con 'c' de cádiz

Laura Whitney: «Antes de llegar a España nunca pensé que rodaría por el suelo de un teatro y en la tele»

laura whitney. profesora

De Estados Unidos para el mundo hasta llegar Cádiz, una ciudad que apasiona a una profesora que llegó llorando a la Tacita para terminar riendo

Laura, en la puerta del Falla, donde se ha metido un mes enterito disfrutando del concurso. Antonio vázquez
Alfonso Carbonell

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Antes que nada, hay que dejar claro una cosa: Es norteamericana. Ni coreana, ni china, ni japonesa ni de ningún país asiático pese a sus inconfundibles rasgos. Como mucho, Laura Whitney sería de Arizona Franca, como dice con una gracia innata, pero esta profesora de inglés es de Glendale, Estados Unidos. Y su bandera, la de las barras y estrellas. Aclarado esto, también es carnavalera por la gracia del dios Momo. Pero antes de coger el plumero y el antifaz a lo largo de su vida ha estado dando más vueltas que un volador. En la actualidad se resiste a dejar una ciudad en la que entró llorando y también se irá llorando, pero esta vez de la risa.

Desde el árido desierto de Arizona a la salada claridad de Cádiz, Laura ha vivido en no pocos países, ha conocido muchísimos más ya que es una amante de conocer nuevas culturas. Porque ante todo, y a pesar de sus pesares, esta estadounidense es una disfrutona tanto por libre como en compañía. Le gusta la vida, la playa, la comida y, sobre todo, la charla. Vamos que si le gusta. Le gusta tanto que este mes de enero en el Falla era el raro el día en el que no salía en la televisión municipal entrevistada por Pepito el caja, su descubridor.

Se ha pegado un mes dentro de un teatro al que fue disfrazada de croqueta el día de la final para su propia incomodidad dado que no se podía sentar por las características rígidas del disfraz. ¿Y de croqueta por qué? Pues porque durante algunas sesiones del teatro no dudó en hacerla, a petición de los presentadores, para disfrute de los espectadores tanto del Falla como de Onda Cádiz. Laura se pone el mundo por montera y ha entendido a la perfección la idiosincrasia de un lugar en el que lleva un año y medio y donde desea seguir viviendo siempre y cuando el trabajo se lo permita. Hasta entonces, ella seguirá disfrutando y haciendo disfrutar de su conversación con todo aquel que tenga una mirada abierta de la vida.

-Cuénteme su infancia, sus orígenes.

-Cuando tenía cinco meses fui adoptada en Corea del Sur por mis padres, que vivían en Arizona; allí crecí, con americanos. Mi mentalidad, mi idioma, mi postura no es coreana. Eso sí, hace siete años viví en Corea un año y medio, antes de llegar a España. Enseñaba inglés por medio de un programa del gobierno de Japón, de Corea del Sur y ahora de España, pero ya ha llegado mi límite de cinco años. No es un trabajo permanente.

-Ok, ok, ok. Relax, relax, relax, que le he preguntado por su infancia y ya nos hemos metido en 2024. Vayamos por partes, por favor.

-Jejejejeje.

-¿Qué quería ser de mayor cuando era pequeña?

-Yo estudié en un colegio cristiano.

-¿Católico?

-No, 'lutheran'. Con 14 años me gradué y la escuela secundaria ya la hice en Glendale en un colegio público, donde estuve cuatro años, que es lo normal en Estados Unidos. Después de eso fui a la Universidad de Arizona, en Tucson, al sur de Arizona.

-Como mi coche.

-A dos horas de coche, sí.

-No, no, no. Digo que como la marca de mi coche, que es un Tucson. Un Hyundai.

-¡Ahhhh, sí? Jajaja.

-¿Lo pondrían por la ciudad?

-Sí, sí, sí. Creo que sí.

-Y para rematar el tema, Hyundai es japonesa, ¿no?

-Coreana, como Samsung.

-Andá. Y todo sin haberlo preparado, eh. Coincidencias.

-Jajaja. ¡Es verdad!

-Bueno, después de este paréntesis, sigamos. Estaba en la Universidad. ¿Qué estudió?

-Me gradué con un 'bachelors' de cuatro años en Psicología.

-¿Un...?

-[Laura coge papel y lápiz y comienza a escribir]

-Ah, qué bien. Letrita de médico.

-Jajajajajajajaja. Sorry [y con amabilidad y gentileza fuerza una letra más nítida] Baaaa-cheee-lorss. Bachelor of Science en psicología. (Bachiller universitario en ciencias).

-¿Y eso viene a ser?

-En Estados Unidos tenemos un 'bachelor' de cuatro años, pero no todo el mundo hace esto.

-Algo para especializarse más.

