Conferencia

Miquel Roca: «Con la Constitución dimos una lección impresionante a todos los países del mundo»

unIVERSIDAD DE cÁDIZ

El jurista, uno de los padres de la Constitución de 1978, protagoniza la conferencia central de los Cursos de Verano de la UCA

Arranca la 74 edición de los Cursos de Verano de la UCA en Cádiz con más de 500 personas inscritas

Miquel Roca, en la conferencia de este miércoles. Nacho frade
Álvaro Mogollo

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El prestigioso abogado Miquel Roca Junyent ha sido el encargado de ofrecer la conferencia central de la 74 edición de los Cursos de Verano de la Universidad de Cádiz, una ponencia que ha versado sobre la Constitución pero en la que el catalán ha dejado interesantes reflexiones sobre diferentes aspectos.

La elaboración de la Carta Magna tras la dictadura fue una «enorme responsabilidad y satisfacción de construir entre todos la manera de enfocar nuestra vida colectiva», superando las diferencias del pasado. No se trataba de olvidar ni borrar lo anterior, «pero tampoco construir un futuro desde la nostalgia, sino uno en el que todos pudiésemos sentirnos cómodos».

En 1977, expone, la sociedad en su conjunto, «no unos pocos», decidió dar un paso decisivo para instaurar las bases de una convivencia en la que evidentemente hay discrepancias pero superables, siempre que haya voluntad.

Con ello dieron «una lección impresionante» a otros estados: «Ningún otro país ha sido capaz de hacer la transformación democrática que hizo España, ninguno del mundo». Tanto es así que la norma fundamental llama la atención de académicos extranjeros que acuden para realizar sus tesis.

La Transición implicó la participación y el sacrificio de todos: «Hubo largas renuncias. Pero es que no hay paz ni convivencia ni libertad sin renuncias». «Lo hicimos muy bien, perdonen. Si no, no estaría aquí», ha dicho en tono cómplice con el público.

La Constitución puede presumir de estabilidad y longevidad: «Llevamos 46 años con la misma norma constitucional. No se ha conocido algo así». Recibió el apoyo del 87% de quienes votaron en el referéndum: «El ciudadano de a pie no conocía muy bien el contenido de la Constitución, pero les pareció bien, apostaron», ha expuesto.

Además ha invitado a los más jóvenes a sentirse partícipes de ella porque se trata de un éxito colectivo, rechazando las críticas de aquellos que no tuvieron opción de votarla por nacer en generaciones posteriores: «Tampoco eliges a tus padres y los respetas», ha dicho, sugiriendo que habrá posiblemente otros argumentos más sólidos para establecer un debate.

Sobre la posible reforma de la Carta Magna, Roca entiende que podría llevarse a cabo por el hecho de que, si hubo consenso en el 78, también podría llegar a haberlo ahora. Pero ha sido claro respecto a la aritmética: «Si hay una amplia mayoría, bien. Si es por el 50,1%, a mí no me entusiasma».

«Le hemos dado 46 años, depende de nosotros que dure mucho más», asegurando que el panorama actual es indudablemente mejor que en la Transición. «No estemos acomplejados, nadie lo ha hecho mejor que nosotros», dice sobre el gran acuerdo que rige España.

Pilares de la Constitución

La Constitución descansa en cuatro valores que la inspiran y que siguen muy vigentes pese a que su redacción se encamina ya hacia el medio siglo de vida. Esas cuatro cuestiones, que ha ido desgranando, son la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.

Empezando por el último elemento, ha destacado que España es una sociedad plural y que agrupa a colectivos ideológicos muy distintos: «Nos reconocemos plurales y sólo falta que además aprendamos a respetarnos». Es una condición indispensable para asegurar la convivencia, por lo que ha utilizado el símil de una comunidad de vecinos: «Todo el mundo tiene alguien en el quinto que es insoportable», ha expresado ante un sonriente respetable. Solventar los posibles desencuentros exige «diálogo y pacto».

Dicha pluralidad no es negociable, se ha de imponer para obtener éxito en cualquier sociedad democrática, ya que en ella va el afloramiento de colectivos que se asocian en torno a una idea concreta: «Sin libertad eso no aparecía, quedaba enterrado».

En cuanto a la libertad, un término muy actual, Roca opina que es tan simbólico y bello como carente de contenido, pues cree que cada cual la vive de una manera. Pero realmente la definición de este concepto la marca la ausencia de la misma: «Se sabe lo que es cuando no tienes libertad».

