crucero de instrucción
Su nombre, el astillero, la tradición: el buque Elcano y Cádiz, una unión que toma más fuerza con la guardiamarina Leonor
La historia del barco escuela de la Armada está completamente vinculada a la Bahía de Cádiz, desde su origen hasta el día de hoy
Últimos retoques al 'Juan Sebastián de Elcano' antes de otro embarque que hará historia en Cádiz
Ni su nombre, ni su punto de partida, ni su historia e hitos logrados ni las tradiciones que le rodean, ni el apego de la Armada con este bergantín goleta es casual. Ni, por estos mismos motivos, la unión que tiene con Cádiz. El 'Juan Sebastián de Elcano' es historia viva de los lazos gaditanos con el mar, con su Bahía y también con el ir y venir a las Américas y descubrir mundos. Las cartas oceanográficas que abrieron horizontes, los astilleros que lo construyeron, el recuerdo de ilustres nombres de expedicionarios, la leyenda marinera y naval, la disciplina y enseñanza militar y el amor de una tierra que sigue viendo en este barco a uno de sus grandes y mayores embajadores. En cada partida. En cada llegada.
Y es que este lazo del Elcano con Cádiz lleva bien amarrado más de un siglo aunque ahora el embarque de la Princesa Leonor como dama guardiamarina este próximo sábado le vaya a dar ineludiblemente una mayor difusión y refuerzo a este legendario vínculo.
Por ejemplo, será nuevamente histórico que un miembro de la Casa Real forme parte de esta singladura y que su inicio sea en el muelle de Cádiz, donde, realmente, comenzó todo. Ya se vio partir a Juan Carlos I en 1958 y al Rey Felipe VI en 1987. Y ahora, en 2025, lo hará la heredera al trono Leonor. Una estampa que, sin duda, quedará para la amplia colección de grandes de momentos que sigue sumando este buque.
Porque, nada menos que veinte mil oficiales de la Armada han pisado ya su brea en 96 cruceros de instrucción. Esta será la 97 'vez' y su 'hasta luego' volverá a vivirse desde la Bahía que lo vio nacer. El vínculo se sentirá de nuevo pero en esta ocasión tendrá un carácter especial y una mayor repercusión por lo significativo y la relevancia de su nueva alumna.
«En Cádiz se siente como algo propio», afirma Miguel Ramos, presidente de la Asociación Cádiz con Elcano, el colectivo que defiende y divulga la tradición e historia del barco escuela. «Su vínculo con los gaditanos es absoluto por muchos motivos y así se ha venido demostrando en los cien años que va a cumplir».
Una unión que se demuestra sencillamente por su lugar de nacimiento y también por el nombre que se le puso. En cuanto a lo primero, el buque fue construido durante el reinado de Alfonso XIII en los Astilleros Echevarrieta y Larrinaga que estaban ubicados en Cádiz. El 5 de marzo de 1927 se realizó su botadura y se entregó a la Armada el 29 de febrero de 1928.
El nombre del barco se cambió en el último momento para homenajear al marino que logró dar la primera vuelta al mundo en un viaje que partió desde Sanlúcar
Y con respecto a su nombre, fue cambiado en el último momento por una cuestión que también tenía cierta relación con Cádiz. Y es que se le iba a poner 'Minerva', sin embargo el propietario del astillero Horacio Echevarrieta pidió al Gobierno que se le bautizara como Juan Sebastián de Elcano en homenaje a la «hazaña irrepetible» que consiguió este marino español como artífice de la primera vuelta al mundo conocida, o, como quedó escrito, la «redondez» de la tierra, «el primer sentido de la globalización». «Con grandísimo trabajo de la bomba que, de día y noche, de dar con dos bombardas nunca cesaban, estando flacos como jamás hombres estuvieron, con la ayuda de Dios y Santa María, pasando los tres años, llegamos», le anunció en una misiva Elcano al rey Carlos I.
Un viaje que fue completamente épico y que jamás se ha vuelto a repetir. Y que -aquí lo 'gaditano' otra vez- partió desde Sanlúcar y llegó a Sanlúcar. Como recuerda Miguel Ramos, «salieron cinco barcos, con 289 tripulantes a bordo, y volvió uno, con 18 tripulantes y después de más de mil días de mar con todo tipo de calamidades». Aún así lo lograron. «Comprobaron que se puede navegar hacia Oriente desde el camino de Occidente». Entonces, cuando en 1922 se habían cumplido los 400 años de esa efeméride, Echevarrieta consideró que era de justicia recordarlo.
Potencia naval
Como el propio papel que jugó el astillero y que da cuenta de la potencia en la construcción naval que siempre ha tenido la provincia gaditana. Tanto en la especialización de sus trabajadores como también en la calidad en la construcción y mantenimiento de barcos. «El buque está nuevo y es el velero que más millas ha navegado del mundo. Dos millones de millas... no hay ningún barco que pueda acreditar eso... es, por tanto, un ejemplo y un éxito de la industria naval gaditana».
Así lo confirma además su triunfo hasta en seis ocasiones en la Boston Teapot Trophy, el premio internacional anual que se otorga al buque escuela de vela que cubre la mayor distancia en un período de 124 horas. «Sigue siendo un barco eficiente, útil, marinero, que corre, no es solo un barco bonito, es mucho más», incide Ramos.
Tradición marinera y referente
Y lo mismo precisamente en lo marinero. El Centro Náutico de Cádiz se llama Elcano porque comparte esa vocación de divulgación y aprendizaje en el mar, como también que la sede de la Real Compañía de Guardiamarinas, de 1717, fuera Cádiz. Es decir, la cuna de ese comienzo en la instrucción y adiestramiento de los futuros oficiales de la Armada a bordo de estos buques de vela.
También, su tradición en la Marina. La Armada tiene otros dos centros científicos de gran importancia y de referencia internacional en la Bahía. Por un lado, el Observatorio y por otro el Instituto Hidrográfico donde, entre muchas otras cuestiones, se guarda la mayor colección de planchas de cobre para estampar cartas oceonográficas del mundo.
Y así... y sumando cada uno de estos detalles se puede entender mejor la unión que durante un siglo ha mantenido el buque más emblemático de la Armada española con los gaditanos y la importancia que se le da. Por ello, y porque muchos de sus vecinos han formado o forman parte de esta historia centenaria, de su tripulación, de su personal civil, de su mantenimiento, de su recuerdo... y por eso, cada año se le despide o se le recibe como «ese gran amigo». También, seguramente, esta vez.
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