-Sí, se hace para hacer carrera después. Esto lo hice de los 18 a los 22 años. Esto lo hice en Tucson, pero antes yo crecí y estudié en colegios de Glendale.

-Digamos que donde tiene a sus amigos y familia es en Glendale.

-La mayoría, sí, aunque tengo a familiares y más amigos en otras partes. Mis padres fallecieron cuando yo tenía 14 y 19 años.

-Vaya, lo siento.

-No, está bien. Tranquilo.

-No ha ha debido ser fácil.

-Bueno, tengo un hermano cinco años mayor que yo, Kyle, y aunque vive en California estamos muy en contacto.

-¿Él es americano?

-¡Yo también soy americana!

-Es verdad, es verdad. Perdón, perdón. No quería decirlo así.

-Ok, su origen no es asiático como yo, que no conozco a mi familia biológica porque mis padres eran de Glendale, donde tuvieron a un hijo, mi hermano. Yo fui adoptada, pero él no. Mi casa y mi infancia está en Glendale y otras partes de Arizona donde viven mis amigos, tíos, etc. Hay que decir Glendale de Arizona porque en Estados Unidos hay dos Glendales, uno de Arizona y otro en California.

-¿Cómo es Glendale?

-Glendale es 'like'.

-¿Like es guay?

-No, no, no, es como. Jajajaja

-Ahhh, cierto, cierto. Jajajaja. Decía...

-Jajajajajajaja Glendale es una ciudad con buen tamaño; no es muy, muy grande ni muy, muy pequeña.

-¿Algo así como Sevilla?

-Es algo así como Vitoria del País Vasco, con unos 250.000 habitantes. Yo he vivido en La Rioja, País Vasco, Andalucía...

-Ya llegaremos a eso. Glendale.

-Glendale está como a dos horas de Tucson, que es donde me saqué el graduado para poder enseñar inglés a extranjeros.

-Pero eso poco o nada tiene que ver con Psicología.

-Ya, es distinto. Yo me gradué en Psicología, pero en Estados Unidos, la gente que quiere ejercer como psicólogo necesita más estudios, másters...; el tema es que yo no estaba segura cien por cien de querer ser psicóloga. Además, para seguir estudiándolo es muy, muy caro. Por tanto, entre que no lo tenía muy claro si quería ser psicóloga y el dineral que costaba pues lo dejé ya que en el equilibrio de una cosa y otra no merecía la pena.

-Entiendo. ¿Ya por entonces sabía algo de castellano?

-Un poco. En la escuela secundaria tenemos que estudiar dos años mínimo un idioma a elegir entre español o francés; algunos colegios tienen alemán y japonés, pero el mío solamente tenía español o francés. Yo elegí español porque mi profesor era de México. Aunque no lo parezca, he cambiado mi acento cuando llegué a España porque antes era más mexicano. Jajajajajajajaja.

-Así que decide enseñar inglés. ¿A qué personas?

-Yo quería enseñar inglés como un idioma secundario a personas de cualquier sitio del mundo. Y empecé enseñando en Estados Unidos a inmigrantes adultos con clases de seis a doce semanas para trabajadores de muchos países, sobre de América Latina, también de Filipinas, de China; pero mexicanos en su mayoría, pero también chilenos, peruanos... Así estuve dos años.

-¿En Tucson?

-No, en Phoenix.

-¡Donde los Suns!

-¡Sííííí! De hecho, el marido de mi prima trabaja para los Phoenix Suns como realizador de cámara en los partidos del equipo. Él es el que elige qué cámara (la 12, la 9, la 3...) tiene que emitir.

-Qué bueno. Y allí en Phoenix está dos años.

-Sí, después fui a Japón por medio del programa del gobierno de Japón, que consiste en recibir a gente de otros países para trabajar en colegios públicos enseñando idiomas, principalmente el inglés. Allí estuve enseñando en tres escuelas secundarias diferentes; un año en un colegio y al segundo en dos. En Japón también estuve dos años.

-Por entonces no había pensado ni la opción de España, entiendo.

-No, entonces yo pensaba enseñar en Sudamérica, pero España no. Escuché de este programa del gobierno japonés y apliqué para hacerlo. Además, es un programa muy competitivo porque el gobierno de Japón paga bien cada mes y también los vuelos para ir y volver a casa, seguro médico, de todo. Era muy bueno, por eso apliqué y me aceptaron después de muchas fases.

-¿Y en qué ciudad estuvo esos dos años?

-[Vuelve a coger el lápiz para escribir] Fukui. Elegí Fukui porque mientras estuve estudiando en Tucson también hice un semestre en Australia en 2010.

-Andá, Ahí fue cuando comenzó a cogerle el gustito a vivir en otros países, ¿no?

-Jajaja. Mi interés por otras culturas lo empecé en mi tercer año haciendo el 'bachelors', que fue cuando me fui un semestre a Australia, en Townsville, Queensville.

