosos. Yo tengo un objetivo luminoso, pero es muy cortito. A conciertos no he ido, pero ahora por ejemplo, el Festival Internacional de Teatro, pues no me he enterado. Intento enterarme de las cosas por los periódicos.

-Pero en el fútbol le he visto alguna vez.

-Al Cádiz CF he ido a través de Manuel Esteves, que a raíz de hacer su curso de fotografía me acreditó para ir a hacer fotos a algunos partidos en el estadio. Tuve la suerte de que mis compañeros de curso a nadie le gustaba; le gustaba a poquitos y la verdad es que me harté de ir a ver al Cádiz para hacer fotos. Había otro compañero que estaba yendo a hacer fotos a la cantera; entonces hablé con Manuel y me dijo que sin problemas. Empecé a ir y me gustó. Aparte, me encanta hacer fotos a los chavales porque son súper agradecidos; cuando te van conociendo un domingo y otro domingo ya saben dónde estoy y vienen a celebrar los goles y tal.

-Casi que a los profesionales les pasa igual. Jeje. Pues nada, a seguir asistiendo en el trabajo y disparando en sus ratos de ocio. Muchas gracias.

-A ti.

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