South Series Festival

Ni la muerte escapa al humor: «Hay momentos de cachondeo, como en cualquier otro trabajo»

Muertos SL

La comedia 'Muertos S.L.', una de las series presentes en el South, se desarrolla en un tanatorio. Lejos de la ficción, un empleado de una funeraria gaditana explica que efectivamente también hay espacio para la risa en estos lugares

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Un coche fúnebre realizando un servicio. L. V.

La pérdida de un ser querido siempre trae consigo momentos de gran dolor. Pero detrás de ello hay profesionales que se encargan de que el último adiós de ese familiar, de ese amigo, esté a la altura. Hombre y mujeres que vuelcan sus esfuerzos para que el trance sea digno y lo más llevadero posible.

Es el oficio de quienes trabajan en las funerarias, un sector sobre el que existen muchos clichés. La comedia 'Muertos S.L.', que presenta su segunda temporada en el South International Series Festival y concursa en la sección oficial, aborda, con la lógica hipérbole del género, situaciones del día a día de quienes lidian con la muerte. Y hay risas, muchas risas.

Porque en los tanatorios también se ríe. Quienes trabajan en ellos tienen jornadas en las que hay espacio para la chanza, la broma, la carga entre compañeros. Paco Luna, conductor funerario en Sanlúcar, lo resume someramente: «Hay momentos de cachondeo, claro que sí».

El hacer llevadero el tiempo laboral no entra en contradicción con cumplir con escrúpulo el rigor que demanda la profesión, algo que, por otra parte, es extrapolable a otros muchos oficios. «Aquí nos hacemos reír y hablamos de todo. Exactamente igual que en cualquier otro trabajo».

El drama de la pérdida da un halo a las tanatorios que no se corresponde con la situación que vive el que está inmerso en una rutina: «Yo te digo la verdad, voy a mi trabajo contento. Lógicamente, a la hora de tratar con las familias, de forma automática cambias el chip y aplicamos el máximo rigor en todo. Pero una vez que salimos de la órbita, somos otras personas totalmente diferentes».

Humor, deporte, política...

«En el tanatorio hablamos de todo, temas políticos, de deportes. Y también de situaciones que se dan en el trabajo», explica Paco, reconociendo que, por las particularidades propias de la tensión, a veces en el trato con las familias se producen momentos muy cómicos en los que deben mantener la compostura.

Lejos de lo que pueda pensar mucha gente, Luna es rotundo respecto a su oficio: «Es un trabajo muy bonito, de verdad». El desconocimiento, las creencias o la superstición hacen que no siempre sean bien recibidos: «Hay quienes no se quieren ni acercar a mí. No es rechazo la palabra, es más bien como si se fueran a contagiar de la muerte».

Y no olvidan las implicaciones que tiene el desempeño que llevan a cabo, por lo que los protocolos sanitarios de seguridad son un mandato que cumplen escrupulosamente: «Hay que tener muchísimo cuidado porque luego hay que volver a casa, donde nos está esperando la familia».

La radio, fiel aliada

En los traslados en el coche fúnebre, en el que el cubículo del conductor está perfectamente aislado de la parte trasera en la que va el ataúd, los trayectos se hacen más llevaderos con la voz amiga de la radio: «Lo primero que hago cuando me meto en el coche es poner la radio. Escucho el deporte, lo que haya. Cuando era más joven, me gustaba más la música».

En las emisoras también hay programas de entretenimiento y el que escucha no es ajeno a lo que se dice, muchas veces en clave cómica: «En algunas ocasiones, me parto de la risa», dice Paco dando naturalidad a lo que es algo cotidiano para ellos. «Eso sí, antes de llegar, apagamos nuestra radio y nos metemos nuevamente en el ambiente familiar, en lo que estamos tratando».

«Es un trabajo agradecido»

Cada familia es un mundo, pero en líneas generales, Paco Luna considera que el suyo es un trabajo agradecido, pues la mayoría valora el desempeño realizado en las gestiones y los procesos llevados a cabo tras un fallecimiento, ya que explica que los conductores funerarios, además de conducir el coche, tienen entre sus atribuciones diferentes operaciones menos visibles a ojos de la mayoría.

En cualquier caso, dice entender igualmente a quienes ni siquiera se despiden cuando llega el momento de marcharse del tanatorio o el cementerio, ya que se trata de una situación tan personal y difícil de digerir que cree que sería injusto juzgarlos.

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