«La historia nos había dejado como herencia la falta de libertad», incide al tiempo que dice que la libertad da cobijo a todo aquello que uno pueda aportar a la sociedad desde la expresión personal, siempre con el acotamiento que marca la ley: «Todo derecho tiene sus límites».

La Justicia es reconocida como un poder independiente por primera vez en esta norma: «La sociedad democrática no puede serlo nunca sin el poder judicial, que implica el respeto a las normas y resolver conflictos. Si no, entra en crisis»

«¿Valía la pena escribir una Constitución para eso? Pues sí, porque en España no sólo se nos olvidaba eso, sino que no estaba presente», ha reflexionado. El debate actual entorno al poder judicial existe, explica, porque la norma le da sentido y aporta un punto que sirve de referencia.

La Justicia tiene un importante valor dentro de los individuos que componen una sociedad por el sentimiento de amparo que genera: «Se consigue la percepción de que tengo derechos porque puedo reclamar justicia para que se me reconozcan».

Y, por último, la igualdad, esa que dice que todos los españoles son iguales ante la ley sin que haya discriminación de raza, sexo, religión u orientación sexual. Dicha prohibición no es baladí: «Leo el periódico y tengo la sensación de que no es fácil».

Cree que este es uno de los principales motivos de reflexión, pues entiende que en la calle subyace una percepción de desigualdad, aunque estima que sería tema para otro debate extenso saber si la que hay ahora es mayor que la que había hace décadas.

Trincheras actuales y polarización

Los consensos del pasado llegaron después de que todos diesen su brazo a torcer, tragándose sapos que no eran deseables ni para unos ni para otros, algo que no parece muy sencillo en la actualidad debido a la enorme polarización que se respira.

Roca ha puesto de ejemplo una anécdota previa a la presentación del Pacto de Toledo en la que Marcelino Camacho, el histórico dirigente de Comisiones Obreras, le comentó que tenían por delante ímprobos esfuerzos que realizar, pero que el objetivo que traían consigo bien valía la pena.

«¿Por qué no lo podemos volver a hacer? Aquello era más complicado, no os olvidéis. Había gente que se había visto por última vez en una trinchera distinta y se pusieron a trabajar. Ahora las trincheras son más intelectuales, ideológicas... Más baratas», ha sentenciado.

La polarización impide construir espacios de complicidad, que es la base de la democracia, afirma Roca. El reciente acuerdo del PP y del PSOE por el poder judicial, pese a ser positivo, le hace preguntarse si era necesario que transcurriesen tantos años para ello: «¿Necesitamos hacerlo ante una comisaria europea? ¿Y para decir tú diez y yo diez me tengo que ir a Bruselas?», añade.

«No se es más importante por no ceder nunca», ha dicho, dando a entender que en un contexto como el presente los movimientos van más orientados a buscar la derrota del rival que a ofrecer mejoras a la ciudadanía. «El progreso está en lo gris, en la zona de intermedio, porque es lo que integra, lo que hace avanzar. Yo pido diez, y si saco seis, me vale».

Además, este clima ha traído consigo que no se admita el fallo, algo inherente a la condición humana en todos los órdenes de la vida: «No hay progreso sin error. Y la verdad es poliédrica, aunque cueste aceptarlo», ha expresado Roca.

Esperanza en el futuro

Pese a las dificultades que se atisban en la actualidad, Miquel Roca opta por ser optimista, que no está reñido con ser realista y saber que las cosas tampoco son fáciles ahora: «Estoy en contra del pesimismo sobre nosotros mismos. Hay una corriente, que a veces parece dominante, de que esto no hay quien lo arregle».

«Todas las dificultades que puede haber en este momento se pueden arreglar, entre otras cosas porque tenemos una Constitución», expone. Las adversidades se capean, como ha pasado con diferentes crisis: «No nos instalemos en un pesimismo que es muy cómodo y que se traduce en la indiferencia».

Ha habido un cambio sustancial a nivel sociológico, asegura. En la política actual «hay una cúpula muy tensa y luego una base social a la que se busca tensar y que no lo está tanto». Antes, por contra, las bases eran las que entraban en efervescencia para terminar condicionando a las cúpulas.

«No hagáis caso de los que os dicen que vamos a dejaros un mundo peor que el que recibimos. Es mentira. Es mucho mejor», ha transmitido a los más jóvenes. Para mejorar hace falta personalidad, dinamismo y ambición, pero el marco «está mucho más sólido».

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