-Eso suena a playa.

-Síííí.

-Andá, la tía.

-Jajaja. Vivía en la parte tropical; mucha humedad, muchos bichos. Además, yo que soy de Arizona, que es un desierto, imagina. Yo estoy pegado casi al Gran Cañón, México... No tenemos playa, pero cuando era pequeña iba con mi familia cada verano a California y me encantaba la playa.

-¿Y qué tal en Australia?

-Allí conocí a un chico de Irlanda que estaba haciendo el programa de Japón, el JET program, que es para gente que termina la universidad; si no has recibido el 'bachelors' no puedes participar de ese programa. El proceso para aplicar es muy intenso, pero me gustó y apliqué. Así que en mis dos primeros años estuve en escuelas públicas de secundaria en Japón enseñando a niños de entre 14 y 18 años.

-Uff, edades complicadas. Además, si uno lee a Murakami ya ni le cuento.

-Japón es muy estricto.

-¿Qué me puede decir de la juventud nipona; es tan deprimente como el escritor nos hace pensar en sus libros?

-Les gusta mucho el anime, el manga...

-¿Son raritos, muy frikis?

-No, no, no. Bueno, no todos. Pero lo que sí hay es gente muy tímida; había muchos que iban con mascarilla antes de la pandemia. También hay gente muy extrovertida, deportista...

-¿Y cómo fueron esos dos años allí?

-Fueron del 2014 al 16 y bueno, lo primero es que allí la gente pensaba que yo era japonesa y que había estudiado japonés en EEUU. Es verdad que en Arizona, cuatro meses antes de irme a Japón, estuve dando clases de japonés y pude hablar algo, pero no lo suficiente como para ser 'una más'.

-Ok. Acaba Japón y qué hace con su vida.

-Volví a Arizona y trabajé en un restaurante. También me tomé un descanso. Perdona, un bicho [y lo estruja sobre el papel donde está anotando nombres un minúsculo insecto que por el calor han aparecido por Cádiz estos días].

-Que me lo llevo yo, ¿no? Ok, ok. No pasa nada. Continúe, por favor.

-Jajajajajajajajajajajajajajaja. Perdona, Alfonso. Jajajajaja.

-Jajajajaja Anda ya. Siga.

-Jajaja. Es mi instinto. Jajaja. Bueno, sigo. Mientras estaba en Arizona descansando un poco pensé que ¡sabía más de la historia japonesa que de la coreana y mi origen es coreano y quería saber más!

-Vale, vale, pero no se enfade. Y menos conmigo. Jajaja.

-Jajajajaja. Por eso decidí que quería trabajar en Corea.

-¿Y cómo lo consigue?

-Pues igual que hice con Japón hice con Corea, que también tenía un programa parecido para colegios públicos. Este programa se llama EPIK. Bajo este programa estuve un año en un colegio público y después seis meses en una academia privada. Todo en la ciudad de Busan, una ciudad muy grande.

-Esa fue sede de un Mundial.

-Pues allí estuve un año y medio. Esos seis meses tuve mucho trabajo en una escuela al margen del programa del gobierno coreano. Aquel Kid's Garden (Escuelas infantiles) era como una cárcel; muchísimo trabajo. Los niños tienen solo cinco años pero tienen que trabajar bastante; tienen tareas todos los días, estudian un montón. Aquello fue muy intenso. Trabajé un montón en Asia. Por eso creo que me vine a España, que el nivel es más fácil, más tranquilo. Jajajaja. Uyyy, otro bicho [y esta vez el que machaca al bichito es un servidor] Jajaja

-Ni se le ocurra ir a dar clases al Serengueti que no dura ni una entrevista, eh.

-Jajajajaja No, no.

-Hágame una comparativa entre coreanos y japoneses. ¿Quiénes son más amables?

-Ahhhhhhh... Por ejemplo, los coreanos son más sociables. Generalmente, eh. Gente extrovertida y tímida hay en todos los países.

-Ya, ya, pero generalice.

-Según lo que viví en los colegios públicos en los comedores, donde se come por cierto muchísimo más temprano que aquí porque allí se sigue con las clases después de la comida. En Japón los profesores pueden comer en la cafetería o en sus escritorios en la oficina de profesores pero en Corea los profesores comen juntos siempre y no en sus escritorios solo. Es raro si comes solo en tu escritorio en Corea pero no en Japón. Oh, my god! Otro bicho.

-Jajajaja. ¿Vamos mejor dentro?

-Si veo uno más, sí. Perdona, es que no me gustan.

-Jajaja. Nada que perdonar. A la siguiente, 'padentro' que vamos. 

-Termino con lo anterior. Los profesores en Japón tienen sus escritorios y ellos prefieres comer alejados de los alumnos o en la cafetería también.

