CONGRESO DE LA LENGUA
«La literatura es una lucha contra el caos»
La periodista mexicana Lydia Cacho impartió la conferencia inaugural de las jornadas sobre periodismo español en la sede de la APC por la celebración del IX Congreso Internacional de la Lengua Española en Cádiz
«El periodismo es entender lo que mira, lo que siente la persona a la que quieres entrevistar y a partir de esa realidad construir un mapa para explicárselo a quien te lee, y explicarlo de tal manera que no pueda despegar sus ojos», Lydia Cacho.
La Asociación de la Prensa de Cádiz iniciaba este jueves sus jornadas sobre periodismo español por la celebración del IX Congreso Internacional de la Lengua Española que se celebrará en la capital gaditana en los próximos días.
Cacho, periodista, escritora, conferenciante y activista de los derechos humanos, y natural de México, fue la encargada de conducir la conferencia inaugural en la que se habló de periodismo, literatura, las redes sociales y de la evolución de la profesión en las últimas décadas, contando vivencias personales, como aquella vez que quiso entrar en Senegal, pero los agentes de la aduana creían que su pasaporte era falso porque no conocían la existencia de México, y tuvo que decir que era amiga de Hugo Sánchez, al que conocían los aduaneros, para que le permitieran el paso.
Comenzaba la latinoamericana haciendo una reflexión sobre el «caos cultural, político, ideológico y dogmático» al que «nos estamos enfrentando» con la literatura, que es «una lucha contra el caos».
«Lo que nos corresponde», a los periodistas, es «entender cómo usamos el lenguaje, y cómo nos aproximamos a las cosas. Me interesa cómo vivimos el proceso de aprendizaje para contar las cosas».
Amiga de Eduardo Galeano, su amistad con el escritor uruguayo y leer sus obras le ayudó a descubrir que «el periodismo como herramienta solo se vincula intelectualmente a la sociedad cuando es honesto, cuando dice la verdad de las verdades y cuando se coloca en el lugar correcto de la historia».
Para ser periodista, hay que leer. «Quien no lee diez veces más de lo que escribe, no puede ser periodista, tienes que descubrir las fórmulas lingüísticas que te ayuden a descubrir historias». «Creo que si no hubiera leído novelas de acción y sísense y toda la literatura latinoamericana cuando era adolescente, no me atrevería a haber viajado sola por 143 países», y desvelaba que «me tuvo que disfrazar de monja para infiltrarme en mafias mexicanas, tuve que aprender a bailar pole dance para infiltrarme en la trata de personas en Camboya».
«Cuando escribimos, la lengua, el lenguaje, el idioma y la manera en la que se quiere comunicar, las preguntas que hacemos… todo ello atraviesa las emociones».
En palabras de Lydia Cacho «no pueden perder significado la forma en la que usamos el lenguaje, no puede perder fuerza la naturalidad y naturaleza con la que escribimos».
A pesar de la opinión generalizada sobre el daño que puede hacer las redes sociales al periodismo actual, para la mexicana se trata de una herramienta que «deben convertirse en los mejores aliados del periodismo».
Durante la hora que duró su ponencia, narró diferentes anécdotas de viajes al extranjero y cómo investigó la trata de mujeres en México, la pornografía infantil, anécdotas que sorprendían a los oyentes de la sala. Le preguntaban por su valentía: «Yo creo que hay dos formas de enfrentarse a la vida, una es someterse al sistema y la otra es enfrentarse al sistema y ser felices, para eso necesitas valentía, conocimiento, aprendizaje, un poco de locura, creo que todos tenemos un poco de locura», respondía.
La pregunta del millón, ¿cuál es el futuro del periodismo? «Es importantísimo que los jóvenes estudien periodismo, lo que viene en el mundo, lo que estamos viviendo, necesita ser mirada desde el periodismo», afirmaba, y agregaba que «les toca ahora a vuestra generación», y a pesar de que «tengo colegas que piensan que no», el periodismo «no está muerto, está en una crisis identitaria«, pero con la convicción de que «eso se va a subsanar, el capitalismo siempre salva lo que necesita. Es indispensable que cuenten historias que se tengan que contar para que los periodistas cuenten lo que quieran contar».
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