-Mi pregunta es más fácil. ¿Dónde se encontró mejor, con los japoneses o con los coreanos?

-Jajaja. Pues cada sitio tiene sus retos. En Corea son más sociales, pero también se juzga más a los demás, hay más apariencia; es muy importante la apariencia, más que en Japón, donde también es muy importante la imagen, lo que pasa es que en Corea son más de apariencia con el maquillaje, la ropa, etc.

[Laura sigue apartando bichitos y rascándose dando a entender que no está cómoda y cambiamos la terraza por el interior de un bar de Santa María del Mar]

-Vayamos para dentro mejor, venga.

-Mejor, sí. Jejeje. Además hace calor hoy, eh.

-Sí que hace, sí.

-Pues en Japón me rompí el pie.

-Ohhh. ¿Qué estaba haciendo si se puede saber, claro?

-Fue corriendo en la calle por culpa de los zapatos, unas chanclas. Fue una pena porque estaba en un equipo de baloncesto y también salía a jugar con mi novio de entonces. Pero lo que más he practicado desde pequeña era la natación; era la capitana de mi colegio en Arizona. Me gusta mucho nadar en competición.

-¿Y cómo lo pasó con el pie mal?

-Pues aquello fue un reto para mí porque la gente normalmente no es muy cariñosa u hospitalaria; guardan mucho las distancias. Me pasó en Japón me pasó, pero en Corea hubiera sido igual.

-Yo creo que eso de ayudar al prójimo no está muy en boga ni allí ni aquí ni en ningún lado.

-Posiblemente, pero el caso es que en Japón me sentí aislada porque la gente no quería ayudarme y cuando tuve mi lesión me hacían sentir mal porque cuando pedía alguna pequeña ayuda era como si les molestara tener que llevarme al hospital o traerme algo del trabajo a casa. La verdad que en Asia tuve que trabajar bastante porque la vida es muy intensa; en Corea me juzgaban mucho porque no podía hablar el idioma de ellos y como mi apariencia lo parecía como que les molestaba. Lo mismo me pasó en Japón, que también se pensaban que era japonesa. Y hasta China. De todo menos americana, que es lo que soy.

-Vamos, que acabó hasta el co. de Japón y Corea, ¿no?

-Jajajajajajajaja Disfruté, pero también sufrí por eso de que me estuvieran juzgando; sobre todo en Corea.

-¿Hasta cuándo estuvo en Corea?

-Hasta el 18; allí los colegios empiezan en primavera y terminan en septiembre, que es cuando fui a España.

-¡Llegamos! ¿Cómo fue esa transición?

-De Corea voy a Arizona, donde solo estoy diez días antes de ir a España. Fue tan rápido todo porque yo elegí trabajar en la academia para venir a España y salí de Corea en septiembre.

-¿Vino a España porque salió la plaza o tuvo más opciones de países?

-Yo quería venir a España; no quería más Asia. Acabé cansada de dar una apariencia asiática pero no lo soy. La gente me decía 'pero ¿por qué no puedes hablar nuestro idioma? o ¿es que tus padres no te lo han enseñado? Ufff, acabé harta de que también me dijeran. 'Oh, qué pena para ti. Qué triste'. La profesora de coreano también: [y pone una voz repipi] 'Es que tú deberías aprender coreano porque eres coreana'. Eso ya me remató en Corea.

-¡Basta de Corea! ¡Uda! Bueno, ¿cómo empieza en España?

-Empecé en Calahorra, un pueblo de La Rioja, muy pequeño. Imagina cambiar Busan, con millones de habitantes a un pueblecito de Logroño... Lloré en mi segundo día.

-Jajajajajajaja Perdona, perdona.

-Jajajajaja Nada, nada, no pasa nada.

-¿Tenía ya bien controlado el castellano?

-No, no lo tenía muy bien controlado.

-Pues cuénteme eso de la llantina en su segundo día en Calahorra.

-Fue en un bar, donde todo el mundo estaba mirándome así todo el rato [y centra muy fijamente su atención en mi rostro para escenificar el momento].

-Jajajaja A ver, si me pasó a mi en un pueblín de Galicia no quiero imaginar lo que le sucedería en Calahorra.

-Caras muy serias; no sé por qué pero la gente en Calahorra es un poco rara. Es verdad que el carácter de cada pueblo es diferente.

-Gente mayor, entiendo.

-Sí, pero también algunos trabajadores. He vivido en muchos sitios y viajado por más de veinte países, sola y con amigos, y puedo notar, cómo se dice, vribra.. vibraciones en cada sitio y en Calahorra ...

-Peor que en Asia.

-Jajaja No, no es eso. Es muy diferente, pero me sentí muchas veces observada, eso es verdad, demasiadas. Jaja. Te decía eso, lo de que en mi segundo día en Calahorra lloré en un bar porque no pude decir que quería el postre después de una cosa que pedí primero. Yo pensé que estaba diciéndolo correctamente y la chica: [y pone cara seria, inquisitiva] '¿Qué! ¿Qué quieres!', en un tono muy serio, muy frío. Y a eso súmale la gente mirándome muy seria. Así todo el día... Estaba agotada.

-Entiendo. Y por curiosidad, ¿qué se pidió o le llegó después del postre?

-Jajajajajajajajajajajajajajajajajajaja ¡Alcohol, mucho alcohol! Jajaja. No, no, es broma. Yo pedí primero un postre, sí, pero antes de que me llegase le pedí un plato salado y no me entendió. Quise cambiarlo y me estaba intentando explicar a la camarera y esta: '¡Qué? ¡Qué quieres!' sin muchas ganas de colaborar. Acabé llorando en la mesa. Yo creo que luego ella se sintió un poco mal porque después comenzó a tratarme mejor. Hasta una chica de Sudamérica que andaba por ahí me dijo: 'No pasa nada, puedo entenderte porque conmigo pasó algo parecido'. Ya sabes, hay sitios donde los extranjeros, a veces, no estamos muy bien mirado. No sé.

-Le entiendo perfectamente. Y más en la España profunda. Pero no solo pasa en España, pasa en todos los países donde la globalización no ha llegado tan de lleno como en las ciudades.

-Sí, sí, claro. Pero después de eso cambié a Logroño.

-Jajajaja ¡Hombre, mítica calle Laurel!

-¡Calle Laurel, sí! Buenos pinchos y buenos vinos. Y barato.

-Y en Logroño está...

-Otro año; en este programa hay un límite de dos años en cada región. Por eso, después de estos dos años tuve que cambiar al País Vasco, a Vitoria. Lo que pasa es que durante la pandemia estaba atrapada entre Logroño, atrapada en un piso que compartía con una chica marroquí muy loca, y Vitoria. Jajaja.

-Jajajaja. Y en Vitoria qué tal, además de que se come muy bien.

-Sííííí. Echo mucho de menos la comida de allá, la del País Vasco entero.

-Normal.

-También echo de menos las colinas de vacas y de ovejas.

-Aquella zona es preciosa, sí. ¿Cuál es la ciudad que más le gusta de España?

-Ahhhhh, es una pregunta peligrosa, eh. Jajajaja

-Nada que preocuparse, no soy nada chovinista. Es más, las que más me gustan a mí son San Sebastián y Toledo, en ese orden. Mójese.

-Me gustan San Sebastián, Cádiz y Valencia, esta última porque la comida es muy importante para mí. El arroz caldoso de allí me gusta mucho. Y sí, San Sebastián me encanta. Siempre que puedo la visito; es chico pero muy bonito, muy tranquilo, la comida está muy buena y la gente me trata bien. Y de Cádiz, pues que te voy a decir a ti.

-Bien jugao, bien. Es cierto que en el norte la gente suele ser muy educada, sí.

-Es verdad, es que ha habido algunos sitios donde la gente no me ha tratado muy bien, depende del sitio. Me pasó, por ejemplo, en el covid, en La Rioja.

-¿Y eso?

-La gente me culpaba y hasta me gritaban algunos: '¡Es tu culpa!' [recuerda mientras imita el bramido del energúmeno de turno].

-¡Qué me está contando?

-Sí, sí. Y también me hacían 'ehnjen' [y hace como la que estornuda] al lado mía. Eso me pasó en La Rioja y también un poco en Vitoria cuando alguna gente pasaba al lado de mí. Piensan que soy de China, pero aunque lo fuera ¡no es mi culpa! ¡Yo no empecé la pandemia! Pero la gente es así.

-Jajaja Hombre, y tanto. A ver, que imbéciles los tenemos en todos lados.

-Ya, ya, supongo que sí. Pero no lo pasé nada bien ese tiempo.

-Lógico. Al margen de esos amargados, ¿qué tal en el País Vasco?

-En Vitoria enseñé en la ESO; quise cambiar a la Escuela Oficial de Idiomas porque en Logroño empecé un poco. En La Rioja trabajé principalmente en colegios de educación primaria dos años; he trabajado en un montón de colegios.

-Ya veo, ya veo. Uno ya ha perdido la cuenta. Vayamos a eso de la Escuela Oficial de Idiomas.

-En el País Vasco tuve que cambiar de Vitoria a Durango (Vizcaya) porque era donde estaba la Escuela Oficial de Idiomas. Intenté vivir en Bilbao y tuve que cambiar hasta cuatro veces de piso porque tuve mala suerte viviendo allí hasta que por fin pude vivir en Durango compartiendo piso con una estudiante. Así que viví en Calahorra, Vitoria, Logroño, Bilbao, Durango y un tiempo en Pamplona porque era donde trabajaba el que era mi novio. Resumiendo, estuve dos años en La Rioja y dos años en el País Vasco. Al principio, quería vivir en Bilbao porque era más grande, tenía más actividades y estaba más cerca de todo, pero no tuve suerte con los pisos y de me fui a Durango porque me ofreció un estudiante compartir casa.

-Vamos acercándonos a Cádiz. ¿Cómo es que llega aquí?

-Conocí a un chico español en Logroño y estuvimos juntos también en la etapa del País Vasco y cuando acabé de dar clases lo seguí a Málaga. Por eso vine al sur.

-¿De dónde era él?

-De Logroño, pero le salió un trabajo de informático en Málaga. Al final lo dejamos; rompí yo porque no era buen chico.

-Jajajajaja Ahí, ahí, que conste en acta.

-Jajajajaja

-¿Y qué hace ese tiempo en Málaga?

-Trabajaba dando clases privadas de inglés por internet mientras aplicaba en el programa del gobierno de España, lo que pasa es que al haber estado ya cuatro años, dos en La Rioja (Calahora, Arnedo y Logroño) y otros dos en el País Vasco (Vitoria, Bilbao, Durango y Pamplona), tenía menos prioridad para el próximo curso a la hora de elegir sitio. El programa tiene un límite de cinco años y me quedaba uno, pero tuve que esperar un poco estando en Málaga hasta que saliera una plaza cercana. Yo puse como primera opción Andalucía porque quería pasar mi último año en el programa en el sur después de los cuatro que me pasé en el norte.

-¿Ya conocía el sur de España antes?

-Sí, en mi primer año fui a Málaga, Granada, Sevilla...

-¿Cuándo se muda con su ex a Málaga?

-En junio de 2022 y rompimos en agosto jajajaja.

-Vamos, que fue un pasaporte para Málaga, ¿no?

-Jajajajaja. No, no no. Estuvimos juntos dos años y medio, eh. Jajaja. Además, ¡yo apliqué para seguir el programa en Andalucía!

-Jajaja Ok, ok. Bueno, ¿y qué hace con su vida a partir de ese agosto de 2022?

-Sigo en Málaga hasta que al final del 2022 salen de nuevo plazas; yo elegí Cádiz como primera opción entre Jaén, Almería, Huelva y un pueblo muy pequeño de Sevilla. Málaga estaba agotado. Además, quería empezar de nuevo, partir de cero en algún sitio nuevo.

-¿Conocía Cádiz anteriormente?

-Nunca había viajado, no. Y en enero del 23 llegó a Cádiz, justo para Carnaval jaja. Cogí un colegio en San Fernando, el Sancti Petri, donde estuve algo así como medio año.

Una de las primeras cosas que hizo Laura al llegar a Cádiz fue comprar entradas para el concurso del Falla. a. v.

-¿Y dónde eligió vivir?

-Yo siempre he vivido en Cádiz desde que llegué a trabajar. Yo había escuchado que el Carnaval era muy divertido, muy guay; el concurso en el teatro dura un mes y pensé que todo me sería más fácil si viviera en el centro. Me dijeron que había una página web para coger entradas y lo primero que hice fue intentar comprar. La primera vez que intenté estaban todas estaban agotadas en segundos, pero después conseguí para unos días y otros no.

-Antes de adentrarnos en el Carnaval. ¿Qué es lo que más le gusta hacer en Cádiz?

-Me gusta ir a la playa para nadar y para andar. También ver la puesta de sol. Y cómo no, también me gusta conocer restaurantes, tanto en Cádiz como en la provincia. Aquí tengo que decir que quiero que haya más opciones de comida asiática de las que hay porque no hay muchas opciones buenas en Cádiz, así que prefiero ir a otras ciudades de fuera y conocer más.

-¿Por ejemplo?

-Por ejemplo, me gusta un sitio italiano que hay en Rota porque tiene mucho sabor y es muy auténtico; hacen la pasta muy buena. También en Rota hay un sitio americano donde hacen las hamburguesas muy bien y en Cádiz no hay muchas. Me gusta la comida española, pero estoy acostumbrada a comer comida internacional de muchos países como hacemos en Estados Unidos; lunes, italiano; martes, tailandés; miércoles, japonés... Por eso, quiero más opciones de las que hay en Cádiz.

-¿Pero qué le pasa a la comida de aquí, Laura?

-Jajaja. Nada, nada, también me gusta mucho, solo que estoy acostumbrada a comer muchas tipo de comida de diferentes países. De aquí me gustan también muchos bares y restaurantes; una buena ternera, las croquetas, el jamón de bellota y el puchero me gusta mucho, lo que pasa que es para estar en casa.

-¿Tiene muchas amistades en Cádiz?

-Tengo muchos amigos, lo que pasa es que la mayoría vive en otras partes de España como La Rioja, País Vasco, Málaga... Y claro, me gustaría hacer más en Cádiz. Mis amigas americanas me visitaron hace en abril del año pasado y nadamos y caminamos por La Caleta. A ellas, como a mí, nos gustó mucho hacer actividades durante el día y después irnos a tomar algo a los restaurantes y terrazas. Nos gusta mucho la gastronomía y conocer sitios nuevos.

-De todos los sitios de España donde ha vivido, ¿cuál ha sido en el que mejor ha disfrutado de la comida?

-País Vasco, sobre todo los pinchos en el casco viejo de San Sebastián. También comí muy bien en La Rioja y recuerdos unas empanadillas muy buenas que me tomé en Bilbao porque eran chinas caseras. También me gustó mucho en Bilbao un restaurante mexicano que era muy auténtico, con salsas y sabores mejores para mí porque en Cádiz, aunque hay sitios mexicanos, no es igual. Pero me quedo con la comida del País Vasco, y no solo con la propia de la tierra sino con otras internacionales; en Bilbao hay una pizzería buenísima recuerdo. En realidad, en el País Vasco hay más opciones internacionales que aquí en Cádiz. Igual que en Pamplona, donde hay muchos sitios asiáticos muy buenos.

-Aquí somos de fritos, en el norte de asados y por todos lados de guisos. Volviendo a Cádiz, ¿había escuchado antes de venir Carnaval de Cádiz?

-No, no sabía.

-¿Cómo fue su primer día en Cádiz? ¿Qué recuerdo tiene? ¿Cómo llegó?

-Un amigo mío de Málaga me trajo en coche. De hecho, era el amigo con el que salgo en mi primera entrevista en Onda Cádiz con Pepe el caja en el teatro. Mi amigo José era el que estaba al lado mía. Y él me hizo el favor de conducirme a Cádiz en su coche. Recuerdo que en mi primer día en Cádiz estaba llorando.

-¿Otra vez, Laura? A ver, ¿qué le pasó ahora?

-Es que no conocía a nadie y estaba sola porque mi amigo, que bastante hizo en traerme, me dejó justo al llegar porque tenía que volver a Málaga. Y claro, yo sola, otra vez, empezando de cero. Yo lloré mucho ese primer día en Cádiz. 'Muaaaaa, muaaaaaaaaaaaaaaaaa. ¡Estoy sola!' [bromea haciendo la que llora]. Estaba triste porque acababa de terminar una relación muy dura y estaba sola. Tocaba empezar otra vez de cero; así fue la combinación.

-¿Vino con algo reservado o ese mismo día se buscó la vida para dormir?

-Dormí en un 'hostel'; no tenía aún piso para dormir ni nada. La maleta y nada más era lo que tenía Jajajaja. Nada más que me faltaba que me nevara jajaja. Al principio, estuve viviendo unos días con una profesora en San Fernando mientras buscaba piso en Cádiz. Los comienzos no fueron fáciles porque no tenía piso pero sí trabajo.

-No tenía tiempo para buscarlo.

-Sí tenia, pero al no conocer a nadie en Cádiz y al estar viviendo primero con la profesora en San Fernando pues también tenía que hacer por conocer a todos mis compañeros en el colegio. A lo largo de mi vida he tenido que cambiar muchas veces de casas; en Japón y en Corea estuve en muchos colegios y tuve que vivir también en muchos sitios jajaja. Eso sí, cuando encontré piso comencé ya a sentirme mejor poco a poco porque me gustaba mi colegio, la gente me trataba bien. Es que en Cádiz la gente tiene más alegría y hay muchas personas extrovertidas en comparación con la del norte.

-¿Se puede decir que Cádiz es el mejor sitio para cualquier persona que no atraviesa un buen momento?

-Sí. Es un buen sitio para sufrir. Jajajajaja. Pero, ya en serio, en Cádiz todos son amigos y me sentí muy bien muy rápido. También en el colegio me llevaba muy bien con los profesores y los alumnos también eran muy buenos; al verme me decían con una sonrisa: '¡Eyy, hola! ¡Buenos días, cómo estás?'. Todo eso ayuda a sentirse bien. Ese buen ambiente me ayudó a gastarle una broma a mis alumnos porque me presenté diciendo que era de Japón y empecé todas la clase hablando en japonés. Yo daba a todas las clases de la ESO. Y el primer día fui a cada clase sin hablar inglés ni castellano, solo japonés. [Y comienza a hablar en japonés muy rápido para rememorar la anécdota] Este chiste lo hice porque quiero cambiar los estereotipos. Mi pasión para compartir cultura extranjera con todas las personas del mundo me lleva a explicar a mis alumnos en España que no por tener rasgos asiáticos tengo que ser china, japonesa o de cualquier país similar a la vista. Por eso me hice pasar por japonesa en mis clases; bromeé con los alumnos enseñándoles japonés y de repente cambié al inglés y les hice la pregunta de dónde era yo. Tengo pasión por enseñar otras culturas a gente de otros países. España no tiene mucha cultura de inmigración como Estados Unidos, que es tierra de inmigrantes ya que los europeos no fueron los primeros en llegar porque ya estaban antes los nativos americanos.  Y eso hace pensar a mucha gente que yo no soy norteamericana porque mi cara responde al continente asiático. Quiero que la gente de España pueda entender que la gente de Estados Unidos puede ser de un montón de orígenes; no hay una cara para definir a los americanos porque pueden ser originariamente de África, Asía, Europa... Un buen ejemplo son las películas de Hollywood, donde se ven a más actores de ascendencia de otro país que de la propia América, pero todos son estadounidenses. No hay un cara, un rasgo, un color único para los americanos. Por eso, el sitio de nacimiento no es muy importante para nosotros. Si tenemos la nacionalidad, somos norteamericanos. Y aquí veo que es diferente porque muchas personas se creen que no soy de Estados Unidos porque no he nacido en Estados Unidos. Y eso no es así.

-Pues lleva toda la razón y entono mi particular mea culpa porque la verdad que cuesta llamarle de entrada norteamericana. Oído cocina para de aquí en adelante no prejuzgar.

-Sí, puede costar, lo entiendo. La gente dice que soy la coreana o la china, y eso no es así y es por ello por lo que intento concienciar a mis alumnos de lo dicho anteriormente. Pero los actores blancos de Hollywood muchos son de Europa pero no dices los italianos de California.

-Entendido. Retomemos su trayectoria como maestra. Entiendo que ya ha terminado su año en el colegio de San Fernando. ¿Qué hace ahora?

-Efectivamente, terminé mi contrato con el programa el gobierno y al haber un límite de cinco años ya no puedo participar más de él. Entonces, he vuelto a enseñar por internet y doy clases privadas particulares.

-Hablemos de Carnaval. ¿Qué le gusta más el teatro o la calle?

-Ohhh, es que me gustan los dos aunque sean diferentes.

-¿Le vi disfrazada de croqueta en la final? ¿Cómo le fue sin poder sentarse por culpa del disfraz?

-Jajaja. Es que en mi primer año cuando comencé a ir al Falla los profesores estaban sorprendidos por la facilidad que cogía entradas por internet. No iba a todas las sesiones, pero sí a muchas. También esperé cinco horas para coger entradas para cada día de semifinales en 2023. Eso hizo que saliera varias veces en la tele, en Onda Cádiz con Pepe, que es muy buen chico. Entonces, yo hice la croqueta en el Falla porque Miriam (Peralta) pensó que debía hacerla yo un día que Pepe no quería hacerla. Y de repente Pepe me preguntó si quería hacerla y la hice jaja. Antes de llegar a España nunca pensé que estaría rodando por el suelo de un teatro mientras salía en la tele jajaja. Es una cosa muy única jaja.

-¿Qué le han dicho sus amigos de América al ver las imágenes por Youtube?

-'¿Por qué estás en el suelo?' Jajajajaja. 'Ok, vale. Es algo de allá'. Jajaja. Yo les expliqué que era algo de aquí, del Carnaval, de la manera de vivirlo en el teatro. Es una 'joke', una broma, un chiste de aquí. Jajaja.

-Bueno, y qué le deparará el futuro. Y, ¿se seguirá escribiendo en Cádiz?

-Yo ahora mismo estoy buscando un trabajo; no sé lo que va a pasar y donde, pero claro que me gustaría que me saliese por aquí.

-¿Cuánto de tiempo se ha dado?

-Lo primero es que necesito un año y medio más para conseguir la residencia. Yo creía que venía para estar un momento, pero ahora sinceramente no lo sé qué ocurrirá y si será aquí o en otro sitio. De momento estoy aquí y buscando un trabajo físico aquí, en Cádiz. Si no puedo encontrarlo, pues quizás vaya a buscarlo a Sevilla o donde haya.

-¿Como profesora?

-Sí, pero no necesariamente. Me gusta mucho las cosas de 'journalist', periodismo. De hecho, le hice una entrevista a Antonio Martínez Ares para mi canal de Youtube (Peppydaph). Me gusta las cosas de periodismo, o la tele o maneras a compartir información sobre culturas con gente en redes sociales o YouTube.

-Pues que la suerte le acompañe y que le vaya muy bien. En Cádiz o en cualquier parte del mundo.

-Sí, muchas gracias, La verdad es que gustaría quedarme en Cádiz dependiendo de lo que pueda salirme.

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